Apenas había terminado la reunión de estructuración del operativo La Paz Seguro, cuando al sur de la ciudad, un nuevo ataque armado, perpetrado el 29 de septiembre en la colonia Progreso Viva, cimbró a la sociedad con el regreso de las matanzas, en una lucha por el control del narcomenudeo entre células criminales de los cárteles de Sinaloa y de los Beltrán Leyva. En la reunión se encontraban el subinspector de la Gendarmería de la Policía Federal, Roberto Sauceda Segura, así como los directores de la Policía Ministerial del Estado y de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz, Juan Carlos de Jesús Jiménez y Manuel Arce Delgadillo, respectivamente. Los jefes policiacos de los tres niveles de gobierno habían establecido estrategias de seguridad para la implementación e inicio del promocionado operativo, además de acordar redoblar el patrullaje en las colonias e instalar filtros de revisión en puntos estratégicos y salidas al norte y sur de la capital. Esa mañana, un convoy de aproximadamente 50 patrullas de la Gendarmería de la Policía Federal, había llegado procedente de Los Cabos y cruzó toda la ciudad de La Paz, llamando la atención de la ciudadanía. Una vez que arribaron, colocaron una carpa en pleno malecón costero e instalaron el cuartel provisional de las fuerzas federales de seguridad. Sin embargo, ni la reunión de seguridad ni el despliegue de fuerzas federales, lograron contener la lucha a muerte entre bandas rivales, y el nuevo ataque armado marcaba la pauta del regreso de los asesinatos que no cesan, tras la calma ficticia luego del huracán “Odile”. Con los gobiernos Federal, estatal y municipal como testigos, el último atentado dejó un saldo de dos personas muertas y tres heridos. Según las primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), una persona inocente falleció, mientras que en la refriega, uno de los sicarios fue abatido por sus propios compañeros. Hasta el cierre de esta edición, las líneas de investigación eran las siguientes: * Un atentado dirigido por células del Cártel de Sinaloa a uno de los integrantes de la banda “Los Mazatlecos”, pertenecientes a la organización criminal de los Beltrán Leyva. * Una pelea interna entre integrantes del Cártel de Sinaloa, de los grupos “Los Franes” contra “Los Dámaso”. De acuerdo con investigaciones de la PGJE, el día del ataque los sicarios estuvieron esperando a su víctima por dos horas, sobre la calle Prosperidad, de la colonia Progreso Viva. Según testigos, los cuatro pistoleros estaban a bordo de dos camionetas Explorer, una negra y otra azul, para descender de éstas, casi media hora después de observar cuando llegó el propietario de la vivienda, identificado como Carlos Francisco Morales Fregoso “El Güero”. El narcomenudista arribó acompañado de su cuñado y dos mujeres a bordo de una camioneta de color negro, quienes después de estacionarse justo frente a la cochera y beber algunas cervezas, se metieron dentro del domicilio particular. Testigos refirieron a la PGJE que los pistoleros bajaron de las unidades y cortaron con una cizalla la cadena del portón para ingresar al domicilio, escuchando alrededor de diez disparos de arma de fuego, por lo que salieron corriendo para después huir sobre una brecha en dirección a la colonia Camino Real. La investigación En la reconstrucción de hechos, los investigadores de la PGJE expusieron que cuando la víctima y sus amigos estaban dentro de la vivienda, dos atacantes entraron por la puerta principal de acceso y dos más se colocaron en las ventanas de la vivienda. “Todos dispararon contra ‘El Güero’”, dijo uno de los investigadores, para agregar que desafortunadamente “las balas hicieron blanco en el cuñado de ‘El Güero’, quien al verse en peligro, corrió y se escondió detrás de las dos mujeres”. El propio narcomenudista relató que cuando vio el ataque, primero se ocultó detrás de su cuñado, y cuando éste cayó abatido, corrió hacia donde estaban las dos mujeres, escudándose detrás de ellas. Al verlas caer heridas de bala, se tiró al piso fingiendo estar muerto. Tras el engaño, los matones se confundieron y salieron corriendo, huyendo de la escena del crimen. Por los cartuchos percutidos, y confirmado por el propio sobreviviente, el ataque fue dirigido por cuatro pistoleros, uno de los cuales recibió un disparo accidentalmente por sus propios compañeros, cuando se cruzó dentro de la casa para acomodarse a disparar, y un sicario que estaba en la ventana hacía detonaciones desde ese punto. El matón baleado “de inmediato se agarró en el cuello y salió tambaleándose de la escena del crimen para huir del lugar”, manifestaron los testigos. Sin embargo, un rato después llegó moribundo al Hospital General “Juan María de Salvatierra” de La Paz, a bordo de un automóvil Nissan color negro, acompañado de otro sujeto. Los guardias de seguridad del hospital observaron cuando el vehículo llegó y la puerta del copiloto se abrió, fue cuando el herido intentó bajar y cayó al piso, por lo que el piloto descendió y lo jaló hacia la banqueta. Pretendió huir, pero ya no pudo porque en ese momento llegaron ambulancias y patrullas, quienes llevaban y escoltaban a las dos mujeres heridas, y sin querer, bloquearon el acceso. Inmediatamente, los guardias explicaron lo sucedido, fue entonces que el piloto del vehículo negro resultó detenido y esposado. Acto seguido, llegó otro sujeto y preguntó por el herido del carro negro, el cual también fue detenido y trasladado a los separos de la PGJE. Ninguno de los dos aprehendidos supo el nombre del pistolero fallecido, solo atinaron a decir que acababa de llegar del Estado de Sinaloa y había sido contratado para participar en crímenes. En base al testimonio del sobreviviente, agentes de investigación de la PGJE develaron que el ataque iba dirigido a Carlos Francisco Morales Fregoso “El Güero”, quien únicamente salió herido con un balazo en el glúteo izquierdo, mientras corría del sitio donde estaba su cuñado abatido, tomando a las dos mujeres como escudo humano para evitar ser asesinado. Las víctimas son: * Óscar Fernando Ramírez Flores, cuñado de “El Güero”, asesinado de cuatro tiros, y un pistolero -aún en calidad de desconocido- abatido de un tiro en el pecho por sus propios compañeros. * Carlos Francisco Morales Fregoso “El Güero”, herido de un balazo en el glúteo izquierdo, y Jesús Elena Sánchez Lorca, de 25 años; además de Luisa Guadalupe Arreola Murillo, de 26. La primera con heridas en las piernas y la segunda con lesiones en el pecho, respectivamente, esta última permanecía -hasta el jueves 2 de octubre- en la sala de terapia intensiva del hospital “Juan María de Salvatierra”. Sobre estos hechos, la PGJE tiene como presuntos responsables del ataque al sicario abatido y otro más que fue detenido en el Hospital General de La Paz, un ex policía ministerial del Estado de Sinaloa. Los agentes de investigación trabajan en la identificación de los otros dos atacantes, donde se utilizaron cuatro pistolas 9 milímetros. El esclarecimiento A pesar de la ola de crímenes y de que el delegado de la Procuraduría General de la República (PGR), José Eduardo Peruyero Redondo, simplemente se niega a atraer las investigaciones de los crímenes de las últimas semanas, la PGJE logró esclarecer esta semana el triple homicidio de la comunidad de Los Barriles, después la detención -en un filtro carretero- de los narcomenudistas Ranulfo y/o Arnulfo, Gustavo y Heribier Lozoya Portillo; así como el atentado armado que sufriera el sicario Hipólito Noé Solís Hernández “El Combayo”, en el poblado de Todos Santos. La noche del 22 de septiembre de 2014, los hermanos de 30, 28 y 22 años, originarios de Guamúchil, Sinaloa, fueron detenidos en un filtro carretero instalado en el Kilómetro 11 de la carretera de La Paz a Los Planes. Llevaban consigo una pistola 9 milímetros y un rifle de asalto AK-47, de los llamados “cuernos de chivo”. Los sujetos iba a bordo de un vehículo Honda CR-V color blanco y de modelo reciente, al ver el retén, se pararon de repente. Según uno de los policías, el chofer del vehículo cínicamente bajó de la unidad con una pistola fajada en la cintura, y todavía tuvo la osadía de retar a los agentes policiacos, apuntando a uno de ellos con la pistola cuando fue notificado que quedaría detenido por portación de arma de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas, por lo que uno de los tripulantes del vehículo trató de agarrar el rifle de asalto y de inmediato fue encañonado por los agentes, quienes fueron detenidos y llevados a los separos de la PGJE. Dos días después, es decir, el 24 de septiembre y en plena contingencia del huracán “Odile”, un grupo armado atacó al narcomenudista Hipólito Noé Solís Hernández “El Combayo” en el poblado de Todos Santos, cuando se encontraba acompañado de la prostituta María de Jesús Domínguez Guerrero, de 25 años, y del vendedor de droga Armando Bautista Rivero, de 18. Los tres sujetos estaban dentro de un domicilio en la colonia Vuelo del Águila del llamado “Pueblo Mágico”, cuando fueron atacados por dos hombres armados con armas largas que descendieron de una camioneta Toyota color arena sin placas de circulación, y sin mediar palabras, abrieron fuego en su contra. Los sicarios se subieron a la unidad y huyeron, dejando a las tres víctimas tiradas en el piso, las cuales, según un reporte de la Dirección de Servicios Periciales de la PGJE, presentaron las siguientes lesiones: * Hipólito Noé Solís Hernández “El Combayo”, una herida en el tobillo derecho y otra en la rodilla. * María de Jesús Domínguez Guerrero, una herida en el cuello, otra en el muslo y otra más en la rodilla izquierda. * Armando Bautista Rivero, una herida en el muslo de la pierna derecha. De acuerdo con los investigadores del caso, los atacantes “no quisieron matar a las víctimas” porque, a pesar de utilizar dos rifles AK-47 y dejarlos abandonados dentro de la unidad utilizada en el atentado, al parecer solo enviaron un mensaje a su banda rival en el negocio de la venta de droga. Durante el interrogatorio y convaleciente en el Hospital General “Juan María de Salvatierra”, Hipólito Noé Solís Hernández terminó por aceptar ser pistolero de los hermanos Ranulfo y/o Arnulfo y Gustavo Lozoya Portillo, confesando que ellos son los responsables del triple homicidio de Los Barriles, donde fueron asesinados José Ramón Sánchez Quiroz “El Pelón”, su lugarteniente Rosendo Jesús Acevedo Amador “El Chendo” y Guadalupe Torres López “Melody”. En la versión del detenido, los hermanos Lozoya Portillo estaban peleando la plaza del narcomenudeo en cada una de las colonias de La Paz y tenían bajo su control las zonas de Los Barriles, Todos Santos, Los Planes, San Bartolo, San Antonio y El Triunfo. Cuando los investigadores lo cuestionaron sobre los crímenes en La Paz, “El Combayo” dijo que el asesinato de Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera” había detonado la ola de violencia, y tenía información de que narcomenudistas, policías y ex jefes policiacos, inclusive funcionarios del gobierno estatal, aparecían en una lista negra e iban a ser asesinados, ya que “le vendieron su alma a Dios y al diablo. La mafia no perdona la traición, y ellos lo saben”. El pistolero se negó a decir nombres, pero “son ampliamente conocidos y del dominio público”, y delató que Iván Trejo, un ex policía municipal de La Paz conocido como “El Grande”, y Valerio Portillo López -así como tres policías recién despedidos de la Policía Ministerial del Estado y de la Policía Estatal Preventiva-, son parte de la estructura criminal de los Lozoya Portillo. Con estas declaraciones, la PGJE hizo las pruebas de balística a la pistola 9 milímetros y el rifle de asalto AK-47, incautados en el filtro de revisión, los cuales arrojaron positivo, por lo que al cierre de esta edición, se consignó a las siguientes personas como responsables del triple homicidio de Los Barriles: * Hipólito Noé Solís Hernández “El Combayo”. * Gustavo Lozoya Portillo. * Ranulfo o Arnulfo Lozoya Portillo y/o Rodrigo López García. La PGJE indaga la conexión de una mujer identificada como Larissa López Hernández “La Perra” en el asesinato y entierro clandestino del ex policía ministerial del Estado de Sinaloa, Luis Fernando Leyva Guzmán, presunto familiar del capo Héctor Beltrán Leyva “El H”, detenido el 1 de octubre de 2014 en el Estado de Querétaro. El hombre, levantado por un comando armado en la calle Nautilus de la colonia La Esperanza II, fue asesinado y enterrado a escasos 200 metros de la Avenida Pino Payas, por la subestación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en La Paz, de donde lograron escapar con vida José Francisco Lizárraga Félix “El Chapo” y Jesús Ernesto Tirado Palomares “El Chuy”, así como Eduardo Salvador Aguilar Sosa. Y es que en un video colgado en la red social YouTube, bajo el título “Larissa López Hernández” o “La Perra de La Paz”, aparecieron unos mensajes de WhatsApp y las grabaciones de una conversación telefónica entre la joven de aproximadamente 20 años y los presuntos responsables del levantón y asesinato del familiar de los Beltrán Leyva.