Actualmente no hay espacio limpio en la palestra política de México, todos los partidos políticos y sus dirigentes han hecho del compromiso político, una empresa fuerte económicamente, capaz de legalizar mediante la participación directa de los funcionarios que cada partido político por haberlos postulado, se da el lujo de controlar como marionetas, y ellos aceptan como legal todo negocio prohibido, entre éstos, burdeles casi callejeros pero bien protegidos. Éstos han sido necesarios siempre, pero con estricta vigilancia del sector salud para evitar la contaminación de enfermedades venéreas –para no contagiar a las mujeres de sociedad ni a las amas de casa por culpa de sus maridos o por los hijos crecidos–. Las mujeres no sufren la exigencia natural de un desfogue hormonal como los hombres, porque según comentan los que saben, ellas cada mes tienen ese desecho natural. Ya se trató de politizar a la iglesia; después de las guerras y revoluciones de México, se le abrieron las puertas de la iglesia católica al socialismo, porque prometió llevar al pueblo al poder pero le mintieron como han hecho siempre, y la acusación de haber engañado al pueblo, la hizo el beato de feliz memoria, Juan Pablo II, en aparecida. Según parece no solo engañaron al pueblo creyente, también a los dirigentes de los seminarios, porque según un escritor de nombre o apellido Malachi, la izquierda logró penetrar al corazón de la iglesia para matarla de un infarto. Los seglares o laicos comprometidos sin el ministerio del sacerdocio, sí pueden y deben participar en la vida política del país, para tratar de rescatar los valores y la moral. En la actualidad se promueve en todo el país un tipo de vida desordenada, sin principios ni sentimientos, dando rienda suelta al comercio prohibido, porque genera grandes cantidades de dinero. Vicente Martínez Méndez Tijuana, B.C.