El comportamiento de la mayoría de los regidores que conforman el H. Ayuntamiento de Mexicali, han entrado a la etapa de juicios ventilados en la esfera federal por provocar que los transportistas sometieran al arbitrio de la justicia, un amparo promovido en aras de impedir que los integrantes del cabildo tomen voz y voto en las decisiones del aumento a las tarifas del transporte, modificando un reglamento. Hasta ahora, no han podido iniciar las sesiones que la propia reglamentación exige como una obligación. Entre la distancia de celebrarse y suspenderse por las razones que se den, se ventila públicamente que pedirían el puesto de la Oficial Mayor (Avilés Osuna) para inhibir la presión de despido de personal al servicio administrativo de los regidores. Cuán es el tamaño de la ignorancia e intromisión de los ediles a la postura del Alcalde. A contrario sensu, el jefe de la comuna, empezó por rescindir el contrato laboral para quienes le irrogan perjuicio en su actuar como titular de la administración municipal y de la celebración de las sesiones de cabildo. La facultad de rescindir la tiene el Alcalde por medio de su personal de confianza. Pero que los ediles le impongan como medida de presión al Presidente, la quita de su titular Oficial Mayor; es mezquino y reprochable. Por un lado cambian un reglamento para interceder con voz y voto; luego dificultan la celebración de las sesiones para que se asiente en el Orden del Día, la destitución de un miembro designado por el jefe de la comuna. La anarquía se asoma con el interés personal de cada miembro edilicio, que ven aminorado el auxilio de su actividad por la falta del recurso humano que le son prestados laboralmente por el municipio, que con derecho y facultades, el Presidente puede deponer. Igual, pero al revés, el Alcalde puede proponer por conducto del Concejo, el pretendido aumento a las tarifas de transporte, y los Regidores por mayoría lo desaprueban. Cada quien ejerce su potestad de ley. A los regidores no le corresponden recursos para gasto social; le compete a la de Desarrollo Social para los fines de su creación. ¿Les interesaría votarlo para que se le asigne a otra dependencia, el recurso a los regidores; al cabo no está en ley ni en el Reglamento que los rige? ¿Qué mérito tiene regalar dinero los regidores? Asimismo es menester desaparecer la figura del Síndico Social, por ineficaz e innecesaria para la atención de la comunidad, cuya función no tiene cabida por la existencia de otras dependencias con fines y roles de asistencia social. No representa a un sector de la sociedad, sino un gasto al caudal hacendario del municipio, creado a expensas del pueblo y a capricho de una pasada administración perversa y sin límites. Atentamente, Lic. Sergio Campillo H.