Una caja de doce botellas de vino Chàteau Lafite Rothschild con valor en el mercado vitivinícola de 2 mil 200 dólares por botella (equivalente a casi 30 mil pesos con el tipo de cambio actual), fue confiscada no hace mucho tiempo en la Aduana de Tijuana. El hombre que intentó cruzar el tesoro vinícola, no había cumplido con la reglamentaria importación del producto. Vaya, ni siquiera se había molestado en investigar si era posible o no la importación de los vinos, mucho menos contactarse con una agencia aduanal para cumplir con el requisito legal. El hombre llevaba la carga en la caja como cualquier cosa, y no producto con un valor de 26 mil 400 dólares, es decir, más de 350 mil pesos. Le tocó revisión en la Aduana y le aseguraron las doce botellas de 750 mililitros cada una. Cuando se vio sin argumentos para contrabandear el vino de los Estados Unidos a México, vía garita de Tijuana, les dijo a los oficiales de Aduana -como para convencerlos- que le dejasen pasar con todo y su producto, que era de Jorge Hank Rhon, quien lo había comprado para una fiesta que daría. Nada. Se levantó un acta, se dio parte a la autoridad y las botellas están en la bodega del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), que depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. No es la primera ocasión que un contrabando o tráfico es ligado a Jorge Hank. De hecho fue detenido en 1995 por intentar introducir al país, pieles y artefactos de animales exóticos y en peligro de extinción. También en Tijuana le fueron decomisadas decenas de aves que para recuperarlas, resultaron ser propiedad de un elemento de seguridad de Hank. Y obvio, las más de 280 armas que le confiscó el Ejército Mexicano, por lo cual estuvo en el reclusorio durante diez días. Los vinos fueron adquiridos en los Estados Unidos, país que le retiró la visa de turista a Hank Rhon para impedirle el paso a su territorio. Ahora mismo analizan qué hacer con las preciadas botellas de vino, si destruirlas o subastarlas.