Lo único que tienen en común las selecciones de México y Holanda es el número de campeonatos. Cero. Cierto, Holanda es uno de los referentes del Futbol en el mundo y tiene una de las mejores ligas del planeta, no se puede decir lo mismo de México. Entonces, ¿cuál es el motivo del optimismo tricolor frente a la “Naranja Mecánica”? La casi tradición holandesa de siempre quedarse en el camino. México no es favorito, ni por accidente. Eso pone la presión sobre el conjunto más goleador de la fase de grupos, una máquina aparentemente imbatible. Si bien sufrieron y estuvieron abajo en el marcador en dos partidos, supieron remontar y ya ganaron todo tipo de partidos: por goleada, con diferencia mínima y de choque con oportunidades limitadas y aprovechadas. Es impensable que los centrales mexicanos puedan evitar remates a puerta o los extremos puedan frenar la velocidad, sin embargo, México ha encontrado la manera de ganar dos juegos con goles hasta sacados de la manga. Su mejor oportunidad es dedicarse al disparo lejano con Héctor Herrera y Andrés Guardado para abrir camino a los atacantes y posibles rematadores, tal como lo hicieron en sus dos victorias y hasta en el empate sin goles frente a Brasil. El “Tri” lleva cinco Mundiales consecutivos sin superar octavos de final. Holanda siempre se queda en el camino. Lo mismo se decía de España hasta que fue campeón, claro, a expensas de Holanda.