A poco más de un mes del paso devastador del huracán “Odile”, los aspirantes a gobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de Acción Nacional (PAN), terminaron por salir a regalar ropa usada, madera, despensas, láminas, pipadas de agua e incluso se convirtieron en activos gestores de créditos burocráticos, empresariales y hasta llevaron campañas de limpieza y consultas médicas a lo largo y ancho geografía sudcaliforniana. En especial los precandidatos Ricardo Barroso Agramont, Carlos Mendoza Davis y Esthela Ponce Beltrán, no paran de moverse y trabajar. Ahora, los precandidatos están activos políticamente por todos lados, muestran su mejor rostro, y siempre están atentos para estar presentes en cualquier reunión y hasta participan dando su opinión, a pesar de que no se resuelven los problemas que dejó “Odile”. El verdadero dilema es que la mayoría de los aspirantes a suceder al gobernador Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor utilizan programas y recursos oficiales para promover su imagen y ganar simpatías en el arranque del proceso electoral de 2015, fueron inclusive, los primeros en ponerse a un lado del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, durante las –hasta ahora— cuatro giras de trabajo tras el paso de “Odile”. No obstante, algunos como el senador del PRI, Ricardo Barroso Agramont, tuvieron que pasar hasta vergüenzas, cuando en la gira presidencial por el poblado de Todos Santos, elementos del Estado Mayor Presidencial, le cerraron el paso y no permitieron que se acercara al mandatario después de haber sido blanco de una soberana gritadera y reclamos de la gente por haber incumplido compromisos sociales. Peor aún. El legislador federal envió decenas de despensas que contenían harina, leche, café, arroz, servilletas y sopas y dentro del empaque había un calendario con la fotografía de Ricardo Barroso Agramont, los logotipos del PRI y la leyenda “2014-215”. El caso desató una serie de críticas en su contra porque –según el militante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), David Moyrón Quiroz—“estaba lucrando con la desgracia de la gente y sacando raja política con el dolor ajeno”. “Es muy preocupante que la gubernatura del estado y puestos de elección popular se terminen ganando mediante la compra de votos, por lo que es urgente hacer un llamado a las autoridades electorales para que se sancione estas deleznables acciones de coacción del voto”, dijo tajante y quien calificó el hecho de “ineficiente” e “inmoral”. La respuesta llegó casi de inmediato cuando el senador Barroso pretendió justificarse públicamente: “No lo voy a negar, sí estamos repartiendo despensas, pero sin logotipo y sin personalizar”, dijo y fue más allá: “Hemos logrado conseguir ropa usada, material de construcción, traemos jornadas de reparto de agua en las colonias y una campaña de limpieza de la mano con amigos constructores y de la sociedad civil”. El legislador admitió que “en estos momentos no se vale politizar ningún tipo de ayuda”, porque –expuso—“la ayuda ante la crisis que vive nuestro estado no debe tener colores y siglas partidistas”. Dijo estar trabajando de la mano con los cinco alcaldes del estado y el gobernador, a quien reconoció “su capacidad de gestión y capacidad política de dejar a un lado las siglas partidistas y coordinarse con el Gobierno Federal”. El senador comentó que “no son tiempos de hacer grilla, y menos grilla barata”, tan es así, según dijo, y pretendiendo zafarse del tema de las despensas, que presentó el pasado 14 de octubre una iniciativa de reforma al Artículo 381 del Código Penal Federal y propuso aumentar de 7 a 15 años de prisión a quienes cometan actos de vandalismo y saqueos. En el pleno del Senado de la República, lamentó que decenas de personas hayan aprovechado para cometer rapiña en comercios y viviendas. Después de la verborrea legislativa, Barroso, voló de la Ciudad de México a La Paz, y asistió el 15 de octubre en la reunión del Consejo Consultivo de la delegación del ISSSTE, donde estuvo acompañado del director general, Sebastián Lerdo de Tejada, y del delegado, Óscar Francisco Martínez Mora. El legislador, aprovechando “el juego político” del director general de la institución, estuvo como testigo de la entrega de créditos extraordinarios para burócratas y también en la entrega de acciones de vivienda para los damnificados del huracán “Odile”. El senador priista no se limitó en ser un buen observador, sino de manera directa, hizo entrega de cheques con programas y recursos públicos del Gobierno Federal. Los aspirantes Pero en el evento del ISSSTE, no solo estuvo el senador del PRI, sino también la alcaldesa de La Paz, Esthela Ponce Beltrán, quien, como Barroso, presumió su amistad con el director general de la institución, Sebastián Lerdo de Tejada. Del lado derecho el legislador y del lado izquierdo la presidenta municipal de La Paz, los dos aspirantes a gobernador subieron a cuenta de Facebook la fotografía del recuerdo, y presumieron haber atestiguado y entregado cheques a los burócratas damnificados. Obviamente, en la cuenta de la alcaldesa no apareció Barroso, como tampoco en la del senador, la munícipe; lo que puede apreciarse en un par de fotografías publicadas en esta edición. El mismo fondo, pero el uno sin el otro. Damnificada políticamente –como los alcaldes Guillermo Santillán Meza de Mulegé y José Antonio Agúndez Montaño de Los Cabos, por haber sido rebasados por los problemas generados por “Odile”–, la de La Paz, Esthela Ponce Beltrán, ha tenido quizá mayor holgura en el juego político, porque aparte de ser autoridad, la mayoría de los programas y recursos públicos que están aterrizando en la capital del estado, provienen del gobierno priista del presidente Enrique Peña Nieto. El 14 de octubre, es decir, un día antes del evento del ISSSTE, la alcaldesa estuvo presente en la entrega de mil 800 créditos del Instituto Nacional de Emprendedores (INADEM), después de haber utilizado el palacio de gobierno, como mesa de recepción de solicitudes de empresarios afectados por el fenómeno natural. Colmilluda como es políticamente hablando, casi por nada fue la única precandidata –en su calidad de autoridad– invitada a entregar los cheques y donde estuvo acompañada de la directora general del INADEM, María del Sol Rumayor Siller. Y es que la alcaldesa de La Paz, no esconde para nada sus aspiraciones políticas e intenciones evidentes de convertirse en la candidata a la gubernatura por el PRI, tan es así que el 13 de octubre pasado, tuvo un encuentro con el otro aspirante y senador, Isaías González Cuevas, y quienes –prematuramente—acordaron apoyarse mutuamente en caso de que cualquiera de los dos sea elegido por el dedo del presidente de México, Enrique Peña Nieto. Con el senador Ricardo Barroso Agramont, como gran ausente, y su evidente adversario político, el mensaje fue muy claro: “Cualquiera de los dos, menos Barroso”. Pero no solo en el PRI, se “cuecen habas”. Nulamente beneficiado con programas y recursos federales, el senador del PAN, Carlos Mendoza Davis, no tuvo más remedio que meterse a la sobra del árbol del gobernador de Baja California Sur, Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor. El solitario aspirante a gobernador –después de que le despejaron el camino– en sus deseos de llamar la atención hasta pagó desplegados en periódicos como “Reforma” y expresó abiertamente a punto de las lágrimas “su reconocimiento”, “solidaridad”, “eficacia” y “apoyo” del priista Enrique Peña Nieto por haber actuado en la contingencia del huracán. Aunque cualquier persona sensata y en sus cinco sentidos sabe que el presidente mexicano “no hizo ningún favor a nadie”, como expuso la activista de Los Cabos Virginia Güereña Mills –así como el gobernador, incluido el alcalde de ese destino turístico—“porque como autoridad, es su obligación trabajar y actuar en cualquier contingencia”, y por el que cada quincena cobra un sueldo, el legislador del PAN, expresó su eterna gratitud por su compromiso con la sociedad, y a la cual, contradictoriamente, no defendió con su voto tras aprobar la Reforma Energética. Eso sí, y durante todo este tiempo, el aspirante a gobernador del PAN, no ha parado de recorrer el estado, llevando despensas y apoyos para los damnificados, y donde se ha convertido en un “agresivo gestor”, porque cualquier problema que recibe, de inmediato lo canaliza a la Dirección de Atención Ciudadana del Gobierno del Estado, y por arte de magia, se resuelve. Sin embargo, en sus gestiones con el Gobierno Federal a lo máximo que ha llegado es a conseguir reuniones –según uno de sus comunicados de prensa—entre empresarios y funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y donde se han tocado temas como eximir los pagos del del Impuesto sobre la Renta (ISR) en el ejercicio del 2014, así como hacer deducibles al 100 por ciento las inversiones en la compra de mobiliario y equipo de oficina de los negocios. Mientras en el PRD, los alcaldes de Mulegé y Los Cabos, Guillermo Santillán Meza y José Antonio Agúndez Montaño, respectivamente, todavía respiran y aspiran a la gubernatura del estado, después de haber resultado ser los principales damnificados políticos por su ineficacia, y sobre todo, ser rebasados por los problemas dejados por el huracán “Odile”. No obstante, el de Los Cabos, y hermano del ex presidiario Narciso Agúndez Montaño, a quien pretende dejar como su sucesor, enfrenta después del paso del ciclón las críticas más feroces por parte de la ciudadanía, de las cuales, publicamos un parte, extraída de una carta escrita y dirigida por integrantes de la asociación civil “Change”, que fue entregada el 7 de octubre en la última gira del presidente Enrique Peña Nieto. “Señor Presidente: Quienes vivimos el ciclón “Odile” perdimos salud, pertenencias, ingresos y tranquilidad. Con su ayuda total, ya estamos en plena recuperación. ¡Muchas Gracias! Mientras el ciclón azotaba al estado de Baja California Sur, nuestro presidente municipal, Antonio Agúndez Montaño, se encontraba fuera de México. Ante su ausencia y falta de mando, el cabildo se escondió y dejaron en el desamparo a la población por más de 36 horas. Con el señor Antonio Agúndez Montaño fuera de la ciudad y su secretario de Gobierno, el director de la Policía y el coordinador de Protección Civil, ausentes de sus cargos (no obstante que fueron oportunamente advertidos del inminente desastre por la Federación) la anarquía se apoderó de la ciudad, creando un daño aún mayor al propio huracán “Odile”. Tampoco se implementó ni coordinó el Plan de Contingencia, y como consecuencia, el gabinete municipal en pleno se desentendió de la crisis, así que ninguna autoridad a nuestro servicio dio la cara y enfrentó los problemas que todos conocemos, el municipio de Los Cabos y sus pobladores fuimos abandonados a nuestra suerte. Ante estos actos de traición y abandono, no solamente pedimos a Usted la renuncia del presidente municipal y de su cabildo. También le pedimos ejerza Usted, toda la fuerza que la Constitución le otorga para que el señor Agúndez Montaño y su gabinete comparezcan a deslindar sus responsabilidades legales, éticas y humanas, por su ausencia e incumplimiento de las obligaciones que los obliga la Ley. Señor Presidente: Por favor, no se vaya Usted de Los cabos, sin ayudarnos a limpiar esto. Aprovechamos, la ocasión para extenderle nuestro sincero agradecimiento por el despliegue total de los poderes de la Federación a favor de la población de Baja California Sur y por rescatarnos de la anarquía cuando más nos hacia falta”.