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lunes, septiembre 30, 2024
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Ajustes y división en cártel de Sinaloa

En Baja California Sur explotó la división del cártel de Sinaloa. Ya se veía en el futuro inmediato luego de la detención, el 22 de febrero de 2014, del cabecilla de esa organización criminal, Joaquín Guzmán Loera. Ismael “El Mayo” Zambada, refieren investigadores de las fuerzas armadas, no mantuvo el control que sobre el cártel tenía Guzmán Loera, y ello ha resultado en varios grupos disputándose plazas. La división del cártel en el estado sudcaliforniano quedó marcada el viernes 1 de agosto de 2014 cuando fue asesinado en La Paz, el jefe de seguridad de Dámaso López Núñez “El Licenciado” y de Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado”, Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”. Mientras, en Baja California, las fuerzas del orden recibieron información de una justa entre los cabecillas de células del cártel de Sinaloa, para asesinar a otro líder de banda, a José Luis Mendoza Uriarte “El Güero Chompas”. Lo que ha resultado en el incremento de las ejecuciones de narcomenudistas en los municipios de Rosarito y Tijuana en los últimos días. De acuerdo a un investigador en Tijuana, “Aquí en este territorio no hay una cabeza visible del cártel de Sinaloa, “El Atlante” (Alfonso Lira Sotelo) anda queriendo adueñarse de Rosarito, y ‘El Tigre’ (José Antonio Soto Gastélum) se la lleva en Mexicali, controla el paso entre Ensenada y Tecate; el pleito es porque según ‘El Güero Chompas’ iba a poner orden luego de la detención de ‘El Chapo’, y comenzaron una guerrita”. Considera un agente del estado, que de hecho, en Tijuana la mayoría de los líderes de células criminales están conectados al ala de “El Mayo” Zambada, y que en la dinámica del cártel de Sinaloa de haberlos mantenido distanciados desde un inicio, la teoría es que les permitirán enfrentarse unos a otros, hasta que prevalezca uno. Sin embargo, miembros del Consejo de Seguridad Pública del Estado, tienen información sobre la reorganización de un grupo a cargo del R4, a quien oficialmente identifican como Pedro Beltrán Cabrera, y que estaría en Tijuana al servicio de “El Tigre” en un intento por controlar ese territorio. Los criminales adheridos a esa mafia, serían siete ex presidiarios, quienes fueron aprehendidos entre los años 2009 y 2010 por el Ejército Mexicano cuando lo comandaba el General Duarte, y la Policía Municipal cuando la dirigía el Teniente Julián Leyzaola, pero que recientemente habrían recuperado la libertad luego que desde Mexicali, Soto Gastélum sobornara a las autoridades judiciales. Los asesinatos de La Paz La mayoría de los análisis en delincuencia organizada sobre el asesinato del jefe de seguridad de Dámaso López Núñez “El Licenciado” y Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado”, Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, apuntan a los primeros indicios de una eventual ruptura dentro del cártel de Sinaloa. Según agentes de investigación de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), Secretaría de Marina y Ejército Mexicano, el crimen del pistolero –junto con su escolta Alberto Montero Lizárraga “El Betillo”, y quien sería presentado como el nuevo jefe de la plaza de La Paz, Jesús Enrique Urquiza Portillo “El Ferrari”– podría ser el punto de partida de la pugna entre los principales líderes de esa organización delictiva. Los grupos dentro de la estructura criminal –de acuerdo a los investigadores federales y de las fuerzas armadas– actualmente se encuentran definidos de la siguiente manera. 1.- Ismael “El Mayo” Zambada y sus hijos Serafín e Ismael “El Mayito Gordo”. 2.- Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”. 3.- Dámaso López Núñez “El Licenciado” y su hijo Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado”. 4.- “Los Chapitos”, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, así como Ovidio Guzmán López, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y líderes del cártel Nueva Generación. 5.- Misael, Joel y María Luisa Torres Urrea, sobrinos del fallecido José Manuel Torres Félix “El Ondeado”, y cabecillas del brazo operativo conocido como “Los Ántrax” tras la detención de José Rodrigo Aréchiga Gamboa “El Chino Ántrax”. El futuro del cártel de Sinaloa –a decir de los investigadores— depende prácticamente de los acuerdos a los que puedan llegar todos estos cabecillas, después de permanecer sin un líder visible y cuya organización tiene alrededor de 3 mil millones de dólares –según el diario estadounidense The New York Times— por concepto de ganancias anuales. Los herederos del poder criminal de “El Chapo” a más de seis meses de la captura de su ex líder todavía no pueden llegar a un acuerdo sobre quién debe ser el sucesor de Guzmán, incluso el propio Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado” en su cuenta de Twitter dijo que en “la empresa hay jerarquías y se respetan, el mando era el general (Joaquín Guzmán Loera) y el viejón (Ismael Zambada García), ahora se espera a que baje la marea y habrá junta para discutir esos temas”. El destino de más de 200 mil pistoleros del cártel de Sinaloa distribuidos en todo México, prácticamente depende de los acuerdos de los líderes de la organización criminal y los juniors. El día del crimen del ex líder de las Fuerzas Especiales de “El Pantera” –acorde a los reportes de inteligencia federales y militares— Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado” fue ubicado en el malecón costero de La Paz, Baja California Sur. Los reportes indican que había llegado de avanzada para informar del acuerdo tomado en el estado de Sinaloa respecto de iniciar reacomodos en las principales plazas del noroeste del país, entre las que se encontraban las de La Paz y Los Cabos, desde donde un tiempo, ordenaron sus crímenes Teodoro García Simental “El Teo”, Raydel López Uriarte “El Muletas”, luego de separarse del CAF (Cártel Arellano Félix) y sumarse al cártel de Sinaloa. Según uno de los agentes de investigación de la SEIDO, Dámaso López Serrano, había citado al actual jefe de la plaza de La Paz, identificado por autoridades federales y militares, como Édgar Reyes “El Rayo” y donde sería notificado que el nuevo jefe sería Jesús Enrique Urquiza Portillo “El Ferrari”. Sin embargo, y de acuerdo a la hipótesis de los investigadores del caso, “a alguien no le gustó esa decisión y ordenó el ataque armado para marcar el territorio y enviar un mensaje”. Los investigadores federales y militares creen que la orden pudo haber salido de “Los Zambada” o “Los Chapitos”, porque según el último mapa delictivo, los primeros controlan la zona sur de la ciudad de La Paz y los segundos la zona norte. “El Ferrari” –según los primeros informes de la investigación— tomaría la zona sur. El crimen La noche que mataron a Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, ya lo estaban esperando en un terreno de la colonia “Primero de Mayo” cerca del kilómetro 8.4 de la carretera de La Paz a la población de Los Planes. Para llegar al sitio habría que bajar de la carretera, doblar a mano derecha e introducirse unos 200 metros sobre un camino conocido como “Las Torres”. El primero en llegar a la zona –alrededor de las 7 de la noche— fue el todavía jefe de la plaza del narcomenudeo en La Paz, Édgar Reyes “El Rayo”, a bordo de una camioneta color gris, marca Dodge y línea Nitro. Casi enseguida –y según testigos— apareció una pick up de color negro, marca Chevrolet y tipo Cheyenne y la cual fue y se colocó frente a la Nitro sobre el lecho de un arroyo en esa zona. Los tripulantes de las dos unidades estuvieron platicando cerca de 2 horas, hasta después de las 9 de la noche que apareció un tercer vehículo tipo sedán de color gris, marca Volkswagen y línea Jetta. Con un faro de luz apagado y seguido por una cuatrimoto, la unidad se introdujo en el terreno rústico y se paró justamente a un lado de las otras dos unidades. Los tripulantes –y según el único sobreviviente— se quedaron por alrededor de 10 minutos a bordo de sus vehículos esperando la llegada de una comitiva que llegaría a la zona donde hablarían de negocios. Los ocupantes del vehículo Jetta eran los siguientes: 1.- Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera” de 35 años de edad, llegó vestido con pantalón de mezclilla y camisa roja. 2.- Alberto Montero Lizárraga “El Betillo” de 36 años, iba vestido de pantalón de color negro y camisa gris. 3.- Jorge Enrique Urquiza Portillo de 30 años, llegó vestido de pantalón de mezclilla y camisa de color verde. Según el único sobreviviente, Édgar Reyes “El Rayo”, en ésas estaban cuando comenzaron a llegar los vehículos que estaban esperando. Primero una camioneta de color blanco, marca Jeep y línea Cherokee y luego otros tres vehículos de los que no recordó sus características, porque los sujetos se bajaron con armas largas y empezaron a disparar sin mediar palabra con las víctimas. El primero en caer –según el testigo– fue “El Pantera”, luego “El Betillo” y enseguida “El Ferrari”. Cuando observó la acción –según el único sobreviviente– corrió hacia el monte, pero recibió un disparo en la espalda baja; aun así logró internarse entre la maleza hasta desaparecer de la escena del crimen. El sobreviviente dijo haber escuchado algunos disparos más, aunque –según un agente de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE)– “se trató de los disparos del tiro de gracia”. Los pistoleros se subieron a los vehículos y huyeron, dejando abandonados el pick up de color negro, marca Chevrolet y línea Cheyenne y la camioneta de color blanco, marca Jeep y tipo Cherokee. La investigación Con base a la escena del crimen y datos e información recolectada por la Procuraduría General de Justicia del Estado, el triple crimen tiene las siguientes vertientes. 1.- El reacomodo de los grupos al interior del cártel de Sinaloa. 2.- La pugna por el control territorial de los grupos delictivos. 3.- Las víctimas fueron “puestas” para que fueran asesinadas. 4.- La participación de un convoy de sicarios. Y es que –según un agente de investigación de la PGJE– “es sumamente sospechoso que alguien sobreviviera a este ataque a sangre fría, y sobre todo, recibir únicamente un balazo, cuando los tres fallecidos recibieron cuando menos 10 disparos cada uno y todavía les pegaron el tiro de gracia”. La noche del crimen, el todavía jefe de la plaza del narcomenudeo de La Paz, Édgar Reyes “El Rayo” fue reportado como “una persona que había sido baleada y se arrastraba sobre la carretera de Los Planes hacia La Paz”, por lo que la Cruz Roja fue hasta el sitio, lo recogió y se lo llevó y fue entonces que se supo que otras personas más también había sido baleadas a escasos 200 metros de la carretera. Tras pasar el reporte por el C-4, agentes de la policía municipal, ministerial, estatal y fuerzas armadas llegaron hasta la zona, acordonando el área hasta en tanto llegaran los peritos de la Dirección de Servicios Periciales de la PGJE. Aunque oficialmente la PGJE no ha dado a conocer el número de cartuchos percutidos y también cuántos disparos exactamente recibió cada una de las víctimas, lo cierto es que en el ataque se utilizaron las siguientes armas: Rifle de asalto R-15, rifle de asalto AK-47, pistola 9 mm. En la escena fueron levantados cartuchos percutidos calibre 9 mm, .223 y 7.62. Según un agente de investigación de la PGJE en el caso del triple homicidio, habrían participado alrededor de 12 pistoleros quienes se movilizaron a bordo de 5 vehículos, dejando dos de ellos abandonados en la escena del crimen y huyendo en tres más. Las posibles rutas de escape fueron las siguientes: 1.- Rumbo a Los Planes, tomando el camino de los llamados Divisaderos y saliendo por la “Y” muy cerca del poblado de San Pedro. 2.- Rumbo a Los Planes, tomando el camino a la comunidad de San Antonio y pudiendo tomar el camino de regreso a La Paz o bien dirigiéndose hacia San José del Cabo. En la investigación, la PGJE, logró confirmar que las placas que portaba el vehículo sedán, color gris, marca Volkswagen y línea Jetta y donde viaja “El Pantera”, su escolta y el que sería jefe de la plaza de La Paz, eran sobrepuestas. Las placas con el número CZJ5240 pertenecen a un vehículo sedán de color negro, marca Nissan, línea Altima y modelo 2002, están registradas a nombre de Iván Ojeda Montenegro, y cuyo vehículo, dicho sea de paso, estuvo involucrado en un accidente en el tramo carretero del poblado de San Antonio a El Triunfo y las placas fueron extraídas indebidamente del corralón municipal de La Paz. Aunque al cierre de esta edición, no había detenidos, los agentes de investigación del caso, tienen la certeza que los autores materiales de este ataque fueron pistoleros de “Los Ántrax” y los cuales vienen operando en la entidad desde hace tiempo. Tijuana, ajustes y reajustes En la primera semana de agosto, en Tijuana sucedieron casos extremos. Dos hombres que fueron abandonados mientras se calcinaban, uno en la zona del Río, otro en la colonia Vista Encantada. A escasos kilómetros de distancia uno del otro, los investigadores opinan que fueron actos cometidos por la misma persona o banda delincuencial. “Se nota que primero dejaron al que quemaron cerca del Hospital General, avanzaron en el vehículo y dejaron al otro en la Vista Encantada; todo sucedió, desde el traslado de los cuerpos, la incineración y la localización por parte de las autoridades, en unas cuatro horas. Lo extraño es que ninguna autoridad pidió apoyo a otra para cercar el terreno luego de conectar los hechos”. Aparte otro oficial, comentó de las escenas del crimen: “Sí hay evidencia que pudiera tratarse de los mismos autores. Las condiciones en que los cuerpos fueron sujetados eran prácticamente las mismas; los dos cuerpos presentaban amarres en manos y piernas hacia atrás, en la espalda, y con nudos muy similares. Entonces sí es consistente que los hechos sean acción de una sola persona o célula”. Refirió el estatal, que hace tiempo no se daba un caso similar y explicó: “Finalmente, luego de la investigación, terminan siendo ajustes de cuentas entre narcomenudistas, pero como el negocio de la droga ya no es igual que antes, y como no hay un cártel visible a cargo de la actividad criminal en esta zona, no tienen para deshacer los cuerpos en ácido; entonces los queman, lo cual hace más difícil la labor de identificación. Tenemos que tomar una muestra del hueso y hacer prueba de ADN lo cual lleva unas cinco semanas tener los resultados”. Refirió que no había denuncia de personas secuestradas o desaparecidas; sin embargo, ZETA fue enterado que familiares de la víctima acudieron a la identificación del cuerpo, y que detallaron que el hombre estaba secuestrado desde una semana atrás. Así, los reportes oficiales indican que elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado, (PGJE) recibieron el miércoles 6 de agosto el reporte de dos cuerpos calcinados en distintos puntos de Tijuana. El primer hallazgo fue en la madrugada seis de agosto, se trataba de hombre medio calcinado en un 75 por ciento de su cuerpo, en la  Vía Rápida Oriente en la Zona del Río. De acuerdo a la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), el descubrimiento ocurrió en  la calle José Alvarado entre avenida Centenario a un costado del salón de eventos Quinta Real, en la Vía Rápida. El sujeto estaba atado de pies y manos con cinta adhesiva en color gris alrededor de su cabeza misma cubría su boca. Como media filiación, el occiso tenía cabello corto castaño oscuro, frente mediana, cejas pobladas rectas, nariz recta ancha, bigote y barba incipientes, tez blanca, cara oval, boca grande, labios gruesos, orejas medianas, complexión delgada, estatura de 1.70 metros, edad de 30 a 35 años aproximadamente.  El segundo calcinado a medias, fue reportado sobre la calle Emiliano Zapata, en la colonia Vista Encantada de Tijuana. Integrantes de la PGJE, llegaron a la Delegación de Playas de Tijuana, donde se encontraron en un desnivel de tierra y entre basura, el cuerpo tendido de un hombre quien presentaba en poco más de la mitad de su cuerpo calcinamiento. Al occiso de 1.65 metros de estatura, se encontraron restos de su vestimenta como camiseta de tirantes color blanco, cinto negro, pantalón de mezclilla azul y calcetines blancos sin calzado. Además tenía tatuajes en forma de calaveras y hojas de marihuana en el pecho, un número 18, una pistola y una letra “A” en el abdomen,  un número “1” en cara anterior de muslo derecho, el número “8” y una leyenda ilegible en cara anterior de muslo izquierdo, diversos tatuajes ilegibles entre los que se destaca el número “61206”. El mismo miércoles 6 de agosto, otro hombre fue secuestrado. Sin ahondar en información que pudiera afectar a la víctima, los oficiales refieren que se trata de una persona dedicada al comercio de productos. Tanto los calcinados, los levantones y los secuestros, han encendido la alerta en los investigadores locales, pues consideran que pueden ser parte de un reajuste de las células del crimen organizado que delinquen en Tijuana, o de una reorganización de un grupo criminal. Dijeron a ZETA que ante la ausencia de un cabecilla visible, los líderes de célula están disputando territorios. Resguardaban cristal por 7 mil pesos semanales Dos hombres dedicados al resguardo de la droga conocida como cristal, fueron detenidos la tarde del jueves 8 de agosto por elementos de la Policía Estatal Preventiva, en posesión de 19 kilogramos del estupefaciente. La Secretaría de Seguridad Pública del Estado informó que aproximadamente a las doce del día, policías estatales patrullaban el fraccionamiento Villa Fontana de la delegación La Presa, donde detuvieron  un vehículo Toyota Avalon modelo 2000. Del automóvil color negro, con placas nacionales AKY-39-40, bajaron Carlos Aurelio Félix Manjarrez, de 25 años, originario de Culiacán, Sinaloa; y José Armando Figueroa Aguirre, de 32, nacido en Mexicali. Los aprehendidos recibieron el cristal el miércoles 30 de julio en la plaza comercial Macroplaza, y aunque aseguran desconocer a la persona que se los entregó, declararon que llegó en un carro Nissan Tsuru verde. En su presentación, los detenidos dijeron no saber para quien estaban haciendo el trabajo de resguardo e intermediación, por el cual recibían 7 mil pesos por semana, dinero que se les depositaba en una cuenta de Coppel. Las 43 libras de cristal, equivalentes a 19 kilogramos, se encontraban dentro de la cajuela del vehículo al momento de la detención, administrada en recipientes rectangulares de plástico de color verde, azul y rosa. Según comentaron, Félix Manjarrez llegó de Culiacán hace dos meses, mientras que el oriundo de Mexicali tendría dos días en Tijuana. Ambos serán entregados a la Procuraduría General de la República (PGR) para que se investigue su posible relación con la delincuencia organizada. Además, la SSPE dio a conocer que se averiguará si la droga tenía como destino los Estados Unidos. Por su parte, la II Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), informó los resultados obtenidos durante el mes de julio de 2014 en Baja California, Baja California Sur y Sonora. De la información proporcionada, destaca un decremento en el decomiso de marihuana, pues de enero a junio de este año, solo en la Segunda Zona Militar correspondiente a Tijuana se aseguraron de 9 a 40 toneladas de la hierba; mientras que en el mes de julio, en toda la región militar, solo dos toneladas y media fueron encontradas. Elementos de la II Región también decomisaron 71 envoltorios de la misma hierba, seis kilogramos y 190 envoltorios de cocaína, 500 gramos de heroína, 134 kilos y 251 envoltorios de metanfetaminas; además, 40 armas largas, 24 cortas, 18 mil 300 cartuchos, 119 cargadores, 51 vehículos, 7 mil 226 pesos, entre otros materiales irregulares. En el séptimo mes del año, el Ejército adscrito a Tijuana participó en la detención de 12 personas, y se localizaron y se destruyeron 26 plantíos de marihuana con una extensión total de 2 mil 390 metros cuadrados. De igual manera, se inhabilitaron 14 franjas de terrenos susceptibles a emplearse como pistas de aterrizaje clandestinas. Por último, se realizó la incineración de 8 mil 737 kilos de marihuana, 186.912 kilos de metanfetamina, 6 kilos de heroína, 11 kilos de cocaína y 177 pastillas.   

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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