Prácticamente ya está aquí la Navidad, y aunque vemos filas y filas de autos hacia la frontera con los Estados Unidos, y aquí los centros comerciales también están recibiendo lo suyo, en nuestra ciudad hay miles de familias que no tendrán con qué comprar un obsequio esta Navidad, pero quizá sean los más afortunados, porque podrán enfocarse al verdadero sentido de la Navidad: el nacimiento del Salvador del mundo, el Rey de reyes y Señor de señores, aunque el mundo se empeñe en ignorarlo, sacarlo de sus vidas, desconocerlo, no obedecerlo y seguir caminando hacia su propia destrucción. Los seres humanos proyectamos lo que se encuentra en nuestro interior, nadie da lo que no tiene, si hay caos, odio, envidia, ambición, eso es lo que dejamos salir y por lo que podemos apreciar estamos viviendo al menos en nuestro País, una descomposición del tejido social, ni qué decir del político, en lo económico estamos en un marasmo de sofistas, pero lo que hace mucho daño y nos resquebraja es la desintegración de la familia, porque es el seno primario en donde el ser humano recibe amor, cariño, en donde se forma en sus valores, su educación, su futuro y a lo que se aprecia esta generación no tiene idea de ello, vive en un mundo que atiende a los sentidos, lo sensible, la imagen, no lo razonado, no lo inteligente, no el ejercicio de la voluntad porque eso cuesta esfuerzo. La Navidad es Dios que se humaniza, que toma una condición como la de nosotros, para comprender nuestras debilidades, para rescatarnos de una manera integral, Él siendo quien es vivió en una familia, para dar ejemplo, porque la vida de Jesucristo es una enseñanza desde su nacimiento hasta su muerte, nace desposeído y es sepultado en una tumba prestada, no posee nada, sin embargo lo tiene todo, le cantan los ángeles y los reyes le adoran. Entonces los pobres, los desposeídos, los migrantes, los abandonados, los ancianos, los enfermos, los presos, los niños maltratados, los que perdieron la esperanza y todo hombre de buena voluntad, puede en esta Navidad darle el verdadero sentido, vivirla, abrir la puerta de su vida y dejar que ese pequeño niño habite en su corazón y con toda seguridad su mundo cambiará. Feliz Navidad. Rita Cedeño Pérez Correo: ritacedeno2001@yahoo.com.mx