Es política del Sistema Estatal Penitenciario mantener un servicio de vigilancia activa en todos los puntos elevados de observación de los Centros de Reinserción Social y de Adolescentes el Estado, reza así la disposición normativa, normas de área de seguridad, consignas de vigilancia en torres y casetas y está dirigida para su cumplimiento a directivos, mandos y agentes de la Policía Estatal de Seguridad y Custodia Penitenciaria, adscritos a los Centros de Reinserción y de Adolescentes del Estado, expedida en enero de 2014 y firmada por el Director Estatal de los mismos, Licenciado Francisco Jiménez Gómez; en su apartado 10 dice: “Reportar a la central de radio todos los incidentes, acontecimientos o eventualidad inusual que adviertan, usar y disponer de las armas y municiones letales y menos que letales asignadas conforme a los procedimientos de uso y manejo, y las reglas de la prudencia, evitando manipularlas de forma imprudencial e innecesaria, elaborar los informes relacionados con cualquier incidencia que se registre con motivo de disparo de arma de fuego”. Todo esto viene a relación dados los hechos ocurridos en el Cereso de Ensenada B. C., precisamente en la torre número 2 de la barda perimetral del mismo, el día sábado 30 de agosto, aproximadamente a las 8:30 horas, al llevarse a cabo el relevo de personal, donde estaba el oficial Roberto Ezaú esperando el mismo por parte de la oficial María de Jesús N., yendo ésta acompañada del oficial encargado del cuarto de armas, Agustín Lucero, y el encargado de turno de la parte exterior, el oficial Antonio Melchor González. Al estarse efectuando dicho relevo, este último, imprudentemente y sin medir consecuencias, pasando por alto todas las medidas de seguridad, cerrojeó el arma (escopeta) y apuntándole al oficial Ezaú le dijo: “Te voy a matar, compadre”, accionándose el arma, dándole un tiro en la mano, formándose un reverendo caos, acto seguido bajaron al oficial herido a la enfermería del centro y debido a las heridas hubo necesidad de trasladarlo al hospital de Issstecali, para curación y valorización, siendo esto en la unidad de traslados, lo cual ordenó el oficial responsable de dicho accidente no sin antes indicarle al elemento de nombre Cruz Ríos que dijera que se había lesionado con un artefacto suelto de la caseta. Acto seguido, como a las 9:25 y ante la ausencia del Comandante exterior Joel Leaño Pérez, el cual y previa aprobación de su compadre el Comandante Estatal de Centros, Pedro Othón Valdez Barroso, se encontraba celebrando su onomástico, se presentó en el lugar de los hechos el Comandante General Ismael “El Cachorro” Ramírez, razón por la cual está ese puesto, a pesar de que se sabe que es un inútil, hostigador y prepotente y que no tiene ninguna experiencia como tal; indicándole a los testigos y partícipes del asunto que no se elaborara ningún parte informativo, acta administrativa o turnación al Ministerio Público, tal como debería haber sido, ya que es un delito, según lo marca el Código Penal de Baja California; argumentando que el responsable aparte de ser compadre del lesionado es esposo de la Secretaria del Director del Centro y que el lesionado no interpondría ninguna querella. Y en Issstecali engañaron a los médicos par que no dieran parte a las autoridades competentes, como se debe hacer con un lesionado de arma de fuego. Afortunadamente la escopeta estaba cargada con cartuchos menos que letales, y no pasó de unos hematomas y una incapacidad, de lo contrario me imagino que al oficial lo hubieran aventado al panteón que está enseguida, ante la complacencia de todos los que se dieron cuenta del hecho y lo callaron, convirtiéndose en cómplices de un delito, pasando por alto leyes, códigos, reglamentos, disposiciones normativas y todo por quedar bien con un mequetrefe que los trae a carrilla a toda hora, filmándolos, tomándoles fotos, dejándolos más de su horario habitual, etcétera. A ver si los libra de la bronca que traen por encubrir un delito y cuando les caiga Asuntos Internos a todos los que encubrieron a estos pillos, los que bastante van a tener con tratar de des-afanar esa bronca, y no les extrañe que los omisos encubridores los responsabilicen porque son especialistas en voltear la tortilla. Pero en el gran tamal no pasa nada. Por razones obvias omitimos nuestros nombres, por temor a represalias. Atentamente: Custodios del Sistema Estatal Penitenciario Ensenada, B. C.