Años atrás era fácil identificarlo mientras cruzaba, de madrugada y a pie, el Puente Independencia en la Zona Río. De cabellera larga y barbado, el joven iba rumbo al hotel Pueblo Amigo, propiedad de su padre, Jorge Hank Rhon. La facha y los escoltas lo hacían aún más notorio. Se decía que le gustaba esto de la cultura, que el arte le llegaba, que le llamaba la música, sobre todo el reggae, y tal vez le inspiraba la poesía, lo cual en obra no se sustenta. Después, al revolucionario de penthouse, que lleva por nombre César Hank Inzunza, se le vio en el mitin de Andrés Manuel López Obrador, a principios de mayo de 2012, y su mera presencia captó la atención de fotógrafos y reporteros, por aquello de las inclinaciones de izquierda a quien tanto se sirve con la derecha. Y este año, de vez en cuando a César, hijo del ex convicto Hank Rhon, se le vio junto a Francisco Vega de Lamadrid, el hoy gobernador y entonces candidato panista, el mismo blanquiazul evidentemente muy comprometido con el priismo de la peor calaña, que acaba de nombrar a este hombre de largas barbas al frente del Instituto de Cultura de Baja California en Tijuana. Manuel Bejarano Giacomán, como titular del ICBC, trató de justificar un nombramiento injustificable diciendo una y otra vez que la decisión no obedecía a compromisos políticos, sino a un proyecto presentado meses atrás por Hank Inzunza. ZETA solicitó dicho proyecto, además del currículum vitae correspondiente. Al cierre de edición, el gobierno de Kiko Vega no proporcionó el proyecto, aunque sí elaboró una hoja de vida en donde se dice que el nuevo titular del ICBC-Tijuana es “dueño, booker y productor del Foro y Restaurante Vegetariano Yam”, en Chiapas; director general del Circo Yamero, director de Eventos Especiales Caliente y Estadio Caliente; creador y dueño de la marca de ropa Xolo Gear Inc, además de destacar actividades en su mayoría supuestamente realizadas en estados como Quintana Roo, Puebla y, por supuesto, en Santiago Tianguistenco, terruño de su abuelo Carlos Hank González. Proyecto que, en caso de existir, no puede fundamentarse en la experiencia dentro del ámbito cultural, puesto que se trata de una persona sin trayectoria probada como creador, y mucho menos como promotor o difusor de las artes y la intelectualidad. A diferencia de su antecesor, Jesús Flores Campbell -hoy por fortuna director del Instituto Municipal de Arte y Cultura, después de una larga carrera que comienza desde la coordinación del Teatro del CECUT-, Hank Inzunza es más conocido por su vagancia en algunos antros “underground” y por su consanguineidad enraizada en Edomex. En alguna ocasión el ahora funcionario cultural llegó a decir que “piensa distinto”, aunque se ve igual que la línea de la cual desciende y con la cual Vega de Lamadrid está en deuda. A partir de este momento falta por ver lo que sucederá con el ICBC-Tijuana, que irónicamente se define como “una institución que cuenta con el recurso humano, profesional y altamente capacitado que a través del diálogo y consenso incluyente, comparte la responsabilidad de generar las condiciones necesarias para el fortalecimiento de la cultura, de la preservación de los bienes y valores en que se expresa, y de los servicios que promueven el disfrute de todo bajacaliforniano como elemento sustancial del desarrollo social”.
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