Una república laica pierde su dignidad

El ser humano nace con una doble misión que cumplir. 1.- Realizarse como persona física respetando las leyes que rigen los destinos de gobernantes y gobernados bajo un régimen republicano, laico, pero democrático; capaz de respetar el libre albedrío y la dignidad de las personas heredada por su Creador. 2.- Realizarse en lo espiritual, como seglar comprometido con su iglesia y actuar de acuerdo a leyes emanadas del decálogo sin violentar las leyes de los hombres, mezclando la acción política con la acción espiritual. Con esta forma de trabajo se puede separar al Estado de la Iglesia, representando ambos los rieles  de la vía del tren, por donde pueda llegar el tren pueblo a la meta deseada. Hace falta una autoridad neutra, que vigile la acción social y política, con poder para mediar regulando la procuración de justicia, controlando la aplicación de los castigos, evitando los excesos entre autoridades y pueblo en general: en el caso del crimen organizado, para evitar enfrentamientos entre grupos armados contra las autoridades, es necesaria la policía técnica para saber de qué lado está la policía uniformada y los funcionarios postulados por partidos políticos y los dirigentes de los partidos políticos. De acuerdo a lo antes dicho, es necesario que renovemos gran parte del Congreso de la Unión, seleccionando para tal fin a hombres y mujeres dignos, capaces de limpiar el buen nombre de ese recinto hoy manchado. Es tiempo de buscar a una persona digna de representar esa autoridad neutra ya mencionada, para que en verdad defienda los derechos de los débiles y fuertes: lástima que no podamos participar; los que pueden sugerir de cerca, háganlo , por el bien de todos.   Vicente Martínez Méndez Tijuana, B. C.