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lunes, marzo 10, 2025
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Verdad

Me había acostumbrado a vivir en la simulación, a no ser genuino, a torear las adversidades con hipocresía. No me daba cuenta que viviendo en la oscuridad, en las tinieblas, estaba preso de la mentira, oprimido, era un súbdito más del reino de las mentiras. Ciego caminaba guiado por otros ciegos, me caía y no me levantaban, sufría y no me consolaban. Me encontraba solo sin reconocer la luz, a punto de perderme en mis propias mentiras, cuando pasaste frente a mí, te grité: ten compasión de mí. ¿Qué quieres que haga por ti? –me contestaste. Haz que vea –te respondí. Y pude ver. Con un ojo puesto en el camino y otro en el porvenir, puede caminar sin caerme. Siempre que tambaleaba llegabas tú a sostenerme. Seguro, con paso firme, emprendí el viaje. Descendí a las profundidades de mi interior, avancé como una lucecilla en medio de la oscuridad. Me detuve en mi corazón. Pude distinguir la luz de las tinieblas, el trigo de la maleza. Perplejo miraba las impurezas, arraigadas por años en mi corazón. Pude distinguir la humildad del orgullo, la sinceridad de la hipocresía, el amor del egoísmo. Te pedí que me limpiaras el corazón de tantas impurezas. En cuanto escuchaban tus palabras, salían corriendo, despavoridas iban al desierto en busca de un sitio donde habitar, no lo encontraban, y regresaban, pero encontraban todo en orden. Entonces volvían con siete impurezas peores, pero no podían con la luz que habías colocado en mi corazón, esa llama que descendió de las nubes, aquel célebre día en que dejé todo para seguirte. Sonriente me dijiste: la verdad te hará libre.   José Antonio Cortés Guedea Correo: [email protected]

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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