Armados con sus intereses, una semana y otra se dan golpes dispersos. Han hecho de la estructura del Gobierno del Estado su campo de batalla política. Aprovechan la nómina que el gobernador, Francisco Vega de Lamadrid, les confirió, para sacar provecho partidista y preparar el terreno para la batalla mayor, la electoral interna… ¡en 2015! En efecto, Ricardo Magaña, el secretario de Desarrollo Económico, trae pleito cantado y es correspondido por Antonio Valladolid, el secretario de Finanzas. El primero, conocido por poco o nada haber hecho en los primeros meses de gobierno kikista, y el segundo, por encontrar la única solución viable para él en el Estado: endeudar a Baja California por más de 2 mil 800 millones de pesos no para obra, sino para “sanear” la administración de la que, vaya, los dos viven literal y políticamente. En Desarrollo Social, se despiden más empleados que los que se contratan, con la tónica de “sacar a todo aquel que no apoyó a Kiko en la interna, y meter a quien nos dará votos”; mientras en Finanzas sucede lo mismo pero distinto, se arma un equipo de técnicos que laboren por el secretario que no tiene experiencia en las Finanzas estatales, para convencer a los panistas de hacer “buen gobierno”. Los dos kikistas, Magaña y Valladolid, quieren ser candidato a alcalde de Tijuana en la elección que aún se ve lejana… a costa de la nómina y del erario, por supuesto.