A través del bordo que separa a México de Estados Unidos, Héctor Manuel Barrios, Ramón Acedo, Manuel Castaño y Gerardo García fueron honrados con los honores militares que Estados Unidos les negó como veteranos de las guerras de Vietnam, Kosovo y el Golfo Pérsico, al ser deportados de Estados Unidos a Tijuana. En el Parque Binacional de la Amistad en Playas de Tijuana, el mediodía del 9 de noviembre de 2014, la Guardia de Honor de la 82 División de Paracaidismo de San Diego –conformada por veteranos de origen mexicano– realizó la ceremonia correspondiente del lado estadounidense. Al no encontrarse del lado mexicano ningún familiar de los fallecidos para recibir la bandera, de manera simbólica fue entregada al director del Albergue para Veteranos Deportados, Héctor Barajas, varado en Tijuana desde su expulsión de la unión americana en 2004. El momento de la entrega de la bandera fue propicio para exigir un alto a las deportaciones y a la separación de familias, tratándose de veteranos militares o no, haciéndose acompañar Barajas de miembros de otras agrupaciones como Ángeles de la Frontera y Dreamer’s Moms. Gary Douglas, veterano nacido en Estados Unidos que se ha solidarizado con los cerca de 30 deportados en Tijuana, tras enterarse de su situación apenas en agosto, señaló la situación precaria en la que viven. Algunos de ellos requieren atención médica y psicológica fuera de sus posibilidades económicas como deportados. Agregó que en el mundo, hay más de 30 mil veteranos estadounidenses en esta situación. “Se siente como una traición a nosotros, somos iguales a los que están allá, vestimos el mismo uniforme y las balas no distinguen si eres mexicano o americano”, declaró Barajas. Explicó que la mayoría de los veteranos de origen extranjero deportados lo son después de la comisión de algún delito, muchos de éstos relacionados con el estrés postraumático del combate armado, optando por expulsarlos y no por brindarles la atención a la que tienen derecho. “Creo que vamos a regresar, que van a cambiar las leyes, pero tenemos que pelear por ello”, señaló entusiasta Barajas, quien se dijo ya elegible para retornar con su familia. Mediante el albergue que administra, el veterano de origen mexicano ofrece a otros ex militares hospedaje y tres comidas al día durante dos meses, además de apoyo en la búsqueda de trabajo. “Hay trabajo, pero pagan una miseria”, consideró. Al igual que el resto de los mexicanos deportados de Estados Unidos, una de las principales problemáticas para encontrar empleo es la tramitación de documentos de identificación. Al término del homenaje luctuoso tardío, siendo que el más reciente de los veteranos a quienes se les rindió honores falleció en junio de 2014, se celebró una misa bilingüe, que se realiza cada domingo en este espacio binacional en que de manera consuetudinaria familias separadas conviven a través de las rejas del bordo.
Veteranos deportados exigen justicia
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