Es una verdadera lástima ver cómo por intereses comerciales, personas sin escrúpulos destruyen en minutos lo que a la naturaleza le tomó décadas, y que tanta falta hace, en una ciudad como Tijuana. Y me refiero a los árboles. De un día para otro, con o sin consentimiento de las autoridades y funcionarios que deberían proteger y promover la ecología ambiental, se talen árboles sanos, grandes, bonitos y necesarios. Este es un ejemplo de corrupción, impunidad y ofensa para todos los que habitamos esta bella ciudad, a los que nos arrebataron así nomás, del placer y la sombra que un árbol ubicado en plena vía pública, fue salvajemente talado, solo con la intención de darle más vista a un local comercial de reciente construcción y que posiblemente a sus propietarios les molestó, por obstruir y opacar sus anuncios. Específicamente en la avenida Ermita Norte, esquina con el bulevar Díaz Ordaz, se llevó a cabo este delito ecológico. Como habitante por más de cincuenta y tantos años, y en representación de la mayoría de los vecinos, expreso mi más profundo repudio y coraje por este acto que demuestra que las leyes ecológicas federales, estatales y municipales, solo sirven para limpiar los traseros de los que se cagan en ellas. Adjunto fotos de este crimen y ustedes, lectores, calculen la edad que este bello árbol tenía antes de ser sacrificado. Y si quieren ir a comprar algo ya que abra sus puertas dicho establecimiento, mis vecinos y yo jamás lo haremos. Atentamente, Germán Rosas Mouett Tijuana, B.C.