Hace exactamente diez días, el doctor Guillermo Trejo Dozal, desapareció del mapa político de Baja California. Aun cuando no renunció como debía, solicitó licencia a la confianza depositada por el gobernador del Estado, Francisco Arturo Vega de Lamadrid, para ausentarse del cargo de secretario de Gobierno que le confirió en noviembre de 2013. Con una orden de aprehensión girada en su contra por un Juez de Distrito que presume la comisión de delitos por parte del ex funcionario y otros inmiscuidos en la venta de “planes”, “paquetes”, “servicios”, “programas” (como quiera llamarlos, pero menos, “seguros”) médicos, a través de la empresa Latino Servicios de Salud, S.C., el primero en abandonar el barco del mandatario bajo la sospecha de actos delictivos fue, en efecto, su secretario de Gobierno. Descabezada la administración, ésta ha funcionado durante los últimos diez días sin el operador político número uno de Vega de Lamadrid, lo que solo puede indicar una de dos cosas, o las dos: que el secretario Trejo no trabajaba, y por ello su ausencia no se nota, o que al secretario Trejo alguien le hacía la chamba, el mismo que hoy mantiene aceitada la maquinaria gubernamental. En un dejo de soberbia política y compadrazgo, el Kiko Vega declaró hace unos días que esperaría “un tiempo prudente” a que Trejo Dozal arregle sus asuntos jurídicos, para regresarle el trabajo. La palabra prudente no significa en sí periodo de tiempo determinado alguno. En el detallado diccionario de María Moliner (por cierto uno de mis favoritos), dice así: Prudente (estar, ser) adj. Aplicado a personas, a sus actos, palabras, se aplica al que obra con prudencia. Al que previene los peligros o los evita. Cauto. Al que no comete excesos. Moderado. Al que obra con buen juicio. Sensato. Al que no dice o hace cosas que molestan o causan mal efecto a otros. Discreto. Prudencia, por otro lado, significa moderación en el comportamiento para acomodarlo a lo que es sensato, discreto o exento de peligro. Entonces, ¿qué quiso decir el gobernador? Si de ser sensato se trata, y considerando que el Gobierno del Estado es un aparato muy costoso, y además con muchos compromisos, pues Vega ya debería haber nombrado un sustituto de Trejo. Otro hombre o mujer que le ayude a gobernar Baja California, y que una vez saltados los obstáculos judiciales en los que el propio ex secretario se ubicó, pues si quiere correr al otro, que lo corra. Prudente por definición es aquel que no comete excesos, y resulta un exceso que el Gobierno del Estado de Baja California permanezca sin secretario de Gobierno por esperar a que un presunto delincuente -por lo menos para el Juez- arregle sus asuntos. Detener la dinámica gubernamental por los líos de uno, no es para nada, prudente. Actuar con buen juicio, sería enfrentar un juicio legal y no huir a la orden de aprehensión, hecho que en este caso, tampoco se desarrolla o se lleva a cabo. De Trejo poco o nada se sabe. Considerando la orden de aprehensión y el desarrollo del juicio de amparo, hay quienes aseguran que ya se encuentra en el extranjero, no tan lejos, aquí cerquita en San Diego, California; y otros que opinan que lo más prudente por parte del doctor y del propio gobernador, sería dar vuelta a la página, no esperar a nadie para continuar con la marcha del gobierno y hacer un nombramiento de nuevo secretario a la brevedad, para dar certidumbre de una buena y comprometida administración pública. Pero al gobernador Vega de Lamadrid no lo convencen. Cuando los intereses son personales, no hay razones judiciales que alcancen. En esas condiciones, la prudencia que el mandatario refiere sería una actitud que haría falta; lo prudente no como unidad de tiempo, sino como valor, como virtud. A lo que sigue.