En el tercer cruce de esta semana, organizado por la Alianza Juvenil Inmigrante como parte de la campaña Traigánlos a Casa (#BringThemHome), un grupo de 50 personas, en su mayoría madres con sus hijos, solicitaron asilo político a Estados Unidos en la Garita de Otay. Alrededor del mediodía, se formó una fila de familias paralela a la de peatones en el puerto de entrada a San Diego. Niños con globos en la mano, activistas con altavoces y un conjunto musical animaban a quienes entrarían “sin papeles, sin miedo” a suelo norteamericano. Formado en la fila, Víctor sostiene de la mano a su hijo Yedvick, quien padece epilepsia parcial. El niño de 8 años ha vivido la mitad de su vida alejado de su padre, quien fue deportado a México luego de vivir 10 años en Los Ángeles. Con sus documentos en mano, aún no decide si intentara cruzar. “Estoy apoyando, pero voy a ver si puedo cruzar o no”, explica. Por la condición médica del pequeño, Víctor ha tenido que hacer su vida alejado de su esposa y de su hijo, quien recibe tratamiento en Estados Unidos. Elvira Arellano, quien en 2006 pidió refugio en una iglesia de Chicago para evitar ser alejada de su hijo y cuyo caso fue utilizado como bandera de lucha para una Reforma Migratoria, cruzará este martes con otro grupo de familias. A unos metros de la línea divisoria, mientras sus connacionales son recibidos por autoridades migratorias estadounidenses, Elvira piensa “veo en cada una de estas madres y sus hijos, el reflejo mío y de mi hijo”. “Pido a la comunidad que no tengan miedo ni se queden callados, las familias están solicitando su entrada legal a Estados Unidos, estamos unidos en una protesta pacífica y legal”, sostiene. Y remata “El martes voy a saber si el presidente Obama me va a deportar y separarme nuevamente de mis hijos”. Junto a los cruces del 10 y el 13 de marzo, 150 entre madres, padres, niños y “Dreamers”, más de 150 personas han solicitado asilo político a Estados Unidos, tras haber sido deportados, para reencontrarse con sus familias. La Alianza Juvenil Inmigrante ha reportado un caso de deportación, dos familias reintegradas, pero decenas de niños con ciudadanía estadounidense, remitidos a albergues. Inés García