“Los Hámsters”, ópera prima del cineasta tijuanense Gilberto González Penilla, se exhibió el viernes 18 de abril en la Sala Carlos Monsiváis del Centro Cultural Tijuana (CECUT). Fue una función especial para familiares del director, actores y personal del rodaje, quienes llenaron el recinto. La cinta relata en cuatro historias los problemas que enfrentan cada uno de los miembros de una familia, sin que éstos lleguen a entrelazarse a pesar de que padre, madre, hijo e hija, viven en la misma casa; la falta de comunicación en el núcleo familiar es el eje central de la trama. Actualmente González Penilla está nominado a un Ariel por su cortometraje documental “Conversaciones de un Matrimonio”. Además, su corto “El Amor en Tiempo de Incendios” forma parte de la Gira Ambulante 2014, mientras que “Los Hámsters” se exhibe en festivales nacionales e internacionales. Gilberto González Penilla platicó con ZETA sobre las condiciones del medio cinematográfico en México, su primer largometraje, su nominación al Ariel, la centralización de la cultura, el cambio de los roles familiares, la falta de comunicación y lo que Tijuana puede ofrecer como locación para el rodaje de películas. — ¿Qué sentimientos te provoca tu nominación a un Ariel, estando en una etapa tan temprana de tu carrera? “Es una satisfacción, una culminación a diez años de trabajo y dedicación al cine, ya llevo mucho tiempo en esto, y pues es como una estrellita en la carrera que he estado llevando, me hace sentir bien. Tampoco estoy extasiado por eso, creo que es un reconocimiento y ya”. — ¿Es importante ganar? “Sí, creo que te abriría más puertas si ganas, pero también el hecho de ser nominado te abre también puertas, y también el hecho de ser nominado es importante. Por otro lado, tengo muchos amigos que han estado nominados cinco veces, han ganado tres y la vida no te la cambia”. — La familia y el matrimonio parecen ser un tema medular en tu obra. ¿Por qué? “Tiene que ver con lo que viví de chico, vivencias personales, las lecturas a las que me acerco constantemente, creo que son influencias para hablar de estos temas. Uno de mis cineastas favoritos es Woody Allen, quien constantemente habla de matrimonios y parejas. No creo que siga haciendo películas con estos temas. La que viene sí va a tocar el tema del matrimonio otra vez, pero pues más adelante no sé”. — En el cine mexicano se plantean dos situaciones: vemos a familias de clase muy, muy baja, o clase muy alta, lo mismo en las telenovelas. En cambio en tu película se aprecia a una familia de clase media. ¿Cuál es la razón? “De entrada creo que el cine se ha estereotipado mucho. Lo que yo buscaba era encontrar una media que se pudiera acercar mucho al público, que la gente se pudiera identificar con las situaciones que están viviendo los personajes. Las cuatro historias de esta familia se pueden relacionar muy bien con cualquier clase social. Puede llegar a muchas personas, hay como un espectro de edades a las cuales puede llegar, y esa era mi intención”. — Otras dos temáticas presentes en “Los Hámsters” son la falta de comunicación en el núcleo familiar y la falta de confianza para hablar con los propios familiares ¿Por qué experimentamos esta situación en nuestro país? “Creo que la tecnología tiene mucho que ver, de entrada hace que los lazos entre las familias se hagan más lejanos. Es muy común ver ahora familias que están comiendo y que todos están con sus celulares. El título de ‘Los Hámsters’ viene porque es una metáfora de lo que es el hámster, un animal muy solitario y muy celoso de su propio espacio, es así como yo miro a esta familia, enajenados, no se comunican y no les interesa comunicarse, cada uno está viviendo su propia realidad. Es una problemática que no solo es de México, creo que sucede en todo el mundo, muy actual; es una problemática que viene muy fuerte, y creo que en el futuro va a ser todavía peor”. — ¿Qué otros problemas pueden ocasionar el cambio en la mecánica familiar y los roles? “Por ejemplo, antes era muy sencillo que el esposo trabajaba para proveer a la familia, ahora es algo que difícilmente se puede hacer, por la inflación, porque ya no alcanza, ahora tienen que trabajar ambos, entonces ahí de entrada hay una disputa en los roles, hay un choque. Yo quise retratar esta familia más convencional, que es el padre el que trabaja y provee, y la madre que se queda a cuidar a los hijos, para mí era importante hacer eso porque si una mujer se queda en el hogar para atender a los hijos y éstos ya no le hacen caso, pues ahí hay una perdida, ya hay un sufrimiento de parte de la madre; entonces para mí era importante jugar con ese rol. “Competencia, ahora se da que en los matrimonios se compite. ‘Yo gano más, yo tengo entonces más jerarquía’, entonces se hacen matrimonios más independientes”. — Previamente has mencionado que la producción de “Los Hámsters” sufrió de carencias que pusieron en peligro la culminación del filme… “Cuando yo decidí hacerla acá en Tijuana, mi idea era llegar pensado que sería más sencillo encontrar apoyos para poder realizar la película. Llego y empiezo a tocar puertas en instituciones y me doy cuenta que no, que les importa poco apoyar el cine. La única institución que nos ayudó para poder filmar la película fue el ICBC, de ahí en fuera las instituciones nos cerraron mucho las puertas, y es algo triste que no valoren el trabajo que se está haciendo aquí, que no crean en él y sientan que no va a servir. Claro que sirve, yo me he dado cuenta que ahorita con esta película la gente voltea y me dice, ‘pero si Tijuana es otra Tijuana, yo no había visto un retrato así de la ciudad’”. — ¿Nunca pensaste en voltear hacia alguna productora grande del cine mexicano en busca de apoyo? ¿Sería traicionar lo que querías hacer? “En el Centro de Capacitación Cinematográfica me ayudaron un mes con el equipo y con 120 mil pesos. Yo quería salirme de este esquema de hacer una carpeta para buscar un apoyo de una productora, iba a ser un proyecto muy largo que me iba a tomar tal vez dos o tres años en que me dieran el dinero para hacerla. Pues yo dije, de plano no quiero irme por ese camino, yo creo que en Tijuana puedo conseguir más apoyo, pero pues te digo que no fue así. Sí te puedo decir que el ICBC fue un gran apoyo, el CECUT y el FONCA también nos ayudaron con algo para la postproducción, en total 250 mil pesos para poder hacer toda la postproducción, y te puedo decir que todo ese dinero se gastó y hasta hizo falta”. — ¿Existe oferta laboral para el cine en México, o el cineasta mexicano tiene que ser independiente? “En mi caso sí tuve que buscar mi propio camino, no se vive dirigiendo cine, al menos yo no vivo de dirigir películas o cortos, yo lo que hago para poder subsistir es editar, pues yo soy editor y esto es lo que me hace comer tal cual. En Tijuana no podría vivir de edición. Sin embargo, la edición es un trabajo también de dirección en el fondo, porque es armar la película, entonces uno aprende mucho de dirección a la hora de editar, y es algo que me gusta mucho. (Alfonso) Cuarón y (Guillermo) del Toro sí viven de dirigir, pero otros se tienen que dedicar a hacer otras cosas, o dan clases o son becados, pero el cineasta mexicano no vive únicamente de dirigir sus películas; siempre tienen que crear casas productoras o se dedican a hacer scripts. Tengo muchos amigos cineastas que son muy buenos y que se dedican a hacer sonido en películas, que se dedican a continuidad o en ser asistentes de dirección, tienen que hacer eso para poder vivir del cine. Pero se aprende de ello”. — ¿Es México un país centralizado en cuestión de cultura? “Sí, totalmente. Pero yo creo que ahora es un muy buen momento para los creadores de aquí de la región, para que tengan un impulso y sigan produciendo, porque ahorita los ojos están volteando a la ciudad. Se tiene que aprovechar este momento con varias películas tijuanenses que están saliendo, que es lo más importante, que salgan, que no se queden aquí y que solo las vean tus familiares, que salgan y que la gente las conozca. Hay que aprovechar eso, y espero que los cineastas locales en realidad lo aprovechen”. — ¿Qué puede ofrecer Tijuana como locación para hacer cine? “Locaciones muy hermosas y calidez de la gente. En el DF estás grabando y ya te salieron a gritar, te están apurando, hay un frenesí, y aquí no. Aquí la gente es muy tranquila. Si ve un rodaje es muy participativa, te ayuda. La luz de Tijuana es preciosa, en realidad es una luz muy preciosa que difícilmente puedes apreciar en el DF, por el smog y los edificios, no puedes apreciar paisajes como los de aquí”. — ¿Cuándo se podrá ver “Los Hámsters” en el cine nacional e internacional? “Pues mira, internacionalmente vamos a estar en festivales, pero ya a nivel de distribución, que llegue a cines nacionales, no sé. La idea es que para finales de este año ya las podamos estrenar a nivel comercial, yo creo que puede llegar a funcionar muy bien en las salas, pero pues ese es el arroz negro del cine mexicano, llegar a las salas de cine. Esperemos que para finales de este año podamos llegar”. — ¿Cuándo comienzas tu próximo proyecto? ¿Qué preparas? “Pues ya lo comencé, ya estoy terminando el guion, se llama ‘Huevos Divorciados’ y es la historia de un señor que lo abandona su mujer. Es una comedia, la idea es desarrollarla aquí en Tijuana y esperamos filmarla el año que viene o en dos años, cuando encontremos apoyo. Todo apoyo es bienvenido”.