Santa Rosalía, Baja California Sur.- Cuando el 23 de enero de 2014 se capturó al jefe de plaza de narcomenudeo en Santa Rosalía, Óscar Anaya Gutiérrez “El Señor de los Cerros”, éste acababa de ser liberado por el Agente del Ministerio Público de la Federación de la Procuraduría General de la República (PGR). Apenas el 10 de diciembre de 2013, el jefe criminal fue detenido por agentes de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales (SIE) en posesión de marihuana y cocaína, cuando circulaba por la colonia El Rebaje en la comunidad de Mulegé Pueblo, y posteriormente consignado, bajo acusación de delitos contra la salud en la modalidad de venta, distribución y posesión de drogas. Anaya Gutiérrez obtuvo su libertad 72 horas después de haber sido detenido en aquella ocasión, en medio del más absoluto y sospechoso silencio, pese a traer consigo mil 580 dosis de droga. La liberación no hubiera sido posible “de no haber pagado 250 mil pesos al Agente del Ministerio Público de la Federación” -presumió el propio narcomenudista- cuando fue detenido por segunda ocasión, en menos de 44 días, solo que en esta vez cayó en manos de agentes del Grupo Especial de Operaciones de la Policía Estatal Preventiva (PEP). La noche de su última detención, “El Señor de los Cerros” -considerado en el último mapa delictivo elaborado por autoridades federales y militares como “jefe de plaza en Santa Rosalía”- fue aprehendido en compañía de cuatro integrantes de su organización delictiva: * Evelyn Carrasco Solís, esposa y lugarteniente del jefe criminal, originaria de Los Mochis, Sinaloa. * Jorge Luis Hernández Mendoza, escolta de “El Señor de los Cerros”, nacido en Culiacán, Sinaloa. * Víctor Hugo Hernández Moreno, encargado de operaciones en Mulegé Pueblo, oriundo de Acapulco, Guerrero. * Lucas Reyes Romero Osuna, distribuidor en Santa Rosalía y nativo de Mulegé. Durante el operativo, registrado aproximadamente a las 11:30 pm, los agentes del Grupo Especial de Operaciones de la PEP, observaron una camioneta color café con vidrios polarizados. Al percatarse del convoy de policías, el conductor del vehículo imprimió velocidad, y en su huida, se metió sobre una brecha de piedras y arena, por lo que la dificultad del camino permitió que rápidamente fuera alcanzado, luego que una de las unidades oficiales cerró el paso. El único tripulante bajó y fue identificado como Óscar Anaya Gutiérrez “El Señor de los Cerros”, quien traía consigo 100 “grapas” de la droga conocida como “cristal”, una báscula gramera, 50 cartuchos útiles calibre .223 y 22 de calibre 9 milímetros, además de mil 150 pesos en efectivo. Después de hacer la revisión a la unidad y ser esposado, repentinamente llegó una camioneta Ford F-150 color café, cuatro puertas, de la cual descendieron una mujer y tres hombres, quienes solicitaron hablar con el comandante del grupo. Según uno de los agentes de la PEP, la fémina ofreció inicialmente 50 mil pesos en efectivo y la camioneta de donde había bajado, a cambio de la liberación del “Señor de los Cerros”. La reacción de la autoridad fue detenerlos y consignarlos a todos por los delitos contra la salud, para ponerlos a disposición del Agente del Ministerio Público de la Federación en Santa Rosalía. Las delaciones Durante el trayecto del punto de detención hasta la Agencia del Ministerio Público de la Federación, “El Señor de los Cerros” volvió a insistir en que lo dejaran libre, que les daría el dinero y la camioneta último modelo, incluso subió la oferta: “Les doy 100 mil pesos y suéltenme. Nadie va a saber”. Cuando los agentes de la PEP preguntaron cómo había hecho para salir en libertad tan rápido, el jefe criminal expuso que pagó 250 mil pesos al Agente del Ministerio Público”, y amagó: “Estoy arreglado con él, de modo que si ustedes no me sueltan, él me va a soltar, y finalmente voy a salir libre”. “— ¿Cómo le hizo para soltarte, si la última vez caíste con más de mil dosis de droga?”, preguntó uno de los efectivos del Grupo Especial Operativo. “El Señor de los Cerros” respondió: “Fácil. El Agente del Ministerio Público cambió el peso bruto para minimizar la cantidad que traía aquella vez que me atoraron, y me consignó con algunos gramos solamente para que no fuera delito grave. Así, con la droga por la que me consignó, no cumplía con el peso requerido para poderlo decretar como delito grave, y de distribuidor, me convirtió en consumidor y salí rápido”. Los agentes lo cuestionaron por el resto de la droga, a lo que Anaya Gutiérrez contestó: “No, pues no sé, ése ya fue ‘pedo’ de él, yo le pagué, salí y ya no supe”. El criminal volvió a insistir que lo dejaran ir, de todos modos -advertía- “voy a salir”, y “en vez de pagarle al Ministerio Público, mejor ustedes se pueden ganar una feria, ahorita vamos a la casa y les entrego los papeles de la camioneta. Jalen conmigo”. El interrogatorio continuó: “— Primero dinos si otra gente jala contigo…”. La respuesta del “Señor de los Cerros” fue: “Claro que sí, tengo comprado a todo mundo. Policías municipales y ministeriales… a todos les doy su feria, porque este negocio alcanza para todos, tú sabes, ¿no? La mera neta por eso no me hacen nada, porque pagamos una cuota de protección”. “— ¿Y a quiénes les pagas?”. “Comandantes y policías de las dos corporaciones y al Ministerio Público, dos o tres mil pesos por semana”. “— Pero nombres… ¿quiénes son?”. “No, pues eso sí no te puedo decir, pero están metidos casi todos”. El narcomenudista insistió por enésima vez en su libración, y ante la negación de los agentes, se molestó y amenazó: “Agárrense, porque la neta están cavando su tumba, en cuanto salga voy a solicitar gente del cártel y los vamos a chingar’”. Sin necesidad de preguntar ni presionarlo, “El Señor de los Cerros” afirmó trabajar para el Cártel Arellano Félix, de quienes aseguró tener “todo el respaldo absoluto”. Al cierre de esta edición, no se había definido la situación jurídica del narcomenudista y su banda. Las quejas La detención de Óscar Anaya Gutiérrez “El Señor de los Cerros” se debe en parte a las constantes quejas de los habitantes de Santa Rosalía y de Mulegé Pueblo. Durante la última gira del gobernador Marcos Covarrubias Villaseñor, el 29 de octubre de 2013, la ciudadanía explotó por “el relajo que traía”, y advirtieron: “Constantemente levantaba gente, pasea en un convoy armado, vende droga descaradamente y hasta disparan sus armas”. Los pobladores -quienes omitieron su nombre por su propia seguridad- consideraron que no era posible que “todas las autoridades” estuvieran compradas por el narcomenudista, “desde Municipales hasta Estatales, y nadie hace nada”. El gobernador hizo el compromiso de mandar “hacer una limpia en la zona” y sacar de circulación “a toda esa gente que solo está causando desorden en la población”. Sin embargo, a decir de un integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública consultado por ZETA, “lo sucedido era un claro síntoma de que la delincuencia se había salido de control, porque estaba haciendo lo que quería, sin un evidente respeto o temor a la autoridad, derivado de la conexión de policías con grupos criminales y quienes se coludieron para delinquir en contra de la ciudadanía”. Cae otro en Los Cabos Mientras en El Vizcaíno y Santa Rosalía eran perseguidos los principales cabecillas del narcomenudeo, en Los Cabos, un narcomenudista fue capturado en posesión de seis kilos de marihuana. El criminal, de nombre José Alberto Mendivil Federico “El Fede”, fue detenido aproximadamente a las 4:30 pm del 23 jueves de enero por agentes de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales (SIE), mientras circulaba por las calles Barlovento y Tromba, Colonia Rosarito de San José del Cabo. La célula criminal de la banda de Javier López Rivera o Javier Acosta López “El Javier”, traía consigo seis bolsas de regular tamaño, con 480 dosis de cocaína y un ladrillo de marihuana envuelto en cinta canela de color café, lo cual arrojó un peso total de seis kilogramos. El narcomenudista y propietario del auto-lavado Octopus había intentado escapar después de notar la presencia de los agentes de la SIE, inclusive aceleró la marcha de su vehículo y quiso huir, pero de inmediato fue interceptado y no tuvo más remedio que descender de su automóvil. El criminal de 55 años de edad, traía consigo la bolsa de cocaína oculta entre sus ropas, y en el interior de su vehículo, un Jeep color rojo de dos puertas, ocultó el paquete de la hierba. Tanto el detenido como la droga fueron puestos a disposición del Agente del Ministerio Público de la Federación, del Centro de Operaciones Estratégicas (COE) de Cabo San Lucas.