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martes, octubre 1, 2024
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Las hipótesis

Pasional criminal, es la línea de investigación más fortalecida en la primera parte de la indagatoria del homicidio del encargado de despacho del IMDET, Arturo Hachadur Kaloyán. Policías ministeriales investigan también incendios, homicidios y atentados criminales ocurridos en torno al funcionario El asesinato de Arturo Hachadur Kaloyán Aguirre, encargado de despacho del Instituto Municipal del Deporte de Tijuana (IMDET), es un reto de los delincuentes al XXI Ayuntamiento de Tijuana y al doctor Jorge Astiazarán como cabeza municipal, un desafío a la Procuraduría de Justicia del Estado de Perla Ibarra, y una provocación al gobierno de Francisco Vega de Lamadrid. En actitud retadora, los autores intelectuales y materiales no tuvieron problema en planear y ejecutar el homicidio de un funcionario, y con ello, poner a prueba a la recién estrenada autoridad municipal (16 días) y al  gobierno estatal (47 días). Entre los criminales, las muertes también son mensajes. “Hacho” fue asesinado a las siete de la tarde del lunes 16 de diciembre de 2013,  convirtiéndose en el muerto número 62 en el gobierno de Kiko Vega, y  el primer funcionario público ejecutado en la presente administración. Contrario a otras regiones del país, este  tipo de lances delictivos no son comunes en Baja California. Desafortunadamente es frecuente que los traficantes ataquen o asesinen policías o directivos de las corporaciones de Seguridad Pública, pero es inusual que ataquen a funcionarios de otras áreas. Los antecedentes más recientes fueron el sub-recaudador de Rentas de Tijuana, Rogelio Sánchez Jiménez (octubre 2009), secuestrado, torturado, asesinado, mutilado y guindado de un puente, ya que un funcionario menor -involucrado en la entrega de licencias a criminales con nombres falsos- le confesó a unos delincuentes que él había entregado su foto de licencia a las fuerzas de seguridad y éstos a la prensa; y Arturo Castellanos Ruiz, regidor de Ensenada (febrero de 2011), acribillado en las afueras de un bar. Del primero no hubo investigación ni detenidos, del segundo, se apresó a los autores materiales. Los intelectuales siguen libres. En el caso de Kaloyán, aunque los funcionarios municipales han declarado que no existe temor y no habrá modificación en los protocolos de seguridad, la realidad es que los policías que aún fungen como escoltas de empleados del ayuntamiento, recibieron órdenes precisas: “No sabemos si fue con él, o es un mensaje o de qué se trate, por lo pronto, ustedes con la guardia arriba, aunque sus principales se molesten o quieran otra cosa”. Líneas de investigación Aunque las indagatorias apenas inician y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) investiga todas las líneas posibles en el asesinato de Arturo Kaloyán – personal, laboral y familiar-, son dos  las que se han fortalecido: 1. La primera tiene una implicación pasional. Incluye la existencia de un hombre celoso que ya había amenazado a “Hacho”; acusaba al deportista -refieren los investigadores- de haberse involucrado de manera encubierta con su pareja sentimental. Esta versión fue proporcionada a los investigadores por personas cercanas a Kaloyán, la PGJE cuenta ya con el nombre del sospechoso, y realiza investigaciones al respecto. 2. Criminales organizados. En ésta se abren dos vertientes: a) La primera, aún no oficial, implica que la mujer mencionada en el móvil pasional, es presumiblemente menor de edad y pareja sentimental de un hombre que encabeza uno de los grupos delictivos que aún quedan del Cártel Arellano Félix (CAF). b) Se sospecha, está relacionado con los 30 o 35 taxis libres que el funcionario poseía -algunos clonados-  y rentaba a razón de 350 pesos diarios. Investigan el perfil de los renteros de “Hacho”, considerando que no ha sido poco común que estos autos sean usados para cometer delitos, incluido el narcomenudeo. En relación a la misma hipótesis laboral, los ministeriales  indagan la invasión que desconocidos hicieron de la oficina que el funcionario tenía en la esquina de Nicolás Bravo y Alicia María, Fraccionamiento Sandoval y/o Ángeles, para controlar la renta de los taxis, la misma que Kaloyán visitó minutos antes de ser acribillado. El cuartito que luce desaseado y no cuenta más que una mesa y tres sillas parchadas como mobiliario. Fue invadido el mismo lunes 16 de diciembre, horas después del homicidio, pero el empleado de “Hacho” que cuidaba el inmueble y los policías, se dieron cuenta hasta el día siguiente. Lo único que pudieron encontrar fueron huellas de los zapatos de las personas que usaron las sillas para mover los falsos plafones del techo, en busca de algo que las autoridades desconocen. Los investigadores aún no determinan si la irrupción y búsqueda en la oficina está vinculada con la ejecución, pero no lo descartan. También, realizaron las primeras indagatorias en los temas de dos viejas adicciones, apuestas y estupefacientes. Según las primeras declaraciones de personas cercanas, ambas superadas exitosamente. La droga la había dejado hace tiempo, según personas cercanas a la víctima que han sido interrogadas. “Y en caso de consumir y deber, le cobraban con taxis y deuda saldada, es difícilmente una razón para quitarle la vida”, refirió un investigador. En cuanto a su vieja pertenencia a una especie de mafia creada por hombres adinerados de Tijuana que organizan apuestas clandestinas en temas deportivos, donde les abren a apostadores líneas de crédito de 10 mil hasta 50 mil dólares, no pagar puede costar la vida, aseguraron. “Ya no jugaba… por lo menos ya no jugaba a ese nivel, ni con ese grupo”. Coincidencias sospechosas que se revisan Otro hecho que aún no se incorpora oficialmente al expediente, es que la madrugada del miércoles 18 de diciembre de 2013, poco más de 30 horas después que “Hacho” Kaloyán había sido victimado, el tradicional restaurante La Leña fue consumido por un incendio. Sin reporte final de Bomberos, se desconoce si el siniestro fue accidental o intencionado. Lo que sí han determinado los investigadores, es que uno de los copropietarios de La Leña, es consuegro de “Hacho” Kaloyán; la hija de éste último está casada con el hijo del restaurantero. La PGJE aún no unifica los expedientes, porque en primera instancia, conforme a las declaraciones del velador, el hombre no vio a nadie entrar y sí atestiguó cómo se iniciaba una fumarola en la cocina, sin aparente intervención externa. Entrevistados de inicio, los propietarios tampoco manifestaron sospechas de que el siniestro hubiera sido provocado. Ante los dichos del vigilante y los dueños, los investigadores asumen que no fue una quema provocada desde afuera, “no existen indicios de ello”, sin embargo, existe la posibilidad de que el incendio haya sido provocado desde dentro. Las autoridades están recopilando videos para continuar la indagatoria, una vez que la Dirección de Bomberos emita su dictamen técnico. Otra hecho violento que no se ha acumulado al expediente de la víctima,  pero tampoco se ha descartado, incluye una indagatoria por homicidio iniciada el 15 de julio de 2011, fecha en que Jesús Hernández Díaz “El Kikín”, fue asesinado en la habitación 131 de Hotel Corona Plaza, en el Bulevar Agua Caliente, Colonia Gabilondo, alrededor de las siete de la mañana. Dos hombres entraron al hotel, derribaron la puerta del cuarto y le dispararon. Fue impactado por ocho balas de AK-47 y dos calibre .40; en la escena los peritos encontraron al hombre desnudo, acribillado y dos armas, una pistola 9 milímetros y un rifle R-15 que el hombre no alcanzó a usar En aquella investigación, los ministeriales identificaron que Arturo Kaloyán tenía contacto con el hombre asesinado, el último había sido dos meses antes del homicidio, pero no hubo mayores interrogatorios al respecto. Sin detenidos Trabajando en operativos conjuntos  desde el 7 de diciembre de 2013 -en ocasiones incluyen a la Policía Federal-, el lunes 16 de diciembre, alrededor de las siete de la tarde, las policías Estatal y Municipal de Tijuana se coordinaban para la captura y consignación de unos secuestradores que cuatro horas antes habían privado de la libertad a un hombre en la unidad habitacional Infonavit Ejército Trigarante, en la delegación Sánchez Taboada. Ambas corporaciones ocupaban sus grupos especiales de policías en la liberación de la víctima -que a la postre resultó ser también un delincuente-, y el  rastreo de los seis plagiarios que finalmente fueron detenidos y presentados ante las autoridades, por eso no pusieron mucha atención cuando escucharon por radio el reporte de un hombre baleado en la zona de la Ermita. A esas horas y con los esfuerzos extraordinarios concentrados en la privación de la libertad, la alerta telefónica levantada por testigos del ataque a “Hacho” Kaloyán, no sirvieron para que las fuerzas del orden hicieran un cerco y detuvieran a los presuntos responsables como en otras ocasiones. Los reportes al Centro de Mando iniciaron a las 19:01:31 horas. Primero informaron de disparos con arma de fuego, segundos después, las llamadas denunciaron un “vehículo con impactos de bala”,  y posteriormente, los telefonemas lo mencionaron como un automóvil sedán con las luces prendidas. A las 19:02:10 horas, policías municipales se reportaron al Centro de Control, Comando Comunicación y Cómputo, y reclasificaron el reporte a lesionado con arma de fuego. “Hay una persona a bordo del carro”, informaron. Los uniformados ya habían hablado con algunos testigos, y todos habían comentado que no vieron a quienes dispararon. A las siete de la tarde con 14 minutos, el supervisor policiaco que llegó a la escena informó que la persona falleció en el lugar, donde los uniformados tomaron descripción de los autos de los agresores que los testigos vieron  huir. Dos rumbo a la calle Ermita, una Explorer y un carro compacto blanco, y otros dos compactos por la calle Melchor Ocampo, en sentido opuesto a la Ermita. En los siguientes minutos, policías vieron detuvieron varios autos que coincidían con las descripciones, pero ninguno resultó con implicaciones. Extraoficialmente, desde la primera hora se dieron cuenta que la víctima era el encargado de despacho del IMDET, pero durante los primeros 90 minutos, no hubo mención oficial a través de los radios. Fue hasta las 22:47:48 horas, tres horas y media después del homicidio, que la persona fallecida por arma  de fuego fue identificada oficialmente como Arturo Hachadur Kaloyán Aguirre, de 55 años de edad, y se reportó que en la escena del crimen se encontraron siete cartuchos. La identificación se dio cuando los jefes policiacos corrieron los datos  del auto Volkswagen Bora 2006, placas nacionales AKT1448, donde fue ultimada la víctima. Estaba a nombre de una mujer,  y en la base de datos aparecía como su esposo, Arturo Hachadur Kaloyán Aguirre. Los hechos En el lugar, algunos testigos dijeron que de lejos, escucharon huir con arrancón a  por lo menos a dos autos. Hablaron de una Explorer y de un compacto que podría ser un Jetta o un Focus blanco. Sin embargo, en las imágenes obtenidas por la PGJE -en la que no se ven ni caras ni placas-, se aprecia la participación de criminales en por lo menos tres vehículos, y la presunta colaboración de personas en un cuarto carro. Los tiempos indican que Kaloyán no estuvo más de 30 minutos en la oficina donde arrendaba y daba mantenimiento a sus más de treinta taxis. Antes de las seis de la tarde del 16 de diciembre, había recibido la llamada de su empleado, indicándole que tenía 5 mil pesos de las rentas para que fuera a recogerlos y así lo acordaron. Llegó aproximadamente a las 6:40 pm, recibió el dinero y verificó qué arreglos necesitaban las unidades. Poco después de las siete de la noche, salió en reversa de la oficina y tomó la calle Alicia María rumbo al sur, hacia el Bulevar Agua Caliente. Sus atacantes habían llegado a la zona con varios minutos de antelación, uno, la Explorer, con los homicidas materiales, se puso a circular en la zona, mayormente daba vueltas por la calle Melchor Ocampo. Los otros  tres autos se estacionaron en la calle Alicia María, dos rumbo al norte, viendo hacia la oficina de “Hacho”, en la cuadra que va de la calle Guillermo Prieto y Melchor Ocampo, uno en cada esquina. Los separaba entre manzana y manzana y media del negocio del finado funcionario. El cuarto auto se estacionó en la esquina de Guillermo Prieto y Alicia María, pero rumbo al sur, la oficina de la víctima quedaba a poco más de una cuadra a sus espaldas. Kaloyán salió, estaba a media cuadra, en la manzana entre Nicolás Bravo y Guillermo Prieto, cuando el tripulante del primer carro que lo vio de frente, hizo cambio de luces y, conforme a las autoridades, esa fue la señal para que el auto estacionado en el mismo sentido que transitaba la víctima, encendiera y se pusiera al frente para obstruirle el paso. Fue bajando la velocidad hasta que prácticamente provocó choque, para entonces ya estaban cerca de la calle Melchor Ocampo, y la Explorer donde iban los homicidas, ya había pasado  por un lado de “Hacho” y habían dado la vuelta. Como los cómplices hicieron alto total, Kaloyán metió reversa, abriendo un espacio entre ambas unidades,  para entonces ya tenía a la Explorer detrás, el conductor del auto con el homicida maniobró y repentinamente quedó en el espacio hecho entre el auto que bloqueó y el de “Hacho”. En ese momento se escucharon siete disparos, que significa que descargaron completa el arma calibre  45 que usaron para matarlo. Todos huyeron en rumbos diferentes, pero el auto compacto que lo bloqueó, recogió a un hombre al doblar la esquina de Melchor Ocampo. El arma Los primeros indicios periciales indicaron que el arma había sido utilizada en un asalto a la tienda Ley de Otay el 19 de febrero de 2009,  hecho en el que tres empleados resultaron heridos, pero no con arma de fuego. En aquel evento los delincuentes dispararon al aire y golpearon a las víctimas. De las siete armas percutidas en la escena, solo cuatro dieron en el carro, y dos penetraron el cuerpo de Kaloyán. La ausencia de precisión indica a los investigadores que los perpetradores estaban en movimiento mientras disparaban, y pueden no ser profesionales. En cuanto a las cuatro balas que hicieron impacto en el auto, la trayectoria fue “… de izquierda a derecha, con desviación descendente y de adelante hacia atrás, desde el punto del tirador hasta el punto del impacto…”, según los peritos de la Procuraduría. Una bala dejó un rozón externo en la puerta izquierda trasera; de los tres que entraron al auto, uno ingresó sin hacer daño a la víctima e impactó en el respaldo del copiloto. Salió por la puerta, del lado derecho. En cuanto a los tiros que le quitaron la vida a “Hacho”, el Servicio Médico Forense determinó la siguiente trayectoria: “De atrás hacia adelante, de izquierda a derecha, y de abajo hacia arriba”. Uno pasó rozando su brazo derecho, penetró por la axila y se incrustó en un músculo cerca del cuello; el segundo entró por un costado, cerca de la cadera, y el proyectil fue localizado en su brazo derecho, perforándole los pulmones. Arturo Kaloyán murió porque una de las balas provocó que el corazón no pudiera  bombear sangre a los órganos, y éstos dejaron de funcionar. Otros expedientes Consultados los antecedentes judiciales de Kaloyán Aguirre, en los registros de incidentes se pudo encontrar que en 2007 apareció como indiciado en una averiguación previa, acusado de abuso de autoridad y delitos en materia electoral.  Adicionalmente, como ofendido forma parte de una averiguación iniciada en 2012 por homicidio en grado de tentativa,  robo con violencia, robo de vehículo y lesiones calificadas. Como presuntos agresores aparecen Pedro Rosales Martínez y Pablo Macalier  Gómez. Entre 2009 y 2013, “Hacho” aparece como ofendido en siete expedientes por robos con violencia y robo de vehículo, y como indiciado en otros expedientes relacionados con daños en propiedad ajena y manejar en estado de ebriedad. Ante los representantes de los medios de comunicación,  José María González Martínez, subprocurador contra la Delincuencia Organizada, así como la procuradora Perla Ibarra, informaron que todas las líneas de investigación continúan abiertas y están trabajando de manera coordinada con la Policía Municipal -para encontrar más imágenes de los criminales en otras cámaras de la ciudad-  y con agencias de Estados Unidos -para clarificar videos-, con la finalidad de identificar a los asesinos y sus cómplices. Conforme a los  reportes de la Municipal, hasta el jueves 19 de diciembre de 2013, los criminales involucrados en el asesinato de “Hacho” Kaloyán no habían abandonado los autos, en tanto los oficiales continuaban la búsqueda. La última vuelta En un evento ideado por corredores amigos de Kaloyán, las cenizas de “Hacho” dieron dos vueltas por la pista atlética de la Unidad Deportiva CREA, a bordo de una carroza fúnebre. Familiares, allegados, funcionarios municipales, incluido el primer edil, lo acompañaron en un trote simulado por los 400 metros de tartán. El vehículo dio una segunda vuelta sin acompañantes, el grupo de aproximadamente 200 personas lo recibió en la meta con aplausos. Para finalizar, el contingente salió de la pista rumbo a la nueva Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, frente a Palacio Municipal, para la misa final. (ZETA/Carlos Aguirre Barajas)  

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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