Efigenio Cano removido en febrero de 2014, de su comisión de escolta del director de la policía municipal de Tijuana, Reyes Montilla, por supuesto abuso de autoridad, se presentó en ZETA a exponer que sus compañeros tergiversaron los hechos en el parte informativo y mintieron en las declaraciones. “Por eso no se pudieron probar las acusaciones y el juez no nos condenó”. Entre la noche del 9 de febrero y la madrugada del día 10, Cano resultó inmerso en un enfrentamiento armado, con agentes y jefes policiacos en la subdelegación de Villa Fontana que concluyó con su consignación ante el ministerio público federal. En la versión de los encargados policiacos de Villa Fontana, Benjamín Toledo entonces escolta de Reyes Montilla se detuvo en un Oxxo del bulevar 2000 a la altura de la avenida de Las Aguas, ahí sacó su arma, amenazó de muerte a un policía de la comercial que estaba de civil, se dio a la fuga en su auto, y lo interceptaron frente a la delegación de Villa Fontana, donde Toledo y Cano- quien lo acompañaba-, borrachos se resistieron al arrestó apuntándoles con sus armas de cargo e insultándolos, los sometieron y los arrestaron. La versión de Cano es distinta, asegura que redactaron el parte policiaco “a modo” por lo que cayeron en muchas contradicciones. El ex jefe de escoltas relató que el sábado 19, él y Toledo se fueron a cenar con sus esposas a Otay, alrededor de las 23:40 emprendieron camino de regreso a la delegación de Villa Fontana donde habían dejado uno de los autos y se desviaron en el Oxxo por la mujer de su compañero quería cigarros, ahí desde el auto vio como Toledo paso a un lado de la patrulla comercial, saludo al policía uniformado y después en la fila se hizo de palabras con uno de los dos hombres frente a la puerta del Oxxo, que resultó ser otro policía comercial que no andaba uniformado. Después sin darle importancia al incidente siguieron su camino, pero al llegar frente a la delegación los interceptó el supervisor Efrén Preciado quien les disparó, se asustaron porque iban las esposas, se detuvieron y asegura bajaron con las manos en alto confiados en que los conocían, admite que sí reclamó la agresión con palabras altisonantes. Llegaron más agentes, más jefes, hubo jaloneos, porque Cano reclamaba que les hubieran disparado, como lo niegan, se inician una serie de insultos. Más patrullas salieron apoyar a Preciado; mientras que la esposa de Cano grababa y la aventaron para evitarlo, le rompieron el celular “entonces yo grito groserías más fuertes, abren los radios y me graban en la frecuencia pero a mí me sirve para probar que el parte está mal”. Llega el jefe Crespo, “yo no les apunto pero no quiero entregar mi arma a cualquiera porque con los tiros podrían incriminarme”, dice Cano quien finalmente la deja en resguardo de su oficial de su confianza. Ante el juez acusan a Toledo de haberle apuntado al policía comercial sin uniforme, de haberlo amenazado de muerte con la pistola, y el jefe Crespo asegura que Toledo y Cano le apuntaron con el arma porque estaban borrachos. Los delitos con los que los consigna, abuso de autoridad y uso ilegal del arma. “Pero uno, en el análisis de alcohol Toledo salió dentro de los límites y a mí no me lo hicieron, no estábamos en servicio ni uniformados, así que no estábamos abusado de autoridad, y la posesión del arma, tenemos permiso. “Además jamás les apuntamos, nos recibieron a balazos, no somos tontos, ni estábamos borrachos, para ponernos a sacar la pistola frente a un montón de policías uniformados a un lado de una delegación, además íbamos con nuestras esposas. “Jamás he negado que dije groserías, estaba muy enojado y preocupado, pero todo lo demás lo acomodaron, para tapar que se equivocaron y nos balearon, todo el tiempo que estuvimos frente a la delegación les reclame los balazos y a Preciado ni siquiera le quitaron el arma, eso ni siquiera lo consignaron en el parte, no mencionaron a las esposas”. El caso judicial en contra de los ex escoltas de Reyes Montilla está en proceso, lo mismo que el expediente en la Sindicatura, ambos están reasignados a puntos fijos en lo que proceden los expedientes. Por su parte la esposa de Cano, presentó una denuncia en contra de los oficiales que presuntamente la agredieron la madrugada del 10 de febrero. “Y yo espero que la Sindicatura, donde también dimos nuestra versión, realice una investigación profesional, y se dé cuenta de las inconsistencias como está sucediendo en los juzgados federales”, concluyó Cano.