Aunque llama la atención por su formación, no deja de ser una gran noticia para el deporte en México. Regularmente, sin mucho respaldo para los deportistas profesionales, que lejos de estar protegidos en asociaciones o sindicatos, son manejados al antojo del dueño y/o los promotores, un grupo de peloteros, con experiencia en Beisbol de Grandes Ligas, se han organizado en lo que llaman Big Leaguers, A.C. Solo para darse una idea, la asociación civil es encabezada por Luis Ignacio Ayala, y junto a él, Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera, Esteban Loaiza, Isidro Monge, Antonio Osuna, José Peña, Alfonso Jiménez, Luis Alonso Mendoza, Armando Reynoso, Ángel Moreno; Vicente Romo, Luis Carlos Rivera, Ismael Valdez, José Tolentino, Héctor Fajardo, Salomé Barojas, Narciso Elvira, Ricardo Rincón, Roberto Ramírez y Víctor Álvarez. Big Leaguers, A.C. nace como una asociación internacional, cuyo objetivo es aportar conocimientos del Beisbol a la niñez y a la juventud sin fines de lucro, mediante actividades sociales como impartición de clínicas, firmas de autógrafos, entre otros. Su misión es detectar talentos mexicanos y llevarlos por el camino correcto en la carrera de la pelota, además de apoyarlos y dotarles de un lugar en la Gran Carpa. La presentación del organismo fue durante el evento Big Leaguers Charity, celebrado hace unas semanas en Culiacán, Sinaloa, con la presencia de 60 ligamayoristas. Con un gran éxito y avizorando un gran futuro, se llevó a cabo una subasta de artículos históricos, una clínica a 400 niños, un entretenido Derby de Jonrones y un juego amistoso de Softbol. La iniciativa de Luis Ignacio Ayala, lanzador de los Bravos de Atlanta, ya dio sus primeros frutos, y por lo pronto, dos plazas de Liga Mexicana de Beisbol, Oaxaca y Monterrey, se apuntaron para ser sede en 2014 y 2015, y Tijuana, por medio de la familia Uribe, lo organizará en 2016. Antes, el grupo de “Big Leaguers” estuvo en Veracruz para impartir clínicas, y fueron recibidos por las autoridades de la Liga estatal. “El Chicote” Ayala explicó que esta asociación trabajará con causas ligadas al Beisbol en México, a la espera de que diferentes estados se sumen en apoyo a los niños, y guiarlos a través del deporte para alejarse de malos hábitos. “Trabajaremos todos los compañeros por la lucha social, nosotros como ex Grandes Ligas estaremos cercanos a la gente para que este movimiento tome fuerza”, estimó el lanzador. En tanto, “El Toro” Valenzuela se refirió a los objetivos de la agrupación: “Estamos todos unidos, estamos aquí para aportar algo, para ayudar a la juventud que se ha dejado a un lado, inculcarles el deporte, no solamente el Beisbol; y en la medida en que nosotros podamos ayudar, lo vamos a hacer. Aquí a ningún pelotero se le obliga a estar, estamos para compartir nuestra experiencia a través de estas clínicas”. No es sindicato, ni lo será Obviamente, en cuanto surgió esta organización de peloteros comenzaron las especulaciones sobre la intención. Rápidamente, hubo quienes recordaron el movimiento de peloteros mexicanos que estalló en 1980. En aquel entonces, un grupo de jugadores asesorados por la Confederación de Peloteros Profesionales del Caribe (CONPEPROCA) provocó un movimiento huelguístico que puso en serios aprietos a los directivos de aquel entonces. Los separatistas, asesorados por Dionisio Acosta, líder de la CONPEPROCA, se integraron en un sindicato apoyado por el Congreso del Trabajo, de nombre Asociación Nacional de Beisbolistas (ANABE), cuyas demandas más importantes eran: nuevos contratos apegados estrictamente a la Ley Federal del Trabajo vigente, ser considerados como trabajadores dependientes de un patrón y no como profesionales del deporte, inscripción individualizada al IMSS; integración de un fondo de retiro con aportaciones de los propietarios de los equipos, el derecho a no ser cambiados a otros clubes sin su consentimiento, aumento sustancial de viáticos, mejoría en el hospedaje, participación de los derechos de radio y televisión; y todo tipo de concesiones de comercialización, participación en las ventas de jugadores y estímulos económicos de acuerdo a su rendimiento en cada temporada. El movimiento fue encabezado por Ramón “Abulón” Hernández, extraordinario jugador mexicano que estaba convencido de que presionando fuertemente, lograría la fortaleza para incorporarse a la CONPEPROCA. Fue considerado un incitador, y posteriormente, expulsado de por vida del Beisbol mexicano. “No va por ahí”, recalcaría Ayala sobre Big Leaguers, A.C. “Nosotros ya estamos en una agrupación en el Sindicato de Grandes Ligas, nuestra intención es apoyar las causas sociales, trabajar con los futuros deportistas, y claro, promover esto que nos apasiona”.