Va el locutor en su automotor rumbo a Radio Enciso, tarde ya se le hizo. Muy de mañana ya dejó la sábana lo espera el vigilante, pero parece principiante. Francisco Arzave, y él lo sabe, no tiene tribuna, pues no da ninguna. Quiere similar a Esparza Carlo, imposible alcanzarlo, Francisco Arzave muy poco sabe. Al entrar a la cabina ya lo espera la Catrina: “Hola, Paco”, le dice, “nomás XEC, ¿eh? Han bajado los bonos de Radio Enciso, tú no eres astuto y preciso, te llevaré sin tu permiso, has hecho caso omiso. La del velo negro estrenó candidato, pronto, pronto lo pepenó al bato, quedó tirado el micrófono y 6 81-71 71 sonó y sonó. Ya la Huesos lleva al locutor, qué gran terror, fallece de la impresión y no habrá edición. ya lo lleva rumbo a Ensenada, aún es de madrugada, lo abraza fuerte, pues está frío e inerte. Por mal comunicador, ése fue tu error, la tribuna pública, ya nadie platica, dice la tilica. Lo pone y lo venda, a la tumba lo avienta, cierra el féretro de 1.65 metro. Y reza en su epitafio: “A los tribuneros corrió y a Gloria Enciso no le costeó y por tan solo eso murió”. R.I.P. Leopoldo Durán Ramírez Tijuana, B. C.