Hace medio siglo que llegué a Tijuana buscando fortuna y aquí la encontré. Conocí a una linda joven michoacana, nos hicimos novios y la deposé. Tijuana me ha dado todo lo que tengo, mis hijos y nietos de aquí mero son. Aquí mero vivo y aquí me mantengo y aquí está guardado mi fiel corazón. Hermosa Tijuana, Tijuana preciosa, sus cálidos brazos abiertos están. Y sin distinciones, cual madre amorosa, a propios y extraños nos da abrigo y pan. Con orgullo inmenso pronuncio su nombre porque agradecido de Tijuana estoy. Y si es necesario entregar mi vida por esta Tijuana con gusto la doy. Atentamente. Antonio Zandoval Vasques Tijuana, B. C.