Poco después de las cuatro de la tarde del 31 de enero de 2013, Carolina (22 años) entró al establecimiento Bodega Aurrerá del centro comercial entre el Corredor Industrial Palaco y Calzada Rosa del Desierto en Mexicali. Deambuló por los pasillos del mercado, y de uno de los anaqueles tomó una lata de leche en polvo Nido de 1.68 gramos, con costo de 130 pesos. La escondió en su bolsa de mano. En otro pasillo tomó una pequeña cobija de peluche rosa marca Disney, con un estampado de Blanca Nieves y de 150 pesos. Igual, en lugar del carrito, la metió en su bolsa. Apresurada pasó entre las cajas y salió al estacionamiento. No lo notó, pero un guardia de seguridad la seguía. Le dio alcance y le reclamó el no pago de la mercancía. Carolina negó tal acción, pero la evidencia fue descubierta en su bolso. El guardia reportó el hecho al 066, y de inmediato apareció una patrulla con dos agentes, quienes trasladaron a la jovencita hasta las instalaciones de la Comandancia de Policía Municipal, donde la remitieron a la Agencia del Ministerio Publico. Antes la fotografiaron con los objetos hurtados. De acuerdo al procedimiento -estipulado en el Artículo 201 del Código Penal-, la joven fue investigada en relación a antecedentes penales, internaciones o expediente Número Único de Caso (NUC); fue apercibida y dejada en libertad, previa advertencia: en caso de reincidir, sería trasladada a un Juez de Garantías. Una semana antes, el 22 de enero, en el mercado Calimax de la colonia Nueva, fue detenida Brenda Karina, de 34 años de edad. Salió sin pagar dos latas de leche en polvo Enfamil Premium (especial para lactantes), con un precio de 182 pesos por bote de 400 gramos. Otro caso sucedió en la frutería Las Nenas de la colonia Venustiano Carranza, la tarde del 15 de enero; Guadalupe, una adolescente de 15 años, intentó irse sin pagar una lata de leche Nido de 800 gramos. Con el inicio del año, los llamados “robos de hambre” se han multiplicado en Mexicali, la lista parece interminable: 9 de enero, Frutería Las Nenas. Marco Antonio trató de llevarse sin pagar nueve sobres de Tang y un paquete de chicharrón. 10 de enero, Tienda Ley Lázaro Cárdenas. Fue detenida Elena, al salir sin pagar 16 latas de atún. 16 de enero, Bodega Aurrerá. Adán salió sin cubrir el importe por tres paquetes de queso, tres chocolates y tres rastrillos. Ahí mismo, al día siguiente, detuvieron a Martín con un paquete de queso, unas galletas y un rollo de guayaba. 18 de enero, Aurrerá Calzada Anáhuac. Aprehendieron a Jorge con cuatro rebanadas de jamón y cuatro rebanadas de queso amarillo, también con tres desodorantes. 26 de enero, Tienda Ley Valle del Pedregal. Alejandra, de 25 años, sustrajo tres paquetes de carne molida “extrafina” de 400 gramos, marca SuKarne. 2 de febrero, Mega Triángulo (salida a San Felipe). Detuvieron a Blanca Estela y Mariano, quienes portaban tres paquetes de carne, dos de jamón y uno de queso. Destaca lo sucedido el 18 de enero en el mercado Ley de Anáhuac y Xochimilco: un poco antes de las dos de la tarde fueron detenidos Adalberto, de 75 años, y su esposa María del Rosario, de 74, asegurados por salir sin pagar un paquete de queso, una crema, un desodorante y un jabón. “Cada vez es más frecuente”, comenta desde el anonimato la subgerente de un mercado ubicado en el Oriente de la ciudad. Dice que son jóvenes, hombres, mujeres, ancianos, los sorprendidos robando. Al preguntar qué es lo más barato y qué más se roban, la joven responde sin pensar “las galletas Mamut”, en referencia a los mini paquetes de galletas de chocolate que cuestan apenas 2 pesos. Cepillos de dientes, cremas, líquidos para pies, rastrillos, baterías, calzones, brassieres, camisetas, tops de mujer, chapas, maquillajes, gorros y licor, son el orden de las preferencias. O como el caso de Carlos, de 32 años, quien el 4 de febrero fue detenido en la tienda Ley de Palaco con un frasco de mayonesa, un chorizo y una extensión de electricidad. “Tiene que ver con un problema de bienestar entre la población, que empieza a tocar aspectos básicos de la canasta, de satisfactores. Cuando la gente está robando leche, productos alimentarios o herramientas para realizar una actividad, está reflejando el problema de empleo insuficiente”, sostiene Agustín Sandez, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) en Mexicali. Robar y robar En este tipo de robos, la Dirección de Seguridad Pública Municipal realiza las detenciones y turna el caso al Agente del Ministerio Público, que inicia una carpeta de investigación y, dependiendo del monto y las condiciones, puede tomar dos determinaciones, explica Fernando Ramírez Amador, subprocurador de Zona en Mexicali. De acuerdo al monto, el MP puede apercibir a la persona que no vuelva a cometer este delito, y que de hacerlo, se le dictaría acción penal por el delito nuevo y por el anterior. La otra opción es aplicar lo que llaman “criterio de oportunidad”, tomando en consideración la “llamada insignificancia social” del hecho o la “exigua cuantía”, tal como lo señala el Código Penal. La diferencia entre estas dos figuras es que en el apercibimiento sí queda registrado un antecedente, y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) puede actuar contra el ciudadano. Ramírez Amador menciona el caso de la joven detenida por robar leche para su bebé, donde se aplicó un criterio de oportunidad e inmediatamente fue liberada. Otro más, el de una persona a la que se sorprende en el Valle robando naranjas de una parcela, la primera vez no se le detiene, pero a la siguiente semana es atrapada en la misma actividad, por lo que entonces la autoridad “judicializa” el proceso, es decir, lo turna a un Juez de Garantías, dentro del Nuevo Sistema de Justicia Penal. El subprocurador de zona en Mexicali explica que en el NSJP hay delitos como secuestro, homicidios, violación, que tienen señalada la prisión preventiva, pero en casos como los robos mencionados -cuando ya son judicializados-, la persona se va con una medida cautelar que no incluye la prisión preventiva, ya que éstas son en razón del peligro o daño que se trata de evitar. “Esto es una realidad”, considera el funcionario en cuanto a la situación de pobreza, aunque aclara que cada caso que se va presentando, deben resolverlo en relación a los códigos existentes. Ni fácil ni a corto plazo Para el investigador social Agustín Sandez, economista por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y doctor en Ciencia Política por El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), la precarización del empleo y de la vida está llevando a que la satisfacción de algunas necesidades básicas -alimentación, obtención de herramientas para la actividad informal, desarrollar oficios- se refleje en esta situación. “Es importante que se reactive la economía de una manera seria, y eso presupone que haya una reacción importante en el gasto público, en la inversión, que se creen realmente fuentes de trabajo”, sostiene el especialista universitario, quien considera que también desde el punto de vista legislativo debe revisarse toda esta cuestión de la delincuencia que se refiere a condiciones de gente que se encuentra muy cercana a la pobreza extrema. “Å lo mejor no son estrictamente el caso, pero andan rondando esa característica”, expone Sandez, quien comenta además los robos que no son de comida, pero sí de artículos básicos, como desodorantes, ropa interior o cerraduras, que lo único que reflejan es el intento para protegerse de la inseguridad y que no tienen el dinero para adquirirlos. “Siguen siendo básicos, el tener una camisa, un pantalón, no es para lucro…”, considera. En la opinión del investigador universitario, están fallando las políticas públicas, menciona que la región es un espacio de recepción de migrantes, pero aparte hay un componente local, con gente sin empleo o actividad remunerativa. En el caso de la informalidad, no se abatirá solo con el cambio fiscal del Régimen de Pequeños Contribuyentes (REPECOS), ya que a ese sector se les dificulta no solo pagar un impuesto, sino poder establecerse de manera fija. “No hay esa condición que facilite esa posibilidad de tener una estabilidad laboral, es la incertidumbre lo que está llevando a esto, y si no se atiende, al rato van a ser otro tipo de acciones mucho más severas, de más peligro, de aquí se transita de los robos pequeños a los saltos, a los crímenes con lujo de violencia, al secuestro”, advierte Sandez. Lo peor es que la situación no parece atemperarse, al contrario, según el especialista, con el aumento al Impuesto al Valor Agregado (IVA) en la frontera, “este impacto se viene a montar sobre otros impactos”, dice en referencia al recibo de electricidad. “Apenas vamos empezando, no pinta nada bien”, sostiene el licenciado en Economía por la UAM, para después puntualizar que revertir esta situación no va a ser fácil ni a corto plazo. El estado de necesidad