Cada vez se pone peor la cosa. Entre más discuten los legisladores mexicanos la propuesta de Reforma Energética los ciudadanos de este país terminamos perdiendo. La muy probable eliminación del subsidio a la Energía Eléctrica, además de la manera en que se explotará la tierra, solo son dos claros ejemplos de cómo una política más de Enrique Peña Nieto va en contra de la gente. Ahora resulta que la Cámara de Diputados analiza la posibilidad de que las pensiones y jubilaciones de Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se suman a deuda pública del gobierno federal. De ser así, esto se aplicaría desde el presupuesto 2015, tal como propuso la diputada priista Irazema González Martínez Olivares, miembro de la Comisión de Energía. A la fecha los pasivos de PEMEX por jubilaciones y pensiones suman 1.13 billones de pesos. Por su parte, la CFE debe cubrir 507,000 millones de pesos. Para ambas paraestatales estos rubros equivalen a cerca del 50 por ciento del total de sus pasivos, y representan casi el 14 por ciento del producto interno bruto. De ahí que si esta maniobra –ciertamente derivada de la corrupción interna tanto de PEMEX como de la CFE– llegara a tener el visto bueno de los diputados podríamos esperar un desequilibrio fuerte a las finanzas públicas y un incremento notorio a las tasas de interés. Pero sobre todo está el hecho de que quienes deberemos pagar por la mala administración de los energéticos seremos todos los mexicanos, endeudados gracias al gobierno de Enrique Peña Nieto y un poder legislativo que podría ser históricamente trágico para el país. Y no es exageración.