Mexicanos, volad presurosos del pendón de la Virgen en pos y en la lucha saldréis victoriosos defendiendo la patria y a Dios. De la santa mañana en la cumbre pareció como un astro María ahuyentando con plácida lumbre las tinieblas de la idolatría. Oh montaña feliz en invierno, cual vergel te cubriste de rosas, en sus cumbres sus plantas hermosas del eterno la madre al poner. Es patrona del indio, su manto, al Anáhuac protege y le da gloria, elevad, mexicanos, el canto de alabanza y eterna victoria. Ella viene a nosotros ciñendo, la corona que esparce su canto, las estrellas adornan su manto, la circunda de rayos de sol. A sus pies el amante querube, placentero despliega sus alas y ostentando las flores sus galas le consagran su mágico color. ¿Qué nos puede arredrar, oh María? ¿Qué podemos temer si nos amas y en tu suelo querido derramas a toda hora raudales de amor? Oh morena milagrosa que apareciste en un pueblo católico con siglos de militancia, en un México inmerso en el catolicismo. Viva la Guadalupana en un 12 de diciembre, mes del Adviento, de Dios su nacimiento. Leopoldo Durán Ramírez Tijuana, B. C.