El identificador de llamadas de su móvil anunciaba dígitos extraños. Era el celular de Jorge Franco que timbró a eso de las 5:00 de la mañana del 20 de marzo de 2014. Cuenta el narrador al reportero de Semanario ZETA que todavía “estaba profundamente dormido”. De pronto le advierten que le van a pasar a Pilar Reyes, Directora Editorial de Alfaguara de España: “¿Por qué me está llamando a las 5:00 de la mañana la directora de Alfaguara?’”, se preguntó. Luego del saludo de rigor, la encargada de dar la noticia fue Laura Restrepo: “A los segundos ya estaba bañado en sudor con las pulsaciones totalmente alteradas y muy emocionado de oír de voz de la presidenta del Jurado, Laura Restrepo, que es una escritora que admiro mucho, contarme que ellos habían decidido que iba a ser el ganador del Premio Alfaguara de Novela 2014”. La sorpresa vino acompañada de la advertencia de que se presentara a las 7:00 de la mañana hora de Bogotá, en las oficinas de Alfaguara para hacer un enlace virtual en el que Laura Restrepo haría el anuncio oficial a través de una conferencia de prensa desde las oficinas de la editorial en España: “El jurado quiere destacar que la obra premiada narra un desquiciado secuestro en un ambiente progresivamente enrarecido mediante la combinación original de elementos de fábula y cuento de hadas y rasgos expresivos de un momento de violencia y crisis. El jurado ha valorado el sentido del humor, la eficacia de los diálogos, la construcción de personajes complejos y la agilidad narrativa que hace que la atención se mantenga hasta la última página”, leyó Laura Restrepo. Homenaje a 15 años de trayectoria Así Jorge Franco se convirtió en el tercer colombiano en obtener el Premio Alfaguara de Novela, después de Laura Restrepo con “Delirio” en 2004 y Juan Gabriel Vásquez por “El ruido de las cosas al caer” en 2011. Es autor del libro de cuentos “Maldito amor” (1996); y de las novelas “Mala noche” (1997), “Rosario Tijeras” (1999), merecedora del Premio Beca Nacional Colcultura y del Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón en el año 2000; le siguieron las obras de largo aliento “Paraíso Travel” (2002), “Melodrama” (2006) y “Santa Suerte” (2010). A su bibliografía se une “El mundo de afuera”, misma que primero se publicará la versión impresa en Colombia y después en los demás países hispanoparlantes; además, Alfaguara informó que los lectores pueden adquirir en preventa su ejemplar digital a través de Amazon: http://amzn.to/1dxgHaD; Apple: http://bit.ly/1oFqvpS y Google: http://bit.ly/PXPpFk Alfaguara y Jorge Franco trabajan en estos días en la agenda de presentaciones en los países de habla hispana, incluido México. “Han sido días muy movidos, llenos de emoción, por supuesto, porque la noticia del Premio Alfaguara a mí me tomó por sorpresa y me ha costado como creérmelo; casi todos los días me despierto muy temprano en la mañana y me pregunto en qué momento me gané este Premio porque la verdad no me lo esperaba, ver lo difícil que es llegar a ganarlo y pues me siento muy feliz de haberlo podido lograr”, expresó a Semanario ZETA. — ¿Escribiste “El mundo de afuera” específicamente para participar en el Premio Alfaguara? “Todo fue una casualidad. La verdad no escribo realmente para premios. Yo incluso había tenido un contrato anterior con Editorial Planeta, y al tener un contrato por tres novelas pues ya eso me alejaba de la posibilidad de participar en cualquier premio; pero yo ya había terminado ese contrato, estaba libre de elegir editorial. “Yo me tardé tres años en escribirla y cuando terminé a finales de noviembre del año pasado (2013), pues me di cuenta que la convocatoria del Premio Alfaguara seguía abierta y yo dije: ‘¿Por qué no?, es cuestión de esperar hasta marzo para definir la editorial con la que voy a publicar y simplemente aprovecho para revisar la novela, corregirla y darle también un tiempo de reposo’; y eso hice, y la mandé. “A veces tenía como la presión de otros editores que querían sacarla ya, pero uno en el fondo cuando participa en un premio guarda la esperanza y yo dije: ‘no pierdo nada con esperar hasta mediados de marzo’, que era cuando el mismo reglamento del concurso decía que se daba el fallo, y dije: ‘a ver qué pasa’”. —Tomando en cuenta que algunas de tus obras como “Rosario Tijeras” han sido traducidas a más de 15 idiomas y que eres un escritor reconocido mundialmente, ¿en qué momento de tu trayectoria como novelista ganas el Premio Alfaguara? “El Premio Alfaguara llega en un momento muy importante para mí porque, mira, yo he estado celebrando este año los quince años de la publicación de ‘Rosario Tijeras’, que para mí fue un momento muy importante en mi vida porque me cambió como escritor y como persona, me permitió salir de un anonimato relativo en el que me encontraba, es una obra que me llevó lejos por muchos países, a muchos idiomas, que fue adaptada al cine, a la televisión, que se han hecho canciones sobre ella. “‘Rosario Tijeras’ es una novela con la que yo me mantengo inmensamente agradecido y poder celebrar quince años con este Premio Alfaguara pues yo creo que es un homenaje muy íntimo, pero muy sentido, que me hago yo a todos estos años en el que han pasado mil cosas; entonces este Premio pues es yo creo también para esos quince años de trayectoria”. — ¿Qué tan difícil ha sido escribir las novelas siguientes luego del éxito de “Rosario Tijeras”? “De principio pensé que iba a ser difícil, y no te lo voy a negar: estaba un poco asustado. Pero luego entendí que todas estas cosas que pasan con ciertos libros tienen mucho que ver con el azar, tú no sabes el camino que va a tomar un libro. “‘Rosario Tijeras’ tomó buen camino, me llevó muy lejos, pero igualmente tenía algo muy claro, y es que un éxito no representaba el siguiente, que con cada novela yo tengo que empezar de cero en un proceso de búsqueda, de exploración, para encontrar todo lo que necesito para contar una historia, para encontrar el tono, la voz, los tiempos, los personajes, el mismo argumento, todo es un proceso único para cada novela y a eso he apostado siempre. “Simplemente me olvidé, traté de celebrar todo lo bueno que me había dado ‘Rosario Tijeras’, que es un poco lo que tengo que hacer ahora con este premio, celebrarlo, gozármelo, y saber que para la próxima historia tengo que volver a lo mismo de antes: es comenzar de cero, con el mismo ímpetu y con la misma ansiedad de saber qué va a pasar con esa historia y de saber que tengo que sacar esa historia adelante con la experiencia que tengo y nada más; que el premio y ni ‘Rosario’ me van a garantizar un éxito en la escritura de las siguientes obras”. — ¿Cómo escribir una novela de época sobre un plagio de 1971 cuando mencionar la palabra secuestro en sí mismo en la actualidad causa miedo, como reconociste en el anuncio del Premio? “Yo creo que la misma época me sirvió mucho para cambiarle un poco el tono a la palabra, yo creo que esta novela está impregnada de mucho candor, de mucha nostalgia, que son propias de la época de los 60, principios de los 70; y yo creo que al mismo tiempo como mostrar el desconcierto de los personajes por esa misma situación, y por algo que también se veía como un hecho aislado. “Precisamente esa palabra se volvió común usar en Medellín, pero en esa época era un hecho que nos conmovió bastante, nos impactó; y yo quiero mostrar como el impacto sobre todo en unos personajes que son jóvenes, como impregnándola de mucho candor y mucha nostalgia fue que traté de darle como un matiz diferente al término (del secuestro) y a esa misma situación”. —En tus obras anteriores ha habido investigación como en el tema del sicariato, en “Rosario Tijeras” o incluso en tu viaje a Tamaulipas y Nueva York para trabajar en torno a los inmigrantes colombianos para tu novela “Paraíso Travel”. ¿En qué consistió la investigación en el caso de “El mundo de afuera”? “Fue una investigación bastante amplia. En primer lugar porque por mucho tiempo, casi durante un año, estuve buscando los expedientes de este caso real, de este secuestro, pero no pude encontrarlos, entonces ahí pues opté por la ficción que realmente es el campo que yo manejo y comencé a crear una historia a partir también de muchos documentos que conseguí, no los expedientes, pero sí muchos recortes de prensa de la época de lo que fue este suceso. “Pero, sobre todo, lo que me interesaba a mí con la investigación era tratar de crear una atmósfera que fuera verosímil de los años 60 y 70, incluso de un poco antes porque esa historia comienza cronológicamente, no en el libro, pero cronológicamente va hasta un poco después de que ha terminado la Segunda Guerra Mundial. “Entonces, lo que trataba era como de leer mucho, de ver muchas imágenes, de oír música, de ver prensa de la época, incluso hasta ver películas, si se podía, de la época, pero con el fin principal de generar una atmósfera en la historia. Más que los hechos de la historia real, en realidad la historia real yo la volví añicos, era más bien documentarse para generar una atmósfera que hiciera creíble esa historia”. —A diferencia de tus novelas anteriores, ¿qué te propusiste en términos estilísticos en “El mundo de afuera”? “Hay un cambio en el estilo, digamos que aquí como que transito diferentes géneros, yo me muevo creo que un poco desde el realismo crudo hasta el relato fantástico, pasando por el humor negro, la ironía. “A diferencia de mis historias anteriores esta novela está marcada por el candor, la ingenuidad y la nostalgia, un poco amparado en esos elementos que eran característicos creo yo también o así lo sentía en esa época de los años 60 y años 70”. — ¿Cómo te sientes al ser uno de los tres colombianos que han ganado el Premio Alfaguara de Novela? “Mira, en primer lugar me siento muy comprometido, porque sé que mis predecesores aquí en Colombia, Laura Retrepo y Juan Gabriel Vásquez, ganaron con obras muy sólidas, obras muy bien escritas y yo espero pues estar al mismo nivel, a la misma altura del premio que ellos ganaron, al mismo nivel de sus obras literarias. “Me agrada mucho ser el tercer colombiano en ganarlo porque en 17 premios pues eso muestra que Colombia es un país que ofrece buena literatura, que es un país que sus novelas, su narrativa goza de muy buen estado de salud. Creo que estamos confirmando algo que he escuchado durante mis viajes, durante mis promociones, que lo oigo de personas de afuera, que Colombia es un territorio muy fértil para la creación literaria. “Entonces, simplemente me siento como una continuación de este proceso de creación que se ha dado en Colombia, que ha sido siempre muy productivo y que espero que se siga repitiendo con las generaciones posteriores, espero que éste no sea el último Premio Alfaguara que ganen los colombianos, que haya muchos más, pero creo que de alguna manera éste es un buen momento de la literatura latinoamericana y yo creo que hay que agradecérselo al Premio Alfaguara, que desde España nos miran a nosotros con muy buenos ojos, y buena parte, casi la mitad de los premios, se los ha concedido a autores latinoamericanos”. —Luego del realismo mágico de Gabriel García Márquez, ¿cómo describes estas generaciones de escritores colombianos donde se encuentran Laura Restrepo (1950), Juan Gabriel Vásquez (1973) y tú (1962)? “Mira, yo creo que básicamente ha sido una transición generacional, yo no he sentido, por lo menos en los autores de mi generación, como que haya un interés de romper de una manera drástica y dramática con el realismo mágico porque simplemente creo que había un espacio de tiempo que nos ha permitido tener nuevas formas para contarnos y narrarnos. “Muchos de nosotros, y me incluyo, leímos a García Márquez cuando ni siquiera pensamos en ser escritores, lo leíamos como un gran clásico de la literatura, como lo que es, y yo creo que nos protegió mucho también de crear cualquier vínculo con una posible fluencia. “Hay un paso en el tiempo que ya hace que nosotros contemos las ciudades, las historias, de una manera diferente, sin tener que recurrir al realismo mágico. Sí quedan algunos vestigios de nuestra literatura, porque a mí me ha pasado que los han encontrado en mis libros, no creo yo que sean por una prolongación del realismo mágico, sino que nuestra particular realidad colombiana es tan exagerada y tan absurda que parece inventada, que parece una prolongación del realismo mágico, solo por eso”. — ¿Qué tanto pesan las palabras de García Márquez cuando dijo sobre ti: “Éste es uno de los autores colombianos a quien me gustaría pasarle mi antorcha”? “Pues mira, fue un momento muy emocionante, para mí fue un voto de confianza porque quien lo decía es alguien que sabe contar historias como pocos, entonces fue un momento de gran satisfacción tanto que ni siquiera creí que se refería a mí cuando lo dijo. “Estaba yo en La Habana, me habían invitado a estar con él ahí en un taller en la Escuela de Cine de Los Baños, ahí me presentó con alguien y esa otra persona me tuvo casi que hacer caer en cuenta que se refería a mí porque yo no me imaginé que semejantes palabras pudieran ser para mí. “Pero al mismo tiempo eso implicaba una gran dosis de compromiso, así que opté como por tomarme esa frase, gozármela y luego tratar de olvidarla, que no se convirtiera como en un elemento de presión, de estrés al momento de escribir”. —Finalmente, ¿de qué depende si se adapta o no al cine o a la televisión “El mundo de afuera”? “Yo creo básicamente dependerá de que alguien en la lectura que haga encuentre los elementos que necesita para contar esa historia con las herramientas que ofrece el cine, yo no puedo decirlo porque escribo en términos estrictamente literarios, no la veo, pero como lo digo, ése no soy yo, el que tiene que encontrar eso son personas que tienen el ojo educado para ver en la literatura qué potencial tiene para el cine una historia”.