A veces el cuerpo nos falla… y lo hace cuando menos lo esperamos, cuando creemos poder hacerlo todo, olvidamos por un instante que el cuerpo humano, fue hecho un día de polvo, de barro, de lodo. A veces el cuerpo nos falla… pero la falla no se encuentra en el diseño, más bien es porque lo sometemos a maltratos y tensiones, creemos ciegamente de la vida ser los dueños y confiamos en estos tontos y tercos corazones. A veces el cuerpo nos falla… pero más fallamos nosotros cuando al usarlo, hacemos oídos sordos a sus reclamos, solo tomamos el volante y avanzamos y no nos detenemos hasta estrellarnos. A veces el cuerpo nos falla… pero más fallamos nosotros cuando caemos en excesos y creemos que siempre habrá en nosotros juventud, y nos sentimos fuertes, y nos sentimos casi dioses, y adquirimos vanidades y olvidamos la virtud. A veces el cuerpo nos falla… y lo hace cuando nos sentimos con tantas alegrías, nos hace pensar que somos fuertes, invencibles, y cuando la vida más nos hace creer que es nuestra, viene la muerte y con ella nos traiciona. A veces el cuerpo nos falla… y llorar quiero ahora por mis desventuras, llorar quiero ahora que ya nada en él tiene esperanzas, ahora que estoy frente a la caja para pagar todas mis facturas y no sé si lo poco bueno que traigo me alcanza. Alan Rodríguez Tijuana, B.C.