José Luis Parra Vázquez, ex secretario general del Sindicato de Burócratas, ex regidor del PRI y actual diputado suplente, está siendo investigado en la PGJE por el delito de abuso sexual a una menor de edad, quien prestaba sus servicios como empleada meritoria en este sindicato. Primero, a la adolescente se le prometió una plaza sindical, después fue amenazada. El hombre de 44 años llamaba a su teléfono celular, le enviaba mensajes de texto, de WhatsApp y de Facebook en los que le pedía, le urgía verla. “Se jactaba de ser una persona influyente y tener poder político suficiente para causarle daño a la familia (de la víctima)”, consta en la declaración ministerial. La investigación se sigue bajo el número de expediente 1680/14/202 en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), en ella aparece José Luis Parra Vázquez como indiciado, quien afirma a ZETA “estoy absolutamente seguro de que no me va a pasar nada”. Contactado vía telefónica, Parra asegura desconocer la denuncia en su contra, pero sí saber quién lo denunció. Así de contradictorio. “Desconozco la situación, pero conozco a la muchacha, es muy buena muchacha”, al líder burócrata, en ningún momento le fue mencionado el nombre de la víctima. Pero este caso también expone una práctica bien conocida al interior del Sindicato de Burócratas de Tijuana: la contratación de mujeres “atractivas y agradables”, jóvenes, menores de edad y sin hijos, perfil exigido por los titulares de las diferentes secretarías para sus recepcionistas, secretarias y asistentes personales. Las jóvenes –en su mayoría hijas, hermanas y esposas de sindicalizados– se inician como trabajadoras meritorias y con eso, ingresan a un sistema de puntos para concursar por una base sindical. Durante un periodo indeterminado –o mejor dicho, determinado por sus “méritos” laborales– las trabajadoras reciben 400 pesos catorcenales. Pero además de sus labores, las menores de 20 años son seleccionadas para servir de edecanes en eventos públicos y privados. Son llevadas a fiestas, partidos deportivos y hasta los comités del Partido Revolucionario Institucional. Vestidos entallados, arriba de la rodilla, escotes y tacones, también les son exigidos. Abusada, violentada y amedrentada En la denuncia presentada ante el Ministerio Público, consta: la joven denunciante recibió una llamada telefónica, en mayo de 2014, para que se presentara a trabajar como meritoria en una de las áreas del Sindicato. Al paso de los días, fue abordada por José Luis Parra, principal operador en la campaña del actual secretario general Manuel Oceguera y, a su vez, secretario de conflictos de la organización. Después del encuentro, Parra solicitó que la joven fuera transferida a una oficina más cercana a la de él. La adolescente era constantemente buscada por el hombre, quien mostraba una actitud amable y le prometía ayuda para obtener su basificación. Precisamente con el pretexto de hablar sobre una base sindical –pese a que la menor tenía meses de haber ingresado al Sindicato–, Parra la invitó a comer. Ella aceptó. En horario laboral, la tarde de un viernes de agosto de 2014, el ex regidor priista indicó a la adolescente caminar de las oficinas del Sindicato de Burócratas, ubicadas en la calle Séptima del Centro de Tijuana, hacia la Calle Quinta. Ahí la recogió en su camioneta pick up Ford F150 color rojo. Parra manejó hasta la sucursal de comida rápida Carl’s Jr. de la Calle Once, pero no detuvo la marcha. En el área de auto servicio, pidió comida para él y para la menor, a quien aseguró comerían en una zona donde pudieran “platicar a solas”. Ya sobre la Vía Rápida Poniente, Parra insistía “pasamos rapidito a un lugar, comemos y te llevo a tu casa”, pero al llegar al Motel Marbella, ubicado sobre esta vialidad, dio vuelta para ingresar. Entonces la menor comenzó a sentirse nerviosa, se lee en la declaración ministerial, preguntaba a Parra por qué quería entrar a ese lugar y le pedía salir del vehículo. El diputado suplente le ordenó que se bajara del vehículo y entrara al cuarto del motel que les había sido asignado. Él le repetía “lo poderoso que era y podía, si quería, destruir a mi familia”. Las amenazas se centraron en algunos de los familiares de la adolescente, quienes ocupan bases sindicales. “Una vez en el interior del cuarto, se quitó la camisa y los zapatos”. Detalló en la denuncia, además que Parra de 1.84 metros de estatura y complexión robusta, le ordenó a la menor de edad que se quitara la ropa. Cuando ella se negó, la empujó sobre la cama y comenzó a besarle el cuello, mientras le arrancaba la ropa. Desnuda, la menor era besada y tocada por Parra, al tiempo que la amenazaba para que no gritara. La adolescente relata haber sentido el pene erecto de su abusador y cómo él intentaba abrirle las piernas. En medio del forcejeo, el celular de la menor comenzó a sonar, por lo que Parra se masturbó encima de ella para después levantarse de la cama. Tras la agresión, Parra ordenó a la menor vestirse para salir del lugar. A bordo de su camioneta, la condujo hasta unas cuadras antes de llegar al domicilio de la adolescente. Mientras se bajaba del vehículo, la joven recuerda haber escuchado “que no dijera nada porque me metería en problemas”. El acoso continuó. En días inhábiles, fuera de horario de trabajo, Parra llamaba y enviaba mensajes al celular de la adolescente. Fue entonces que la familia de la menor notó “cambios en su comportamiento, se aislaba durante momentos familiares, recibía muchos mensajes de texto y adoptaba actitudes nerviosas cuando era cuestionada sobre sus actividades laborales”. Desde la interposición de la denuncia, Oceguera y Parra han insistido en llamadas a la familia, incluso ante la presencia de la reportera, durante la entrevista para esta edición. En cambio, cuando a Oceguera se le preguntó acerca de la denuncia en contra de uno de sus secretarios, dijo “es la primera noticia que tengo de eso”. Hijas como monedas de cambio para plazas Afectadas explicaron la manera de operar de los líderes sindicales: los amarres, las promesas de plazas y los intercambios inician desde las campañas para elegir a los representantes sindicales. En juntas de trabajo, reuniones en los hogares de las familias, comidas y festejos, los integrantes de las planillas se acercan a los agremiados para obtener su respaldo. A cambio del apoyo en mítines, a cambio de votos, los sindicalizados negocian espacios para que sus familiares sean aceptados en el Sindicato. Es una práctica común que jóvenes, generalmente menores de edad, inicien como empleados meritorios. Tan solo en el Sindicato de Burócratas de Tijuana, con más de 7 mil afiliados, trabajan alrededor de 150 meritorios. Mientras las mujeres son elegidas para ocupar espacios de oficina, los hombres son enviados a áreas de trabajo físico como departamentos técnicos y de limpieza. En promedio, los meritorios trabajan durante dos años hasta que son propuestos para concursar por una base sindical. Pero las mujeres se convierten en las favoritas de los titulares de secretarías. Es notorio cómo en las oficinas de secretarios –y no tanto de secretarias– abundan trabajadoras meritorias por debajo de los 20 años y con estilizadas figuras. “Hay cierto abuso en el poder de los titulares de las secretarías. Cada uno recibe dos o tres jóvenes meritorias y dos meses después, tiene derecho a pedir nuevas empleadas”, relata un testigo. Entonces, llegan las invitaciones a comer, a salir. “Para muchas es su primera experiencia laboral, vienen de sus hogares o de la escuela y se encuentran con un ambiente laboral agresivo, hay una presión de agradar al jefe, quedar como favoritas y obtener una plaza”, comparte una sindicalizada. “Mucha gente piensa que es normal, hay padres que utilizan a sus hijas para obtener hasta tres o cuatro plazas para su familia, las ofrecen en charola de plata o como moneda de cambio”, relata un sindicalizado. Es entonces que a las más jóvenes, se les comienza a solicitar como edecanes para reuniones y eventos. “De negro, vestido arriba de la rodilla y entallado con escote y tacones”, son las instrucciones generales. Testimonios señalan a Carlos Sánchez, titular de Servicios Funerarios, como el encargado de seleccionar a las jóvenes y mostrarles revistas con ejemplos de vestidos a usar. Una trabajadora meritoria, menor de edad, relata cómo fue enviada a su casa cuando llegó al Sindicato con un vestido formal, pero debajo de la rodilla y con cuello alto, el cual se observa en la fotografía que muestra a la reportera. En un inicio, el secretario general Manuel Oceguera sostiene “rechazo cualquier tipo de señalamiento en ese aspecto”, pero considera que se reclutan edecanes por “necesidad”. “Dentro de la logística de los eventos, necesitamos edecanes para que conduzcan y atiendan a los invitados especiales”. Según el secretario, tanto meritorias como hijas de sindicalizados son contactadas e invitadas a participar como edecanes en los distintos eventos. Acerca de la vestimenta, Oceguera afirma “queda sujeto al gusto de cada quien”, pero de las indicaciones de vestidos entallados y cortos, considera “debería revisarlo para saber quién les dio ese tipo de instrucción”. De acuerdo al artículo 18 de la Ley del Servicio Civil de Baja California, los menores de edad que tengan más de 16 años, pueden prestar sus servicios a las instituciones de las autoridades públicas –mas no establece labores exclusivas en el Sindicato– para poder obtener una base sindical. Pero trabajadoras meritorias, incluidas menores de edad, son trasladadas a diversos eventos. La víctima de abuso sexual, asegura que José Luis Parra la llevó a una reunión en el Comité Municipal del Partido Revolucionario Institucional, en donde la presentó como “líder juvenil”. “Opino muy bien de la muchachita, de la niña esta”: Parra De las acusaciones en su contra por abuso sexual, José Luis Parra opina “no me preocupa, estoy muy tranquilo de que no me va a pasar absolutamente nada, tengo 19 años en el Sindicato, hemos entregado bases por montones y nunca he tenido un problema de ésos”. “Opino muy bien de la muchachita, de la niña esta”, dijo acerca de la víctima, pese a rechazar tener conocimiento de la denuncia y a que el nombre de la menor no le fue revelado. Además de la copia del expediente del PGJE, ZETA posee evidencia de mensajes enviados por el ex regidor a la menor de edad. Al respecto, dijo “No va a suceder nada de eso. Todo se va a aclarar en la Procuraduría”. En las declaraciones de la menor, explica que la principal razón por la que no denunció antes el abuso del que fue víctima, son las amenazas de que “tronaría” a sus familiares de sus puestos sindicalizados, por el contrario Parra afirma que entre él y la familia, “existe una relación de camaradería”. Manuel Oceguera prefirió reservar cualquier comentario por considerar que se trata de una denuncia de carácter penal, en una respuesta que se escuchaba más leída que hablada. Titubeante, continuó que en el Sindicato “estaríamos atentos a la determinación por parte de la autoridad, nadie es culpable, hasta que efectivamente se demuestre”. Cuando se le insistió que la denuncia no es de carácter personal en contra de José Luis Parra, sino que involucra la entrega de plazas a cambio de favores sexuales y el uso de menores de edad como edecanes, comentó “no creo” y prefirió “rechazar cualquier tipo de señalamientos”. También el diputado local priista David Ruvalcaba, de quien José Luis Parra es suplente, fue contactado en relación a la denuncia. “Qué feo caso, no tengo conocimiento ni contacto con él, estoy sorprendido”. Y es que José Luis Parra dice no ver el problema en la denuncia en su contra y considera se trata de “alguna calumnia para manchar mi imagen, va a quedar como un chisme, se va a aclarar para el bien de todos”.