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viernes, octubre 4, 2024
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Por los desaparecidos

En el mismo sitio en el que presuntamente fueron enterrados los restos de decenas de  personas que Santiago Meza “El Pozolero” disolvió en ácido, familiares de las víctimas levantaron un santuario con mándalas, murales y pañuelos blancos con el nombre de cada uno de los desaparecidos en Tijuana y la fecha de su desaparición, bordado en hilo verde. Apoyados por el Instituto de Investigaciones Culturales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y la comunidad del Ejido Maclovio Rojas, ubicada al Este de Tijuana, los ciudadanos “buscan dignificar el lugar en que aún se encuentran restos humanos”, compartió Fernando Ocegueda, representante de la Asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California. En los rústicos muros del inmueble de 16 por 70 metros cuadrados, asentado a la entrada del Maclovio Rojas, en la Sección Granjas, identificada popularmente como “La Gallera”, se pintaron imágenes principalmente de aves, así como la sombra de una familia unida. A partir del viernes 22 de febrero de 2014, los pañuelos bordados acordonan el edificio semiderruido, donde según declaraciones del propio Meza, desarrollaba su macabra labor a cambio de 600 dólares semanales, por órdenes del traficante Teodoro García Simental. A un costado del cuarto rústico usado como crematorio, justo sobre el par de fosas de dos por cuatro metros en las que “El Pozolero” vertió el líquido de los restos mortales de los desaparecidos, se colocaron dos mándalas de la misma dimensión. “Ahí aún permanecen 17 mil 500 litros de masa humana”, detalló Ocegueda respecto a un reporte de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). El objetivo principal del santuario es recordar, reconstruir y reconciliar, aunque para la última premisa, los deudos consideran necesario que las autoridades, particularmente el gobernador de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid, pida perdón a las víctimas que fueron desechas en ácido, así como a sus familiares y a la sociedad en general. “Sabemos que no investigan, que no van a investigar, pero que pida perdón, porque las autoridades fueron culpables en los eventos que ahí sucedieron, ya sea por omisión o complicidad”, blandió el padre de Fernando Ocegueda Ruelas, levantado de su casa por un comando armado el 10 de febrero de 2007. El predio “La Gallera” fue entregado en comodato a la Asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California por autoridades de la Procuraduría General de la República, y en éste se realizan actividades de beneficio comunitario, como clases impartidas por el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y talleres de diversas manualidades, además de Zumba. José David Ledezma Torres, vicerrector de UABC, conminó a las familias de las víctimas y a la comunidad en general, “a tener memoria para no olvidar lo que aquí sucedió, pero también visión para superarlo”. Isabel Mercado  

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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