Este abuso de las corporaciones policiacas se ha dado por años, pero hay que aclarar que en estos grupos existen los “buenos y los malos”, porque no todos participan en cargar y sembrar evidencias comprometedoras al detenido. Lo peligroso para la ciudadanía es que este fenómeno de sembrar evidencias, ningún jefe de la corporación de los tres niveles preventivos (federales, estatales y municipales) ha implantado sistemas u operativos para controlar estos abusos que se dan a diario por las calles de los municipios de Baja California. Es muy común en los elementos policiacos la prefabricación de partes alusivos en acreditar responsabilidad a los detenidos, como portación de armas, posición de droga y otras acusaciones graves, donde quepa una penalidad o la privación de la libertad del detenido. Aquí en Tijuana hay casos graves de abusos policiacos de mayores a menores. Por mencionar algunos testimonios de casos menores, nos cuentan algunos deportados que ya tienen años por la periferia de la línea, como el caso de un bolero que dice que ya es costumbre que los policías municipales lo suban a la patrulla para completar la cuota de 20 detenidos, que los jefes les ordenan que deben de llevar a la instancia de infractores de la vía rápida. También manifiesta que en una de las ocasiones se rebeló y los maltrató porque trae una identificación de credencial de elector, y uno de los policías le propinó una paliza, con su bastón lo amenazó el quejoso que lo denunciaría a Sindicatura. Cuando llegaron con el juez, el detenido le manifestó el abuso y los golpes, pero el policía para justificar la detención y los golpes dijo cínicamente que lo detuvo porque traía un “churro de mota”, lo cual asegura el detenido que no era cierto. El Juez, por supuesto, por ser afín a la injusticia le creyó al policía y lo encerraron 72 horas. Habían pasado 10 horas cuando se presenta el policía y le dice “te puedes ir, pero no vayas a Sindicatura”. Contesta el detenido, “no te preocupes, estoy a gusto”. Saliendo del centro de detención fue directamente a Sindicatura, que por cierto lo atendieron muy bien y de inmediato citaron al policía. Lo castigaron cambiándolo de distrito a decir del quejoso, ya que no lo ha visto por las inmediaciones de la línea. Estos abusos de detenciones injustas son el pan de cada día. La superioridad debería implementar operativos para evitar siembra de evidencias, como por ejemplo sujetar a una revisión precautoria a las patrullas y de las pertenencias de los policías en general, esto a su salida para los recorridos asignados de vigilancia. Los jefes deberían hacer rondines sorpresa en vehículos particulares por la ciudad, para verificar por su propia vista cómo se desenvuelven y se comportan en su vigilancia los uniformados. Esta recomendación es para los tres niveles de gobierno, pero más para el Estado al que es urgente rescatar el humanismo en lo político, lo gubernamental y en la aplicación de la justicia. Ahora bien, si estoy mal en lo que se publica pregúntenle al investigador en México de Amnistía Internacional, Rupert Konox, que hizo el favor de hacer denuncias públicas en diarios locales de Tijuana en relación a los abusos policiacos, donde señala “siembra de evidencias” con fines de extorsión. R. Rosendo Otáñez Sánchez Correo: otanez@live.com.mx