“Ésta es la cola de las tortillas”, carcajeó un panista con sentido del humor al ver la línea de personas que se alargaba varios metros el sábado 25 de octubre en el salón Mezzanine en Tijuana. Ni de tortillas, ni de una obra de teatro ni nada: se trataba de un desayuno con el gobernador Francisco Vega de Lamadrid, organizado por el Partido Acción Nacional. Para ingresar -entonces- habría que esperar, como cualquier mortal. En la fila, y hasta atrás (en el sentido literal), el diputado local Cuauhtémoc Cardona Benavides se formó al igual que cientos de panistas. En cambio, los tocados por el gobernador, como Loreto Quintero, oficial mayor del Gobierno del Estado, llegó rodeada de escoltas y directo a la entrada. Cuál fila, la señora entró sin cortapisas. Lo mismo Carlitos Torres, titular del Seguro Popular, que entre chiste y broma, se fue directo hasta enfrente. La misma escena la repitieron otros funcionarios, y el diputado federal Juan Manuel Gastélum dejó la espera para los no privilegiados. “Huele a Patas”, le gritaron al meterse, al ex alcalde suplente y hombre cercano del gobernador. La cita fue a las ocho de la mañana en el célebre salón social donde una noche de marzo de 2009 se detuvo a uno de los criminales más peligrosos en el estado, Ángel Jácome Gamboa “El Kaibil”, quien capitaneaba un ala del Cártel de Sinaloa en los tiempos más violentos de Tijuana. Pero la capacidad del salón también atrae a los políticos. En 2010, Carlos Torres hizo ahí uno de sus actos más importantes de campaña a la presidencia municipal, ahí mismo pisaría Josefina Vázquez Mota, candidata presidencial del PAN en 2012. Un año después, ya en campaña para la gubernatura, Francisco Vega de Lamadrid. Hasta Gustavo Madero haría presencia en su campaña de la reelección del Comité Ejecutivo Nacional del partido. Pero el sábado 25 de octubre el PAN invitaría, según sus cifras, a 2 mil militantes y simpatizantes al desayuno con Kiko Vega. Aunque hubo asistentes que no fueron -digamos- invitados. Un grupo de maestros se atrincheraron a la entrada de la fiesta para exigir al gobernador, respetar sus años de antigüedad y les dé sus pensiones y jubilaciones. Los maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) desplegaron una lona difícil de ignorar por sus dimensiones, entre otros puntos se leía: “Tenemos un años sin jubilaciones”, “¿Dónde están nuestras cotizaciones a ISSSTECALI?”, “¿Será la caja chica del gobierno?”. Pero la manifestación no incomodó a nadie, el diputado Mario Osuna, el diputado Juan Manuel Gastélum y la secretaria general del PAN, Mirna González, posaron al lado de los maestros inconformes para los lentes de cámaras amigas. Entre los convidados, muchos funcionarios, escoltas y asistentes de gobierno. Llegaron en vehículos oficiales con insignias de diferentes dependencias de gobierno, en las cuales transportaron personas y se quedaron en el lugar. Quien quiso ir, tuvo que deshacerse de 150 pesos. Es el costo para desayunar bajo el mismo techo que el gobernador. Algunos diputados y obvios aspirantes a algunas candidaturas para los comicios de 2015, pagaron mesas completas para llevar porra. Dentro, como todo un acto proselitista, banderas del PAN que habían sobrado de la campaña de gobernador se repartían en serio; música y maestro de ceremonia. Antes una pequeña atención a la prensa por parte del gobernador: “El partido me da la oportunidad de platicar con la militancia y con muchos simpatizantes de Acción Nacional”. Pero por si alguien lo dudaba, Vega desmarcó: “No, yo no ando en campaña”. Antes de presumir algunas obras que intenta hacer, como un “modesto” aeropuerto en Ensenada, Kiko Vega defendió el desempeño de gabinete, asegurando: “Hasta ahorita no hay ajustes”. Ya en el acto, Raúl Felipe Luévano, dirigente municipal del partido, inició: “Venimos a cargar pilas, venimos a comprometernos nuevamente a un año de ejercicio de gobierno, un gobierno que cumple sus compromisos de campaña”. Luego, sacó el peine: “Próximamente, tendremos una campaña electoral, en la que debemos estar unidos para rescatar las ocho diputaciones del estado para poderle regresar todo el apoyo a Baja California, para que nuestro gobernador tenga apoyo desde la Ciudad de México”. Para rematar, Luévano sacó de la manga una colosal comparación entre el gobierno de Vega y un ejército analizado por Sun Tzu en el libro “El Arte de la Guerra”: “Un general ocupa dos ejércitos, un ejército que lo acompañe y que vienen siendo funcionarios emanados de Acción Nacional… el otro ejército se va colocado en los flancos, y ése es el ejército azul, ¡que lo vamos a acompañar defendiendo nuestro gobierno! “Por eso estamos aquí, mi General Kiko Vega”, remató el dirigente del PAN. Luego José Luis Ovando, presidente estatal, se derritió en halagos para el gobierno de Kiko, despotricó contra el régimen del PRI instaurado en Los Pinos y criticó la crisis de violencia y desastre económico. El desayuno estaba listo: chicharrón y machaca, vasitos con jugo de naranja y montañas de tortillas. Vega de Lamadrid tomó el micrófono y lo recibió un largo y fino fiufiú. Saludó y agradeció. Explicó que su gobierno es uno cercano a la gente. Y ante los panistas hizo lo que no frente a los bajacalifornianos. Dio un mini informe de su año como gobernador. Resaltó “un gobierno con rostro humano”, aclarando, “con rostro humano no hablo del rostro de Kiko Vega (menos mal)… hablo de todos, para mí eso es…”. Y el masivo desayunador reventó en aplausos. En pantallas a los lados del escenario, imágenes de los noventa de un Kiko igual de bigotón, pero evidentemente más joven, dando discurso en campaña, repitiendo la frase que usó en 2013: “A pesar de los pesares”. Vega enumeró logros y retos de su administración. Pudo decir que los ciudadanos quieren “un gobierno eficiente honesto, responsable, austero y con gran sentido social”. Agarró aire y soltó: “Amigos y amigas, eso es lo que les estamos dando”. Ante la euforia que aún levanta entre las señoras del PAN, Francisco Vega de Lamadrid ahí se quedó. El General Kiko dio abrazos, complaciendo con fotos y dejándose querer entre platos vacíos y un mundo de seguidoras.
“Mi General Kiko” y su pelotón azul

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