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miércoles, octubre 2, 2024
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“El país de los hombres solos” (Segunda y última parte)

Desde 1988 el libro visualiza lo que hoy observamos en las grandes ciudades de Estados Unidos y Europa, un descenso en sus estándares de vida y la aparición de fenómenos sociales visto hasta hace poco solo en países subdesarrollados. Plantea que pronto veremos en ellos motines de las clases altas cuya prioridad será poner comida sobre la mesa en lugar de regalos. Se verá a esta clase exigir la retención de privilegios en actitud semejante a los burgueses de la Revolución Francesa, movidos únicamente por obtener beneficios para los de su clase sin importar los de las clases bajas. Xenofobia, racismo, hambre, drogadicción, marginación, despoblación, desechos tóxicos, pedofilia, terrorismo, crimen organizado son ya parte cotidiana de la vida en los estados occidentales, del mismo modo que excesos de todo tipo de una masa ávida de nuevas y exóticas sensaciones, el pan y el circo de nuestros días. Cada vez se percibe con más nitidez el odio que sube y el desprecio que baja, la naciente lucha entre bestias humanas. El hombre ya empieza a sumergirse en los niveles más primitivos de la humanidad, no obstante llevar una vida civilizadísima, todo ello, por encima del vocerío colgado de nóminas, becas y posiciones. El libro plantea que ninguna política, programa, organización, culto, cruzada o revolución logrará detener el cumplimiento del último ciclo de la civilización nacida el siglo X en el oeste europeo, el de la política privada y familiar de los caudillos: el mundo como botín de guerra. Sobrevivirá el más fuerte como lo ha dictado siempre la naturaleza. Será igual para hombres que para pueblos, como ha sido en ciclos correspondientes de otras culturas del pasado. Nuestro tiempo es nuestro destino. Y nuestro tiempo es imperial. Podremos cambiar de lugar pero no de tiempo. La persona que una vez leído haya comprendido que la finalidad del trabajo fue bosquejar una perspectiva del futuro, el escenario donde no seremos libres de conseguir esto o aquello sino de hacer lo necesario o no hacer nada, seguramente está decidida a forjar en lugar de frustrarse. A hacer en lugar de divagar. A ella dedico mi esfuerzo. Dureza, dureza romana es lo que se ha adueñado del mundo. No queda espacio para otra cosa. Arte, pero de cemento y acero. Poesía pero de hombres con nervios férreos y visión profunda. Política, pero de hombres de Estado y no de reformadores del mundo. Tecnología pero para mover y satisfacer masas. Todo lo demás no entra en consideración. No es un ensayo sobre lo que deseo sino sobre lo que visualizo.   Diego Moreno Correo: deliocarrasco@gmail.com   “El país de los hombres solos” puede solicitarlo gratuitamente a: deliocarrasco@gmail.com. Con gusto se lo envío.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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