Al secretario del Ejido Mazatlán en Rosarito, Pablo Arce Mayoral, lo andaban siguiendo. Investigadores del caso fueron informados que lo rondaban vehículos sospechosos una semana antes y tres días antes del ataque homicida perpetrado la mañana del 25 de febrero de 2014. Entrevistados tres miembros de sus familia y el comisariado ejidal, declararon que en ningún momento Arce les manifestó estar siendo extorsionado o amenazado. Sin embargo, las autoridades no descartan el cobro de piso, una actividad que ha sido denunciada por los comerciantes de ese municipio, pero precisaron el homicidio fue directo, sin indicios de intento de secuestro o asalto. La mañana del 24 de febrero, el ejidatario salió de su casa. Tenía reunión con otros miembros del Ejido, muchos sabían de su hora de salida. Los tres victimarios lo esperaban sobre la calle Leandro Armenta de la colonia 17 de Agosto, donde empujaban la Cherokee verde 1996 que usaron para cometer el delito al simular que estaba descompuesta. Uno de ellos se acercó como buscando algo en el piso, volteó a verlo, regresó y les dijo a sus cómplices “él es”, los otros dos se acercaron y a una distancia aproximada de 10 metros lanzaron su carga, uno disparó 10 balas de 9 milímetros y el segundo seis tiros de una .45. Siete proyectiles impactaron el cuerpo del hombre que murió más tarde en el Hospital General de Rosarito. El auto de los homicidas fue localizado la tarde del mismo martes, sin reporte de robo pero con la chapa del copiloto violada. Los peritos no localizaron ninguna huella en su interior pero determinaron positivamente que se trataba del auto buscado. Aunque por indicios, las hipótesis de la investigación indican que la muerte de Arce Mayoral está –según la Procuraduría General de Justicia del Estado– en el campo laboral (el ejido) y personal (relaciones interpersonales), el expediente fue remitido a la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada del Estado. Durante esta semana, entre el viernes 21 y el jueves 27 de febrero 11 personas fueron asesinadas en Tijuana, dos en Ensenada, tres en Mexicali y dos en Rosarito sumando 17 asesinatos para alcanzar las 143 muertes violentas en Baja California en lo que va de 2014.
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