A través de esta campaña de productividad, conoceremos las verdaderas vocaciones productivas de nuestro país y recuperaremos riquezas olvidadas. El trato debe ser personalizado a cada mexicano, se les deberá preguntar “¿Quién eres y qué haces?”, una forma sencilla y eficaz de poder abrir este programa al mexicano promedio. Descubriremos infinidad de artículos netamente mexicanos para atacar los mercados internacionales sin competencia y con otros cubriremos la demanda interna, así lucharemos por nuestros mercados. En esta lucha no queremos liderazgo del gobierno ya que esto traería consigo altos costos operativos y se está buscando generar productos competitivos que tengan bajos costos operacionales. ¿Cuál será la forma de operar? Ya se cuenta con dos espacios para ubicar los centros de acopio y exhibición: locales con techo y mesas para exhibición. Deberá llevarse una minuta de los artículos, con información e historia. Buscaremos orientar y capacitar al productor a través de profesores retirados o jubilados que busquen ayudar al país sin costo alguno. Este movimiento busca tener una cobertura nacional en donde se le invite a todo mexicano que pueda aportar un espacio simple para una bodega de acopio y venta. La fórmula para que apoyen esta rebelión de micros es a través de una invitación abierta para todo aquel que esté convencido de que volver a nuestro país productivo es la única manera de recuperar nuestro poder de decisión que hoy no tenemos. Trataremos de desarrollar la cultura de aportación, y no se regalará nada a nadie, pero los que puedan aportar espacio para un centro de acopio, aporten materia prima o inviertan su tiempo será de gran aportación. La ubicación de estos centros deberá cubrir todo el país, de esta manera será más fácil poder reunir un pequeño grupo de emprendedores y espacios donde puedan desarrollar sus productos. Cada centro de acopio será administrado por su aportador el cual deberá vigilar que el espacio sea usado para el objetivo establecido. Éste será un proceso que estará sujeto a una mejora continua para poder elevar los estándares de los productores mexicanos. Se deberá tener especial cuidado con las líneas de créditos que se ofrezcan a los micro empresarios, ya que los altos intereses y condiciones leoninas podrían truncar el desarrollo de los potenciales productores. Durante los años que esperamos, nuestros diferentes presidentes de la República no han atendido el reclamo de sus pobres, que cada día son más. La desesperación de la gente por su falta de empleo para lograr los ingresos básicos para una familia es el motivo de tanta delincuencia y que va en aumento ya que se vuelve una forma de vivir apoyada por la corrupción de nuestras autoridades. Sabemos que no es una solución repartir miles de millones a quién sabe quién. El gobierno nos ha dividido en mexicanos de primera y segunda, los primeros son los millones que chupan el erario público y están tan enquistados que son inamovibles al punto que han secuestrado nuestro gobierno, son un grupo numeroso que crece con cada cambio de gobierno y que representa un gasto público cada vez mayor, háblese de federación, estado, municipio u organización sindical, y que hoy debemos pensar en librar ese gasto público al país. Ese es uno de los motivos de que en este movimiento no queremos obligaciones laborales con empleados, profesores, directores y demás con altos salarios y prestaciones. Es triste ver los campos de México improductivos y abandonados, ningún joven da su esfuerzo al campo y huye de donde debería comer. Lo mínimo que podría hacer nuestro gobierno por los campesinos sería abrir mercados de productores del campo, buscando atraer jóvenes de regreso para que puedan generar alguna ganancia. Actualmente los únicos que se benefician del campo son los bodegueros. Con un mínimo de justicia social debería de hacerlo el gobierno en todo el país y dejar a los productores vender sus cosechas libremente. En épocas pasadas, México fue un fuerte exportar de granos y azúcar. Este liderazgo se perdió durante la administración de Salinas de Gortari el cual privatizó el ejido y se pensó en el acaparamiento de la tierra, cosa que no sucedió. Como consecuencia decayó la productividad del campo, sin embargo debe de buscarse una fórmula para reactivar el campo para que vuelva a ser autosuficiente y no gastar divisas en alimentos. Continuará… Atentamente, Horacio Vera Loyola Tijuana, B.C.
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