Apenas horas después de haber ganado la elección como secretaria general del Sindicato de Burócratas en Mexicali, Victoria Bentley se presentó al edificio sindical para tomar posesión. Según los datos había cerca de 500 mil pesos en la cuenta bancaria del sindicato. Al lunes siguiente se sorprendió con la noticia que solo quedaban 27 mil pesos. Esa mañana se habían cobrado 120 cheques de cuatro mil pesos cada uno que salieron a nombre de trabajadores sindicalizados, pero que fueron endosados –y cobrados– por solo tres personas. Pero no fue la única irregularidad en términos financieros de la herencia que le dejó la ahora regidora Alicia Martínez, quien encabezó el sindicato de febrero de 2011 a febrero de 2014. Aparte detectaron un faltante en el Fondo Funerario de casi cuatro millones de pesos, otro en el Fondo de Ahorro por casi seis millones. También falta de pago a proveedores, a empleados del sindicato –de la guardería, por ejemplo–, falta de comprobantes en pagos de gastos de representación –casi millón y medio– y pagos pendientes de teléfonos, radios. Más: a Bentley la recibieron con una demanda interpuesta por cinco trabajadores ante la Junta de Conciliación por adeudos de gastos de representación que sumaron 2 millones de pesos que tenía con ellos el Sindicato. Todo el rezago sumó 12 millones 819 mil 691 pesos, más un lastre de un millón 800 mil pesos por préstamos otorgados y no cobrados en el anterior periodo sindical que encabezó la ahora diputada por el PRI Carmen Frías. “Esto lo hicieron con dolo, nunca pensaron que iban a perder, pero yo no soy tapadera de nadie”, asegura la lideresa de la burocracia, quien prepara una demanda penal “Contra Quien Resulte Responsable” por el delito de fraude, aparte de que dejará a decisión del pleno sindical la posibilidad de expulsar del gremio no solo a sus dos antecesores sino al equipo de éstas en el área financiera. En el escritorio de Victoria Bentley se acumulan folders, expedientes, análisis financieros. Los datos son producto de una auditoría ordenada por la lideresa apenas a un par de semanas de haber asumido el cargo. Recuerda que la ahora ex dirigente le aseguró que había una serie de cuentas por cobrar –a los gobiernos– por cerca de 12 millones de pesos. “No era una cantidad real, cuando me acerco al Gobierno del Estado ella ya había cobrado, cuando me acerco a Issstecali ella ya había cobrado, la única cuenta real era un adeudo que tenía el Ayuntamiento de Mexicali desde el mes de noviembre”, asegura Bentley en referencia a cuotas, prestamos de trabajadores, caja de ahorro y fondo funerario. Comenta que las carteras sindicales fueron entregadas abruptamente, algunos de los ex titulares ni siquiera se acercaron a las oficinas. “Uno de ellos fue el de Conflictos, Arnoldo Escobedo quien se llevó hasta la computadora”, dice en referencia a uno de los candidatos a la Secretaría General. Otros más se llevaron hasta las memorias de las computadoras, o archivos del soporte financiero. Al entrar en detalle, Bentley menciona el primer desfalco detectado, que tuvo que ver con cerca de 120 cheques, todos por cuatro mil pesos y emitidos a nombre de algunos de los que acompañaban a Escobedo en la planilla. En las oficinas sindicales no dejaron pólizas de los queques, aunque sí se hizo el cargo en el sistema de finanzas al trabajador, como si hubiera sido un préstamo. Todos fueron cobrados por tres personas: Josué Ezequiel Soto Ruelas, Fernando Calderón Nava y Juan Francisco Ramos. “Cuando les dijimos a los trabajadores que estábamos rastreando los cheques en el banco dejaron de venir”, dice en referencia a quienes se quejaban del descuento aplicado. La líder del sindicato de burócratas en Mexicali –y actual dirigente estatal– comenta que apenas arrancando su gestión tuvo datos del Fondo Funerario, al que le faltaban 3 millones 835 mil 862 pesos, aparte de que el Fondo de Ahorro tenía un pasivo de 5 millones 925 mil pesos por dinero no entregado desde noviembre del 2013. También detectaron una deuda a trabajadores por 1 millón 583 mil pesos. Bentley calcula que por concepto de cuotas ingresan a las arcas sindicales cerca de 2 millones de pesos. Luego empezaron a llegar a cobrar proveedores –gasolinera, copiadora, fumigación, papelería, material de construcción–, los que sumaron una deuda de 1 millón 28 mil pesos. Trascendió también que por gastos de representación había un faltante cercano a los dos millones de pesos, es decir, dinero que salió pero no llegó a las manos de los encargados. De acuerdo a Bentley, esos cheques salieron a nombre de Claudia Servín –hija de la ex líder Alicia Martínez–, quien los endosó a nombre de otro trabajador, Fernando Calderón. “Con todo eso, yo estoy recibiendo 12 millones 819 mil 894 pesos de pasivo”, asume la dirigente, quien apenas tiene siete meses en el cargo, por lo que asume que es difícil la recuperación financiera, sobre todo porque el adeudo de los gobiernos no superaba los 8 millones de pesos. Entre estos adeudos –de cuotas descontadas y no pagadas– se incluyen al Instituto de Desarrollo de la Vivienda (Indivi) desde abril del 2013 y el Instituto de Cultura desde mayo también del 2013. Aparte hay otro pasivo de un millón 769 mil pesos que se arrastra desde el 2011 al 2013 –del periodo de Carmen Frías– por concepto de préstamos entregados y no cobrados a 51 sindicalizados, entre éstos Elba Martínez –con 114 mil pesos–, Alicia Martínez, Enrique Martínez –27 mil pesos– y medio millón que la secretaria de Acción Social no acreditó en gasto. La líder burócrata expone que –en torno a toda esta situación– legalmente tiene un año para presentar la denuncia penal, pero adelanta que la interpondrá inmediatamente, por el delito de fraude y “Contra Quien Resulte Responsable”, aparte que ante el sindicato planteará la situación para que sea el pleno quien decida sobre un posible castigo –que podría ser la expulsión o la eliminación de sus derechos sindicales– a las ex dirigentes Alicia Martínez y Carmen Frías así como a sus auxiliares en al área financiera, Claudia Verdín, Patricia Caldera Claudio y las personas que cobraron los queques. “No es mi afán ir de cacería de brujas, queremos dar cuentas claras a los trabajadores y transparentar los recursos del sindicato”, sintetiza Bentley, quien de paso remata en relación a la entrega que le hizo la ahora regidora Alicia Martínez, “Nos entregó una porquería, puras deudas y mentiras…”.