San Diego, California. Las luces se apagan. Todos concentran su atención en el escenario frente a ellos, pero la sorpresa está atrás; en un pequeño templete empotrado en la zona de piso, sin que nadie lo tome en cuenta. Tan pronto la iluminación se centre allí, para resaltar a alguien revestido con un traje hecho de espejos, el panorama cambiará y una grabación en español, que simulará ser dicha por el peculiar personaje, será lo único que falte para que Arcade Fire aparezca. Esa noche, correspondiente al primer martes de agosto, 20 mil personas los esperan en el Sleep Train Amphitheatre. La visita de los canadienses se debe a la promoción de “Reflektor” (2013), su cuarto disco, por lo que inician con el tema homónimo. Ante el pedestal del micrófono, Régine Chassagne da voz a los coros en francés, mientras su pareja, Win Butler, se encarga de cantar el resto con mayor libertad. Inicia enérgico, va y viene de un lado a otro y se acerca un poco a la gente recargada en valla. En total, trece músicos están repartidos a lo largo y ancho del escenario repleto de instrumentos. El fondo se compone por varias capas que servirán para la proyección de visuales en diferentes planos. Hay una cortina de cascada con triángulos de espejo, que se desplegará dependiendo la canción, y paneles -también de espejo- sobre el techo, más cuatro estructuras que parecen un origami desdoblado que igualmente, reflejan lo que está a su alrededor; los dos últimos elementos se pueden mover en cualquier sentido. Adicional, para que el público en gradas lejanas o área de pasto no pierda detalle de nada, una pantalla gigante cubre de cada lado. Sin embargo, todo ello es la versión reducida de una logística que para San Diego, California, se tuvo que adaptar al arribo en un recinto abierto. Claro está, sin descuidar la conceptualización que el grupo ha mantenido en la gira. Con todo para un espectáculo de la misma calidad a la música que crean los ganadores del Grammy al Mejor Álbum del Año por “The Suburbs” (2010), la fiesta siguió con ritmo alto gracias a “Neighborhood #3 (Power Out)” y “Rebellion” (Lies). Canciones que se ha convertido en un clásico para los fanáticos, por ser de las más queridas de “Funeral” (2004), el álbum que debutó el sonido de la banda multiinstrumentista. “Joan of Arc”, “The Suburbs”, “Ready to Start” y “Ocean Noise”, siguieron entre la resonancia de tres saxofones, dos violines, congas y panderos, que en armonía unieron el resultado de su ejecución a la de los instrumentos habituales. Mientras la energía de sus dueños continuó en aumento, contagiando a cada uno de los presentes como una buena aproximación a la mitad del concierto, llegaron “Neighborhood #1 (Tunnels)” y “We Exist”. Aunque la fluidez del espectáculo y el buen recibimiento que le dio la gente hicieron que ese momento se sintiera apenas como un instante, una hora había transcurrido y con ella, un pequeño repaso entre los primeros temas que dieron a conocer a Arcade Fire, hasta lo más reciente que han editado. “We Used to Wait”, con la introducción de “My Body is a Cage”, arrancó la segunda parte. Para esos 60 minutos, Régine dejó sus intervenciones en la batería, tomó su acordeón, estuvo en el teclado y protagonizó un par de temas, como fue el caso de “Haití”, luego de que “No Cars Go”, volcara al pasado a la gente. Lamentablemente, antes de que ésta comenzara el canto que le dedica a la región de la que es su familia, la música se interrumpió como respuesta a un pleito que tenía cabida a unos metros del escenario, cuando uno de los guardias de seguridad intentaba sacar a una persona que ya tenía varios minutos provocando disturbios entre los asistentes. Si bien el concierto se reanudó pronto, el ambiente ya no volvió a la calma plena con la que se había disfrutado el inicio, debido a pequeñas réplicas de peleas, y empujones entre los que para esa hora comenzaban a tener los efectos del alcohol ingerido desde temprana hora, cuando Spoon y Dan Deacon, se encargaron de amenizar las horas previas. A pesar de ello, la parte más importante de la noche daba inicio con “Afterlife”, segundo sencillo de “Reflektor”, que dio paso a “It´s Never Over (Oh Orpheus)”, en la que Win se mantuvo al centro del escenario, creando un puente simbólico entre su voz y la de Régine, quien cantó desde el templete que estaba en medio de la gente, mientras alguien vestido de parca hizo movimientos lentos detrás de ella. Al terminar, ésta regresó al entablado principal para entonar “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)”, hacer su tradicional baile con listones fluorescentes y despedirse junto con William Butler (bajo/sintetizador), Richard Reed (teclado/percusiones) y el resto de los músicos invitados. “California Über Alles”, original de los Dead Kennedys, fue el cover con que Arcade Fire regresó para el encore, en que se hicieron acompañar de sus alter egos en bobblehead. Durante la canción, el líder de la banda cantó con una máscara de Jerry Brown, actual gobernador de California, que también fungió en ese cargo cuando el tema fue lanzado en 1979. Pero la verdadera fiesta la tuvo “Here Comes the Night Time”, cuando en su parte final, confeti y serpentinas multicolores cayeron sobre el público más cercano, animando el cierre que tomó una pausa con “Normal Person”, antes de que los miles de fanáticos entonaran “Wake Up”, que se ha convertido en todo un himno para ellos y en la canción más emblemática de un grupo que sigue renovándose sin defraudar con los cambios que implementa para no estancarse. Mayor convocatoria en Los Ángeles, California Antes de que Arcade Fire llegara a San Diego, Los Ángeles, California, tuvo lo propio el 1 y 2 de agosto en The Forum, recinto que a diferencia del Sleep Train Amphitheatre, vendió rápidamente sus 18 mil asientos por cada día de concierto. En el caso de los teloneros para estas fechas, el cambio radicó en The Unicorns en lugar de Spoon, manteniendo a Dan Deacon en las dos ocasiones. Otra de las variantes fue la estructura usada, ya que al tener más espacio, el pequeño templete en Chula Vista era un escenario de buena medida en Inglewood. Además, los paneles de espejo en el fondo y techo, duplicaban su tamaño, sin dejar fuera una bola de disco que pudo colocarse para ser parte de la fiesta final con los papelitos de colores. Dentro del setlist, al menos en lo que corresponde a la intervención del sábado, “Rococo” y “Crown of Love”, otro de los temas emblemáticos del grupo, se hicieron presentes. En tanto que “Axel F”, de Harold Faltermeyer, como parte del soundtrack de “Beverly Hills Cop”, fue el cover de una noche que gracias a su calma propició el disfrute ininterrumpido. En un grato extra, posterior a las dos horas de concierto, los miembros principales de Arcade Fire se dieron cita en Bootleg HiFi, donde Win se presentó como Windows 98, seudónimo que usa en su faceta de DJ, y Richard y Will lo hicieron con su banda alterna, Phi Slamma Jamma, en la que tocan covers punk rock. La fiesta, que no contó con seguridad extrema, ni revisión a la entrada, facilitó el acercamiento de los asistentes con los músicos, pese a que existía la restricción de fotos. El evento se extendió hasta las 3:00 am del domingo, e, incluso, hubo un momento para partir una piñata arriba del escenario.