Desde “La Invención de la Soledad” hasta “Sunset Park”, Paul Auster ha demostrado por qué es uno de los mejores escritores del momento. Este nativo de Nueva Jersey, ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006, ahora ha incluido en el catálogo de Anagrama el “Informe del Interior”, título en el que vuelve a su tema recurrente, que es su propia existencia, y lo vincula a procesos íntimos de su escritura. De nuevo, como en el caso de “La Invención de la Soledad”, tenemos un trabajo donde el autor se explora y el resultado lo comparte a través de textos autobiográficos como este ensayo que complementa como anillo al dedo su reciente volumen, “Diario de Invierno”. Mientras que en “Diario de Invierno” Auster se concentró en la relación entre el arte y la vejez, ahora vuelve la mirada hacia la infancia y la adolescencia, donde brota por vez primera la personalidad del escritor. El trabajo narrativo consta de cuatro partes, en la primera el creador reconstruye la niñez hasta los 12 años de edad, marcada por sus caricaturas favoritas y el encuentro con la literatura a través de obras de Edgar Allan Poe, y de las aventuras de Sherlock Holmes. La Guerra Fría, el beisbol, el ser judío, el descubrimiento de “El Doctor Zhivago” y un primer amor, forman parte de esta etapa que da pie a una segunda parte donde se refiere al cine para luego adentrarse a los recuerdos de la primera juventud, cuando conoció a Lydia Davis, quien habría de convertirse en su primera novia y esposa. Por último, Auster comparte con sus lectores cómo es que se comprometió con la creación literaria desde tiempos universitarios que comenzaron en Nueva York y continuaron en París, para al final hacer un collage de imágenes y anécdotas que exponen a la memoria como el protagonista de esta historia. Porque como el autor bien anota: “… Pese a la evidencia exterior, sigues siendo quien eras, aunque ya no seas la misma persona”. Y esa persona que es el escritor, es lo que se exhibe a lo largo de otro fascinante libro de Paul Auster.
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