Como en 2008 con la Rickettsia, la epidemia de influenza ha sido minimizada por el Sector Salud. A la par, surgen fallas como la utilización de medicamentos caducos o la falta de reactivos químicos para muestrear la enfermedad. Sin un mecanismo para valorar estadísticamente la dimensión del problema, los enfermos se multiplican. Para muestra, el caso de Edgar Hernández Jaramillo, quien el 7 de enero de 2014 amaneció en un crítico estado de salud. Ingresó al Hospital General de Mexicali antes del mediodía; nueve horas después, su esposa fue notificada de su muerte. El mexicalense de 39 años, fue una de las 37 víctimas del virus en Baja California, reconocidas por la Secretaría de Salud. En realidad, una semana antes de morir, se le recetó Tamiflu -antiviral- en el Centro de Salud de la colonia Industrial, donde vivía. Pero este antibiótico había caducado desde 2013. Ahora su viuda espera los resultados de la autopsia. Abraham Vázquez Gastélum también falleció en el Hospital General de Mexicali, el 19 de enero. La causa de muerte, dijeron a los familiares, fue neumonía. De 60 años y con sobrepeso, en su certificado de defunción quedó registrado “choque séptico y neumonía adquirida en la comunidad”, pero aparece en la lista de fallecidos del Sector Salud por influenza AH1N1. La única recomendación médica dirigida a los familiares del fallecido, según su viuda, “nos dijeron que tomáramos vitamina C”. De acuerdo a datos oficiales del Sector Salud, en Baja California han fallecido 37 personas por influenza AH1N1. Es el estado con mayor número de defunciones a causa del virus. Las anomalías en la Secretaría de Salud han sido “cubiertas” por los propios funcionarios. Los primeros días de enero, en la fase de aparición de la enfermedad en la entidad, se entregaron medicamentos caducos. Al respecto, el subsecretario de Salud, Ismael Ávila, declaró: “Si se les entrega es porque está totalmente funcional y con estudios demostrados”. A nivel nacional, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri, ha insistido en que en los estados no deberían distribuir medicamentos caducos. Manipulación en cifras oficiales Especialistas médicos han recibido indicaciones de autoridades de Salud para maquillar las cifras de casos. En las gráficas del comportamiento del virus de la influenza AH1N1 durante los últimos cinco años, se utiliza un promedio de casos. La grafica central es conocida como “canal endémico”, lo que significa que si el número de casos es menor al promedio, la información es halagadora para el Sector Salud. Si está un poco arriba, se considera zona de peligro. Así, los médicos han recibido la indicación de que solo sean muestreados el 10 por ciento de los pacientes que se hospitalicen, si no son recibidos en el hospital, los números desaparecen. Además, las cifras recolectadas solo provienen de los centros de la Unidad de Salud Monitora de Influenza. De ahí que no todos los casos sean contabilizados y el canal endémico no sea representativo. Las deficiencias en material y equipo impidieron la adecuada toma de muestras para el análisis de los posibles enfermos, de entrada, porque no había reactivos en los hospitales públicos. Fue en la tercera semana de enero cuando llegaron los reactivos médicos conocidos como “medios de transporte para virus”. En el caso de los fallecidos, consideran que el número de muertos es evidentemente superior al de años anteriores, un claro rasgo de epidemia. “Esta epidemia se pudo haber prevenido, nadie tenía por qué haberse enfermado porque hay vacuna, pero el sector está pagando la cuota por haber mentido”, sostuvo un médico consultado por ZETA. Incluso las muertes por neumonía podrían estar relacionadas con el virus de la influenza. Sin concluir enero aún, se contabilizan 600 muertes por esta enfermedad respiratoria en la región, y de acuerdo con los doctores entrevistados, el virus propicia la aparición de neumonía por el debilitamiento del sistema inmunológico. Secretaría de Salud reconoce fallas El secretario de Salud en Baja California, Miguel Osuna Millán, reconoció que la mortandad por este virus, se debe a fallas en hospitales y centros de salud -públicos y privados- y en los procesos de atención a la gente por parte de los médicos. “No descartamos que haya habido desapegos a los protocolos”, declaró. En Tijuana se concentra el 40 por ciento de los fallecimientos por influenza AH1N1, Osuna reconoció: “Hay una presencia permanente de supervisión especialmente en Hospital General, pero en muchas ocasiones, no se cuenta con herramientas de mayor idoneidad”. De los pacientes hospitalizados por cuadros de agraviados de gripe, el 80 por ciento son positivos. “No están ocurriendo más casos que en 2009, pero si están apareciendo con mayor letalidad”, refirió el funcionario. Mientras la Secretaría de Salud del Estado espera recibir 10 mil vacunas más para aplicar gratuitamente a la población, hasta el jueves 30 de enero, la cifra de muertos llegó a 37.