Tierra Caliente arde con más fuerza. En una semana, autoridades y grupos de autodefensa dieron una muestra de “se puede estar peor”. Violencia, muertes, simulaciones, traición y finalmente anarquía, siguen presentes en esta zona de Michoacán. Ahora sí, Nazario Moreno “El Chayo”, líder fundador de la organización criminal de Los Caballeros Templarios, está bien muerto. Lo mataron por “segunda vez” las fuerzas federales. Al menos eso es lo que informó el gobierno mexicano el fin de semana pasado. Y mientras el deceso del narcotraficante era el tema de desconcierto entre los pobladores de tierras purépechas, los grupos de autodefensa sufrieron de una nueva fisura, tras el artero asesinato de dos de sus integrantes más apreciados y reconocidos. Presuntamente los mataron miembros del mismo movimiento armado. El papel del gobierno es cuestionado, pues ha sido espectador en el avance de los grupos armados al margen de la Ley, no ha impuesto autoridad alguna y no ha retomado el control que se estimaba tendría a estas fechas con su intervención y el envío de tropas policiales y militares a la región. La muerte de “El Chayo” Nazario Moreno, quien supuestamente ya estaba muerto desde diciembre de 2010, cuando la Policía Federal lo victimó en un enfrentamiento, según reportes oficiales en el sexenio de Felipe Calderón, perdió la vida el sábado 8 de marzo de 2014, en una balacera con elementos del Ejército y de la Marina, en el municipio de Tumbiscatío. El ideólogo traficante de drogas, fundador de “La Familia Michoacana” en 2006 y que adoctrinaba a sus sicarios y seguidores con la “palabra de Dios”, ya era rastreado, pues los propios pobladores de la zona aseguraban que estaba vivo. Tras dos intensos meses de búsqueda, las fuerzas armadas le encontraron y, al repeler una agresión a tiros de “El Chayo”, le privaron de la vida. Cuestionado sobre la fingida muerte de Nazario Moreno y la confirmación del hecho que hizo el gobierno anterior, el comisionado federal para la Seguridad y Desarrollo de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, declaró que posiblemente “El Chayo” fue lesionado en los hechos narrados en 2010, lo que aprovechó para simular su defunción, al señalarse que sus correligionarios se habían llevado el cadáver. Esta vez, fue el director de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República (PGR), Tomás Zerón de Lucio, el encargado de confirmar la identificación plena del fallecido como Nazario Moreno González, a través de una comparativa de las huellas dactilares tomadas directamente del cadáver con las impresas en una cartilla del Servicio Militar Nacional. Además de la identificación positiva de “El Chayo” mediante pruebas genéticas, se conoció que resultado de la necropsia se comprobó que el occiso presentaba la cicatriz de una lesión en la cabeza, que bien pudiese corresponder a la balacera en la que se dijo, había muerto la primera ocasión. Mientras legisladores y líderes de opinión, han expresado que debe castigarse a quienes dieron por muerto a “El Chayo”. Guillermo Valdez, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), reconoció que se trató de un error de las autoridades, pero que nunca se pretendió engañar a nadie. Agregó que los informes en los que el gobierno sustentó su versión en aquella fecha, fueron aportados por la Policía Federal, “pero es muy importante señalar que del error, de haber caído en la trampa de la no muerte de este señor, no se sigue que haya habido ni mentira, ni engaño. No hubo engaño ni mentira, hubo un error, no intención de engañar a la sociedad”. La caída de Hipólito Mora Un día antes de la muerte de Moreno González, en un camino de La Ruana, en el municipio de Buenavista Tomatlán, fueron asesinados los miembros del grupo de autodefensas de la región, Rafael Sánchez Moreno “El Pollo” y José Luis Torres “Nino”. Un comando armado los interceptó cuando circulaban a bordo de una camioneta y, tras rociarlos con algún combustible, les prendieron fuego. Los ocupantes del automotor murieron calcinados y los delincuentes huyeron. El crimen conmocionó a los pobladores de Buenavista Tomatlán, que indignados, reclamaron a su líder, Hipólito Mora, limonero y fundador de los autodefensas, se aclarara la muerte de sus compañeros de lucha, quienes eran considerados unos auténticos bastiones del movimiento. El lunes 10 de marzo, al parecer con información recabada entre los habitantes de la zona donde ocurrió el doble asesinato, las autodefensas señalaron a Mora como uno de los que habría ordenado la muerte del “Pollo” y de “Nino”. Trataron de detenerlo, pero el señalado pudo escapar en un helicóptero de la Policía Federal. Ese mismo día, mientras el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, recorría las calles de Buenavista Tomatlán, los líderes que quedaron al mando de los policías comunitarios tomaron el pueblo de La Ruana y exigieron al Gobierno Federal, la detención de Hipólito, quien finalmente fue aprehendido por autoridades estatales durante una reunión con el comisionado Castillo. Los defensores civiles estiman que además de Mora, Juan José Farías “El Abuelo”, señalado en 2009 como sicario del Cártel Jalisco Nueva Generación y ahora miembro importante de los autodefensas, es uno de los autores intelectuales del asesinato de sus compañeros. Al parecer, en la fecha del crimen, Rafael Sánchez se había reunido minutos antes con “El Abuelo”, sin que se conozcan mayores detalles del encuentro y, cuando regresaba hacia La Ruana, ocurrió la emboscada, en la que también murió “Nino” Torres. Mientras las investigaciones continúan, Luis Torres Simón “El Americano”, a quien se ligaba anteriormente con Los Caballeros Templarios, se autoproclamó como nuevo líder de las policías comunitarias de la región y pidió a las autoridades, el esclarecimiento pleno de los hechos y la detención de los responsables. Hipólito Mora fue llevado a la capital michoacana para que rindiera su declaración ministerial, acusado de participar en el doble homicidio en grado de coparticipación. Debilidad institucional Entrevistado por ZETA, Jesús Lemus, periodista y escritor michoacano, aseguró que es incomprensible la actuación del Gobierno Federal, así como la movilización de elementos a la zona del conflicto, si no se ha hecho nada para recuperar el control y dejar de operar movimientos armados que se encuentran en la ilegalidad. “Es contradictorio que por una parte diga el comisionado Alfredo Castillo que se busca restablecer el Estado de Derecho, y por otra, un grupo armado siga avanzando en sus propósitos cuando las mismas leyes de este país prohíben la portación de armas de fuego y el hacer justicia de propia mano. Esto demerita las acciones que se llevan a cabo”, advirtió el autor del libro “Los Malditos”, quien estuvo encarcelado más de tres años en la prisión de máxima seguridad de Puente Grande, en posible represalia por su ejercicio periodístico.