Un señor va a la juguetería con su hijo, el niño ve un molino de juguete y dice: “Papá, molino…”. El papá mira el precio, y como lo ve muy caro, le dice que no, que mejor mire otro juguete. Al rato dice el niño otra vez: “Papá, molino…”. El papá le dice que no, que está muy caro. Al rato, otra vez el niño: “Papá, molino…”. Y así ocurre varias veces, cuando finalmente, el pequeño grita: “Papá, ¡moliné!”. Autor: Psicólogo infantil.