La olla se desborda en el país. Siguen las acciones remediadoras en el estado de Michoacán, y como lo dijo el gobernador Fausto Vallejo queriendo quedar bien con la federación, “ya tenemos más de ocho años y medio solicitando el apoyo”, ya les llegó aunque ocho años después. Sin embargo, el estado sigue en incertidumbre, es como decir estate quieto mientras estamos aquí, la población sigue sufriendo los embates de la violencia. Les han hecho llegar remedios temporales para cubrir algunas heridas de ese cuerpo que es el pueblo michoacano, pero ese cuerpo sigue enfermo. Ojalá no sea temporal el remedio y las iniciativas para que la población de paz, trabajadora, valiente, que se construye un futuro vaya cambiando la situación por el bien de sus familias y de la sociedad. Sabemos que esta situación tiene ya muchos años, pero a nivel federal no se ha intervenido viéndolo como un problema de salud pública, además de problema de seguridad; nuestros estados como Guerrero, Morelos, Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Puebla, Jalisco, Guerrero, Chiapas, Veracruz y claro Baja California, etcétera. Estamos sufriendo violencia, las personas viven con temor, los empresarios con miedo a las extorsiones y levantones, hasta los niños en las escuelas están con miedo. El fondo del problema ya tiene bastantes años, y es que el problema del narcotráfico se ha dejado crecer y organizar, quizá por convenir a intereses particulares o de grupo, por lograr el poder económico, o como dice un refrán, “La ambición corrompe y el poder enloquece”, muchos ciudadanos de este bello país, se han corrompido y han enloquecido y se han integrado a estos grupos o a instituciones de gobierno corruptas, hemos llegado al extremo de que no respeta lo más sagrado que es la vida y lo mismo mueren asesinados adultos que niños; ejemplo, los dos sacerdotes de Veracruz que fueron asesinados, sacerdotes dedicados, que dedicaban su vida al servicio de la comunidad. No existe conciencia en las personas que hacen estas cosas, el clima que prevalece en nuestro país es contaminante de muerte, de injusticia, de desesperación. Es una olla que está por derramarse. Ojalá la federación además de Michoacán pusiera sus ojos en Baja California, no esperar que estemos peor, pues es un estado que incluso a nivel recaudatorio, envía grandes recursos al interior, es un estado importante que también necesita que la federación voltee a verlo, pero no para imponerle más cargas como lo hacen, sino para apoyarlo, promoverlo, incentivarlo, que su gente pueda volver a creer y tener confianza en las autoridades federales, sobre todo que no se tomen decisiones a distancia. Es necesario que el gobierno federal en verdad voltee hacia los estados y vaya directamente a hacerlos sentir que no están solos y emplear recursos económicos y estructurales para que los estados se puedan ir recuperando, porque hay que caminar hacia un país mejor, más justo, más equitativo, más seguro, más solidario con los que sufren, con los más necesitados, con los desamparados, construir un mejor futuro, todos los mexicanos somos los arquitectos de nuestro destino. Rita Cedeño Pérez Correo: ritacedeno2001@yahoo.com.mx
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