Luego de conducir por siete horas desde San Francisco, California, Sergio Ramírez, llegó a la frontera de San Diego con Tijuana, con un propósito muy especial: ver a su madre, a quien no había visto desde hace seis años. Todo inició hace medio año cuando la familia oriunda de Veracruz empezó a planear el viaje de reencuentro. La imposibilidad legal de los integrantes para reunirse en Estados Unidos, los llevó a decidir por Tijuana como punto de encuentro. Sin embargo, al llegar al límite, la realidad entristeció a la familia. El muro del Parque Binacional entre México y Estados Unidos, que imposibilita siquiera estrechar las manos, y la vigilancia constante y de cerca de los oficiales de la patrulla fronteriza, hicieron que la señora Emma Herrera Morales, quebrara en llanto. Entre la emoción e impotencia de no poder abrazar a su hijo y nietos, las lágrimas fueron inevitables. Tras el viaje de alrededor de 4 mil kilómetros de distancia, desde Córdoba, Veracruz hasta Tijuana, la señora Herrera aseguró no esperar siquiera poder tomar de la mano a su hijo. “Yo no me esperaba ésto, pero bueno, así lo estipulan las autoridades vecinas, y pues hay que respetar”, declaró. Entre la conversación con ZETA, Doña Emma dijo que conocía a sus nietos por Internet, y ahora llena de alegría pudo cruzar unas palabras con ellos. Mamá, hijos, nietos y nueras, permanecieron en una larga conversación por horas, para ponerse al día en todos lso asuntos familiares, después de más de cinco años de no verse en persona. E inclusive, poder conocer a los nuevos integrantes de la familia.