El fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, se despidió de sus 25 años como militante para no correr riesgo de compartir la responsabilidad en el camino político del Sol Azteca, hacia la “miopía, oportunismo o autocomplacencia”. A sus 83 años, Cárdenas dijo adiós al partido que encabezó y representó en tres elecciones presidenciales. Pero eso no significa que salga de la vida política. Israel de la Cruz, asesor y amigo del político, declara a ZETA que después de su salida, “el ingeniero va a crear un movimiento social”. Según De la Cruz, quien lo ha acompañado en sus últimos años, el nuevo movimiento nacional de Cárdenas “apoyará a los mejores candidatos de los partidos de izquierda… incluso candidatos del PRD”. El sábado 22 de noviembre, Cárdenas encabezó una reunión en la Ciudad de México con 150 militantes afines a él. Entre ellos Israel de la Cruz, quien asegura, ese mismo día tomó la decisión de renunciar y se dio a conocer otro documento para dar base al nuevo movimiento. Puntualiza De la Cruz: “No un partido, sería un movimiento nacional por el rescate de los recursos naturales del país y por una mayor democratización, eso es esencia del movimiento, pero lo fundamental políticamente del movimiento es apoyar todos los candidatos afines a esta plataforma, que pueden ser los partidos de izquierda: MORENA, PT, Movimiento Ciudadano y el propio PRD. “Esto ya era una decisión tomada por el ingeniero desde hace tiempo, la salida se tomó prácticamente el sábado”, remata. La salida de Cárdenas podría contarse en cinco días. El 17 de noviembre de 2014, el ingeniero había hecho circular una carta donde solicitaba la renuncia del dirigente nacional del partido, Carlos Navarrete, pues -escribió- el partido sufría la falta de credibilidad. Navarrete respondió con la invitación a una reunión para aclarar y llegar a acuerdos. El hoy ex perredista aceptó el encuentro con la condición que fuera público. Y así ocurrió. El 22 del mismo mes, Cárdenas ya se había reunido con sus simpatizantes y había dado prácticamente las bases de una nueva corriente. De aquella cita, un nuevo documento expresó: “Más de tres décadas de neoliberalismo han llevado a que México se vea y se caracterice, ante el mundo y en lo interno, por la impunidad, la corrupción y la inequidad, por su creciente dependencia del exterior y el agotamiento y erosión de su aparato institucional. Todos somos responsables, unos más, unos menos, y otros mucho más por la situación presente”. Cuauhtémoc Cárdenas ya daba señas de su salida y al descrédito de su partido: “Frente a las condiciones del país y a las tareas por delante, se tiene que considerar con toda objetividad cómo es hoy la vida del país. La vida institucional, pública y privada, política, social y económica, se encuentra gravemente erosionada. “Los responsables de las decisiones de trascendencia mayor en lo público y lo privado -continúa el documento- carecen de credibilidad y, por tanto, se anula su capacidad de iniciativa y convocatoria; partidos políticos y organismos privados cupulares tienen muy escasa o nula credibilidad”. Luego la propuesta: “No se trata de reproducir la corriente democrática, pero sí contribuir a una movilización social, plural”. Por ello, en el encuentro del ingeniero Cárdenas con Navarrete, la especulación de su salida. En el acto, no mucho. Se dijeron pocos y no hubo un acuerdo final. Eso sí, mientras Navarrete halagaba esa entrevista frente a Cárdenas, otro de “Los Chuchos”, Jesús Zambrano, publicaba un artículo donde prácticamente corría al fundador. En su artículo, el “Chucho” Zambrano calificó la visión de Cárdenas como “chata” y “limitada”, y a su vez, descalificando la propuesta de que Navarrete renunciara: “Son propuestas que solo atizan las campañas de odio en la izquierda, y apuntan y ayudan al mantenimiento del status quo en beneficio de los enemigos del verdadero desarrollo del país”. Horas después, Cárdenas calificaría: “El encuentro con Carlos Navarrete confirmó las profundas diferencias en nuestras visiones de cómo enfrentar los problemas internos del partido”. Luego el irrevocable anuncio: “Ante la disyuntiva de correr el riesgo de compartir responsabilidades de decisiones tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia en las que no haya tenido cabida la crítica, he preferido correr el riesgo de recibir críticas, válidas o no, según se les quiera ver, y optar por decidir de acuerdo a los principios que he sostenido y me han servido de guía en mi comportamiento público y privado”. Luego de la salida, surgieron algunas manifestaciones de apoyo y amenazaron, incluso, con seguir su paso. El senador perredista Alejandro Encinas comentó que “un grupo de compañeros” determinará si renuncian junto con él. Sin especular en desbandadas masivas, el PRD se queda sin otro de los pilares que edificaron y fundaron la esencia del partido, la misma que, Cárdenas alega, hoy ya no existe.