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martes, octubre 1, 2024
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Negocio redondo

Pachuca y León. El sexto contra el octavo tiene mucho en común. Ambos fueron irregulares en la temporada y tuvieron cierres improbables. León se dedicó a la Copa Libertadores, en el proceso, perdió ante Veracruz y Chivas en semanas consecutivas. Tuvo un lapso de seis juegos sin ganar, cerró con dos triunfos y la combinación de resultados lo metió a pesar de solo cosechar siete triunfos, junto con siete empates y seis derrotas, incluyendo una goleada en casa, cortesía de Pachuca. Los Tuzos anotaron hasta la tercera jornada, perdieron con los peores: Atlante, Puebla y Atlas. Santos, Veracruz y Chiapas les metieron tres goles. Estaban muertos, solo habían conseguido uno de doce puntos de cara a la jornada final y perdían 3-0 en Querétaro. Se metieron. Además de mediocres, los dos finalistas comparten dueño, el Grupo Pachuca. Jesús Martínez padre contra Jesús Martínez hijo. Por si fuera poco, se logró con decisiones polémicas a favor en ambas semifinales. Durante la transmisión del partido de vuelta entre Toluca y León, la voz de Raúl Sarmiento pecó de ingenuidad. “La final del milagro, curiosamente del mismo dueño. Si se llegara a dar, confío en la honestidad del Futbol mexicano”. ¿Creen que la afición es tonta? La respuesta ofende más que la pregunta. No se daba una final entre sembrados tan bajos desde el Apertura 2004, cuando Pumas (noveno), derrotó a Monterrey (sexto) para convertirse en bicampeón, curiosamente lo que busca igualar el cuadro esmeralda. Una final del mismo dueño no ocurría desde Verano 2002, América (octavo) venció a Necaxa (séptimo) y fue el pretexto perfecto para mudar a los Rayos a Aguascalientes. Viva la multipropiedad, mal necesario para una Liga con pocos dueños capaces de mantener a sus clubes. León podría convertirse en el tercer octavo lugar en agregar una estrella a su escudo, pero nadie supera al Atlante en la campaña 92-93. En tiempos de repechaje y torneos largos, los Potros de Hierro fueron décimos y vencieron a los séptimos clasificados, Rayados de Monterrey. La narrativa de la final girará acerca de un posible bicampeón, el primero desde 2004 con el equipo que aporta la media cancha para la selección mundialista. Por otro lado, la oportunidad de despedir a Enrique Meza como campeón en su segunda etapa al frente de los Tuzos. Los logros de Gustavo Matosas y el “Ojitos” en el banco opacarán la realidad del Futbol mexicano. Una Liga mediocre que premia la mediocridad con un campeón de torneo irregular. Sin importar el resultado, los propietarios no pierden.

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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