En el PRI nacional anunciaron un acto de reconocimiento a la trayectoria de algunos miembros. Franciscana Krauss, la líder en Tijuana, se aferró a llevar a Juana Pérez Floriano. No se la aceptaron. En el Comité Ejecutivo Nacional tricolor le dijeron: los nuevos estatutos establecen que si un priista trabaja para un gobierno de otro partido, pierde sus derechos. No puede ser dirigente, ni consejero, y obvio, ni reconocido. Pero las dos se aferraron y fueron hasta el DF. Allá le hicieron el feo a la secretaria del Trabajo del gobierno del PAN, pero se coló en el acto.