Llega un alemán al infierno y va en busca del infierno de su país, lo encuentra y le pregunta a los de la fila: – ¿Aquí qué te hacen? – No pues, aquí, primero te acuestan encima de una cama de clavos, luego te sientas en una silla eléctrica y al último llega el diablo y te tortura por una hora. El alemán decepcionado va y se forma en el infierno inglés y pregunta lo mismo, a lo que le responden describiendo los mismos castigos que el infierno alemán. Entonces se percata de una fila interminable en uno de los infiernos, por lo que se acerca y pregunta: – ¿Qué infierno es éste? – Es el infierno mexicano. – ¿Y por qué hay tantos formados aquí? – Lo que pasa es que aquí, los clavos se los robaron, nunca hay electricidad por falta de pago y pues el diablo llega, firma y se va. Autor: Un funcionario público… muy mexicano.