Después del caso Posadas, creo que seguirá el de Colosio. Y como en el del Cardenal, no espero sorpresas. La conclusión oficial se resumirá en dos palabras: asesino solitario. Antes o durante la declaratoria oficial, serán desechadas las líneas de investigación hasta hoy pendientes: Entorno político y relación con el narcotráfico. Naturalmente, el anuncio que hará la Fiscalía Especial de la PGR, registrará las mismas reacciones que en el asunto de don Juan Jesús: inmediata desaprobación seguida de la certeza que fueron crímenes de Estado. A la noticia le seguirán las encuestas en Televisa y, o TV Azteca: “¿Cree Usted que el asesinato de Colosio fue un complot o la obra de un tirador solitario?”. El resultado será obvio: entre 85 a 90 por ciento de los televidentes llamarán telefónicamente, convencidos de la conjura, pero no informados. Espero que en el de Colosio se repita lo del Cardenal: la Procuraduría General de la República informará con documentos y pruebas a pasto. Con eso terminará su trabajo, pero no cerrará la investigación. La dejará abierta, en situación de resguardo. Si alguien tiene pruebas en contrario y por alguna razón no las presentó durante los gobiernos priistas, lo podrá hacer con el panista. Con los informes de estos casos, el Presidente Ernesto Zedillo cumplirá dos de tres objetivos que según mi personal observación tiene planeado alcanzar antes de terminar su sexenio. El restante es más difícil: capturar a los hermanos Arellano Félix. Entonces, compagino los asuntos del Cardenal, Colosio y la mafia con el viejo adagio chino: “Para abrir una puerta hay que cerrar otra”. Así, el Presidente Zedillo cerró hasta donde le fue posible los asuntos de Posadas y Luis Donaldo para abrir el camino a su retiro. Espera hacer lo mismo con la mafia. Pero la puerta no quedará ni sellada ni cerrada con candado. Vicente Fox la puede abrir. Tendrá amplitud hasta el infinito para resolver como Presidente lo que censuró como candidato. Ése es, para mí, el chiste de abrir y cerrar puertas. Y Zedillo lo hizo bien. Nadie puede reprocharle por lo pronto el caso Posadas y en el futuro el de Colosio. Llegó a una conclusión. Llegará a otra. Y para quien dude de ellas, deja las averiguaciones abiertas, en situación de resguardo. Ahora Fox sabrá lo que pesa el saco que cargó seis años el Presidente. El señor Cardenal Don Juan Sandoval Íñiguez es en el caso Posadas, lo que el señor Licenciado Alfonso Durazo en el de Colosio: simbólicamente representa a los incrédulos sobre el resultado de las investigaciones de la Procuraduría. Seco, inconmovible, de pocas palabras hasta llegar a la insistencia, don Juan sostiene que Posadas fue muerto directa e intencionalmente. Dijo que todos sabemos bien quiénes lo mataron, pero no dio nombres. Rechazó que el Cardenal fue víctima de la confusión durante una balacera entre sicarios. Y el joven Durazo no cree en la tesis del asesino solitario en Lomas Taurinas. Virtualmente acusó al ex Presidente de la República, Licenciado Carlos Salinas, de organizar el complot para matar al candidato en 1994. Ha escrito que el gobierno zedillista no tiene voluntad política para investigar el caso. Pero existe una coincidencia del señor Sandoval con el Licenciado Durazo: no han exhibido pruebas para sostener palabras o escritos. Encontré en el archivo un comunicado del Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano titulado “Para Realizar la Verdad en el Amor: Caso del Cardenal Posadas Ocampo”. Está fechado el 4 de junio de 1993 y dirigido “al pueblo de Dios”, con el epígrafe: “Unidos en un mismo Espíritu”. Reproduzco el texto: “Los obispos del Consejo Permanente de la CEM, que abarca al Consejo de Presidencia y a los obispos representantes de las regiones pastorales, nos reunimos ayer en la Nunciatura con la amable hospitalidad de Mons. Jerónimo Prigione. Con nosotros estuvieron las siguientes personas: el Dr. Jorge Carpizo, Procurador General de Justicia de la República; el Lic. Fernando del Villar, Subsecretario de Gobernación, y el Lic. Nicéforo Guerrero, Director de Asuntos Religiosos de la misma Secretaria. Nos reunimos para dialogar sobre el doloroso caso del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien perdiera su vida en circunstancias de violencia y de lo cual hemos urgido explicaciones claras y creíbles. El Dr. Carpizo nos explicó más ampliamente las investigaciones que se han hecho hasta el momento y sus actuales resultados; dio también respuesta a nuestras interrogantes. Es natural que todos esperen una palabra de los Obispos de México que ayude a orientar la visión de los cristianos sobre los acontecimientos lamentables que hemos vivido la semana pasada en México. A ejemplo de Jesús decimos “Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen”. Reproduzco sin quitar palabra, coma, punto ni mayúscula: “Pero tenemos derecho a conocer los nombres de los responsables de estos horrendos crímenes y, en fidelidad al Evangelio queremos conjugar el perdón con la justicia. Queremos que esta sangre derramada sea semilla de redención y de verdad, de reconciliación y de paz. Esta muerte que ha enlutado a nuestra Patria ha despertado vigorosamente la conciencia de toda la sociedad. Las explicaciones que nos ha ofrecido el Dr. Carpizo y las aclaraciones que hemos recibido a nuestras preguntas las hemos visto coherentes y bien fundamentadas hasta este momento”. Y luego un párrafo importante: “Por los hechos conocidos hasta ahora, la muerte del señor Cardenal y de los demás victimados del 24 de mayo fue ocasionada por el enfrentamiento entre dos grupos rivales de narcotraficantes. Asimismo, la hipótesis de un atentado directo contra el Señor Cardenal, parece que no puede sustentarse. Reconocemos y valoramos en nuestras autoridades los esfuerzos por perseguir no sólo por obligación, sino por convicción personal, este crimen y otros semejantes. Es saludable fomentar la confianza en las autoridades y ayudar con todo lo que podemos, sobre todo con nuestra oración. El gobierno por sí solo no puede solucionar problemas como este: Es necesaria la colaboración de toda la sociedad. Recordamos también que es mejor prevenir que combatir este mal del consumo, cultivo y tráfico de drogas, con una educación integral de respeto a la vida y así evitar todas las formas de violencia y corrupción. Debemos educarnos en una conciencia crítica frente a los MCS (medios de comunicación social) cuando difunden como valores actitudes que dañan al hombre.” Enseguida el documento reproduce un pensamiento de don Juan Jesús Posadas y Ocampo pronunciado en la Navidad de 1987: “Los jóvenes viven un sí fuerte y decidido a Jesucristo, a la Iglesia, a los valores de la libertad, de la justicia y la paz. Den un rotundo no a la desesperación, a la mediocridad, a la violencia irracional, a la drogadicción y al libertinaje sexual”. Sigue el documento: “Debemos crear entre todos, mejores condiciones de vida para superar la miseria en nuestra Patria. Reiteramos nuestra firme voluntad de compartir como Iglesia, responsabilidades y deberes en este esfuerzo común de todos los hombres y mujeres de buena voluntad y erradicar definitivamente todas aquellas ‘acciones contra la vida y la dignidad de las personas humanas que atentan además contra la pacífica convivencia y tradición cristiana del pueblo mexicano’ (Telegrama del Papa al Presidente de la CEM el 25 de mayo de 1993). Exhortamos a todos a seguir unidos en una actitud de oración y de esperanza para edificar, como mexicanos, una Patria mas justa y reconocida”. Firman el documento, por el Consejo Permanente de la CEM, su Presidente y Arzobispo de Monterrey Adolfo A. Suárez Rivera y Ramón Godínez Flores, Obispo Auxiliar de Guadalajara como Secretario General de la CEM. Texto tomado de la colección “Conversaciones Privadas” de Jesús Blancornelas, publicado el 1 de Agosto de 2000.