Hermoso Cristo, hermoso dios y el firmamento, hermosa viva y hermosa la mujer, feo formal y sincero el hombre, fea la traición y bonito el dinero, te vende y te compra el oro, te cambia y te vuelve deshonesto, giras cual fardo a la deriva y al fin de la jornada todo se queda, consciente del camino aquel humano su paso continúa con su prisa, desboca su avaricia en el oro y mancha y contamina lo que pisa, su angustia justifica en el pecado, se clava en el misterio del saber, se sienta y se toman de las manos y como perros se empiezan a morder, feroz el tiempo come tumbas y los panteones son testigos, se agotan los boletos de aquel viaje y en trágica reventa no hay regreso, qué pasa, humanidad, siempre la misma, la misma voz del viento y del mar, el rítmico llorar de un niño, hermoso ciclo al empezar. José Palma Herrera Tijuana, B. C.